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Johnny Depp dice que no extraña Piratas del Caribe porque Jack Sparrow siempre está con él

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Aunque últimamente el nombre de Johnny Depp es relacionado directamente con su escandaloso divorcio y las innumerables demandas que enfrenta de manera constante con Amber Heard por supuesta violencia doméstica, el actor ha tratado de mantenerse activo en el mundo del cine, a pesar de haber perdido su lugar en las grandes franquicias.

Ahora que el también musico se encuentra promocionando su más reciente película ha reflexionado al respecto.

Minamata – 35% es una cinta dirigida por Andrew Levitas, protagonizada y producida por Depp; la cinta fue presentada por el actor y el director la tarde de ayer en Barcelona durante el BCN Film Fest. En el evento tuvo la oportunidad de reencontrarse con sus fans y además de hacer la presentación de la cinta, hizo algunas reflexiones sobre su carrera. Con tal de seguir activo y continuar haciendo lo que ama, Johnny ha optado por las producciones independientes.

En Minamata, Johnny interpreta a un fotógrafo de guerra llamado W. Eugene Smith, que viaja a Japón para documentar el caso de envenenamiento por mercurio a causa de vertidos en una comunidad pesquera. Pero ¿será que el actor extrañe las grandes franquicias y sus extravagantes personajes? Durante una entrevista con El País habló al respecto, y aseguró que en realidad no extraña el mundo creado en Piratas del Caribe: La Maldición del Perla Negra – 79%.

Según sus palabras, el peculiar capitán Jack Sparrow siempre se encuentra cerca de él, y no lo dice de manera metafórica, pues en realidad carga con el vestuario del personaje a donde quiera que vaya para poder usarlo cada vez que lo necesite. El intérprete sabe que su pirata es el más popular de todos, y aunque ya no forme parte de la franquicia que protagonizó durante cinco películas, los fans siempre lo van a recordar.

«No, no lo extraño, porque lo tengo todos los días, siempre lo llevo conmigo, viajo con el Capitán Jack en mi maleta. Pertenezco a Jack Sparrow y él me es fiel».

Desde hace años han circulado imágenes de Jack Sparrow dándole la sorpresa a sus fans, desde sus inesperadas apariciones en los parques temáticos, hasta sus constantes visitas a los hospitales. De acuerdo a las declaraciones de Depp, el hecho de tener siempre cerca el traje le da la oportunidad de alegrar a las personas que lo necesitan e incluso a él mismo. El primer encuentro entre el actor y el pirata fue en 2003, y la última vez que se le vio en el personaje en la pantalla fue con Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar – 30% en 2017.

Disney ya se encuentra desarrollando la sexta entrega de la saga, sin embargo, Johnny Depp ya no forma parte de ella. Como era de esperarse, los fanáticos tanto del actor como de esta serie de películas han respondido al despido de Johnny, asegurando que no tiene sentido seguir con una franquicia sin su protagonista que, para muchos, resultó ser lo único rescatable tras el fracaso de la quinta entrega.

Esto ha generado algunas peticiones en Change.org en donde se le exige a Disney que recontrate a Johnny Depp para que siga interpretando a Jack Sparrow. Aunque parece muy difícil que el poderoso estudio ceda a dichas exigencias, hasta el momento han logrado reunir más de 580,000 firmas que cada día siguen aumentando.

Agencias

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SocialMediaCUU explica porqué las redes sociales son trascendentales en las elecciones

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Los datos que proporciona el INE respecto de la lista nominal, es decir, la lista de personas que ya tienen credencial para votar, muestra un porcentaje muy amplio de gente joven que votará por primera vez. Entre sus principales características está el hecho de que utilizan principalmente medios digitales para informarse y, por su número, representan un valioso mercado para todos los partidos políticos.


 

En la lista nominal se cuentan poco más de 98 millones de personas, al corte de febrero de 2024. Así, en el país existen poco más de 15 millones de personas inscritas entre los 18 y 24 años; es decir, primovotantes, lo que representa el 15% del total.

Si sumamos a la población millennial y centennial, es decir, todas las personas de 18 a 39 años inscritas, tenemos a casi 47 millones, que representan al 48%, es decir, prácticamente la mitad del universo de votantes.

Las cifras son claras: 15 millones de personas que no han participado jamás en un proceso electoral presidencial (y posiblemente en ningún otro) y que, estadística e históricamente, no tienen una preferencia política definida, pueden inclinar la balanza a favor de cualquier candidata o candidato; y casi la mitad de la lista nominal utiliza Internet y medios digitales para enterarse de las propuestas de las y los actores políticos.

De acuerdo con los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad Y Uso De Tecnologías De La Información En Los Hogares (ENDUTIH), en el país existen 93 millones de internautas, siendo la franja de edad de los 18 a los 34 años, la que más se conecta a la red. Por otro lado, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestra que las audiencias de radio han bajado a un 8.9% del universo de personas que pueden recibir una señal y las de televisión, a 14.1%. Para radio, las audiencias principales se encuentran en el rango de edad de 35 a 44 años, y las de TV se sitúan en 45 años o más.

Y es en este sentido en donde se plantea la problemática de las leyes electorales, ya que se tienen medios tradicionales como la televisión, la prensa impresa y la radio sobrerregulados, que incluso llevaron al INE a convertirse en una especie de central de medios gracias a la excesiva espotización; no obstante, los medios digitales, los más consultados por un enorme segmento de la población, no fueron tomados en cuenta en las normativas actuales.

Las plataformas digitales se convierten en una especie de tierra sin ley que permite a partidos y actores políticos realizar prácticas no éticas sin temor a sanción alguna ya que no solo no se contemplan acciones de comunicación política digital o fiscalización adecuada, además las normativas vigentes solo son aplicables a autoridades, actores y partidos políticos, no obstante, cualquier persona puede hacer una campaña electoral utilizando redes sociales y plataformas digitales.

De ahí la necesidad de crear marcos legales que permitan que las y los ciudadanos puedan elegir de manera libre, autónoma y sin cohesión a sus gobernantes, ya que tal y como se encuentra el panorama normativo electoral, la posibilidad de crear estrategias al marco de la ley para favorecer o entorpecer las campañas es muy alta, frente a un riesgo prácticamente nulo.

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