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Duque defiende a la fuerza pública tras denuncias de violenta represión de las protestas y promete abrir un «espacio para escuchar a la ciudadanía»

El presidente de Colombia, Iván Duque, defendió este martes la actuación de la fuerza pública, en medio de las múltiples denuncias por violaciones a los derechos humanos cometidas durante las protestas sociales, que han dejado al menos 19 víctimas fatales.

Durante un mensaje en el que habló sobre los efectos de la pandemia del covid-19, Duque hizo referencia a las multitudinarias protestas sociales en el país y a quienes supuestamente han «apelado al vandalismo, al terrorismo y a la violencia irracional para arrebatar la tranquilidad».

El mandatario, severamente cuestionado en los últimos días, manifestó su respaldo a la actuación de las Fuerzas Armadas y la Policía: «Debemos apoyar a nuestra fuerza pública, al mismo tiempo que exigimos de ella el mayor rigor en el cumplimiento de su misión constitucional», dijo Duque en un video transmitido por la oficina de la Presidencia de la República.

«Los hombres y mujeres que portan los uniformes de las Fuerzas Armadas y de Policía encarnan nuestros valores democráticos. Por ello, la ciudadanía debe reconocer su valor, ser su aliada», agregó el jefe del Estado.

El mandatario afirmó que su gobierno tiene la obligación de responder «con contundencia desde la legalidad» contra los manifestantes que, a su juicio, buscan «desabastecer ciudades, dejar sin trabajo a miles de personas, destruir sistemas de transporte público y causar pobreza».

Pese a que la comunidad internacional ha hecho un llamado al Gobierno colombiano a detener la represión de la Policía Nacional de Colombia y el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) en contra de manifestantes, Duque aseguró que fueron civiles quienes dispararon a «ciudadanos indefensos» y agredieron «cruelmente« a los policías.

Represión policial

Organizaciones sociales han documentado 26 homicidios contra manifestantes; 142 víctimas de violencia física cometida por uniformados; 761 casos de detenciones arbitrarias y 56 denuncias por desapariciones en el contexto de las movilizaciones.

«Como presidente de la República, y comandante supremo de las Fuerzas Armadas, si se llega a presentar una actuación fuera del marco de la Constitución, que afecte los derechos de las personas, no lo aceptaré de ninguna manera», declaró el mandatario este martes. No obstante, reiteró que las instituciones de seguridad tienen el «respaldo» y la «exigencia» del Gobierno.

En el marco de las protestas sociales que comenzaron el pasado 28 de abril, se han registrado múltiples abusos policiales contra manifestantes.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia, Juliette Rivero, denunció este martes que miembros de su comisión fueron amenazados y agredidos por las fuerzas de seguridad mientras daban seguimiento a las protestas en la ciudad de Cali, capital del Valle del Cauca, que comenzaron el pasado miércoles.

La organización Amnistía Internacional confirmó que la Policía ha hecho «uso de armamento letal en varios incidentes» y que utilizó «armas menos letales de forma indiscriminada», incluyendo gases lacrimógenos y cañones de agua.

En concreto, Amnistía Internacional documentó el uso de un rifle Galil Tavorn durante la represión policial de las manifestaciones en Cali el pasado 30 de abril y comprobó que policías apuntaron armas semiautomáticas directamente contra manifestantes desarmados en Popayán (Cauca).

«En otro incidente, el 1 de mayo en Bogotá, se verificó un vehículo blindado disparando munición viva», denunció la organización.

Más de 800 heridos e infraestructuras dañadas

Mientras tanto, el ministro de Defensa colombiano, Diego Molano, declaró este martes que la presencia militar en las calles del país proporciona apoyo «excepcional» a los policías frente a «la amenaza terrorista».

De acuerdo con sus palabras, un policía murió y más de 800 personas –tanto uniformados como civiles- resultaron heridas en los últimos días como consecuencia del «impacto de las acciones terroristas». Asimismo, indicó que también un gran número de infraestructuras públicas y negocios privados resultaron dañados.

Espacio de diálogo y soluciones

Durante su mensaje, Duque anunció que su Gobierno instalará «un espacio para escuchar a la ciudadanía y construir soluciones».

En este sentido, el mandatario invitó a todas las instituciones, partidos políticos, empresas, gobernadores, alcaldes y líderes de la sociedad civil a participar en este espacio que, aseguró, tendrá los siguientes objetivos:

  • Rechazar la violencia en todas sus formas
  • Acelerar el plan nacional de vacunación
  • Asegurar los recursos para garantizar los programas sociales
  • Proteger a los más vulnerables
  • Potenciar la reactivación económica de Colombia y generar más empleos

«Los resultados de este espacio se traducirán en iniciativas que podamos articular rápidamente, tanto el Gobierno nacional como los gobiernos locales», afirmó el mandatario.

Una polémica reforma tributaria presentada por el gobierno de Duque provocó una ola de protestas en Colombia desde la semana pasada. Aunque el mandatario retiró la iniciativa, gracias a la presión social, la brutal represión de la Policía y el Ejército contra inconformes reavivó el reclamo en las calles.

Resto del mundo

Minneapolis llora la muerte de dos niños tras tiroteo en escuela católica; el FBI investiga como crimen de odio

La comunidad de Minneapolis vive horas de luto y consternación luego del ataque armado perpetrado el miércoles en la escuela católica Annunciation, donde dos niños de 8 y 10 años murieron y otras 18 personas resultaron heridas, la mayoría menores de edad que asistían a misa durante la primera semana de clases.

El atacante fue identificado como Robin Westman, de 23 años, exalumno de la institución, quien murió tras el ataque. De acuerdo con las autoridades, Westman había publicado en redes sociales un “manifiesto” que ahora es analizado por la policía y el FBI, el cual investiga el hecho como un acto de terrorismo doméstico y un crimen de odio contra la comunidad católica.

El jefe de la policía de Minneapolis, Brian O’Hara, informó que el tirador intentó ingresar al templo con rifles y una pistola, después de haber planeado el ataque con dibujos detallados del interior de la iglesia y la intención de bloquear las salidas de emergencia con tablones y bombas de humo. Sin embargo, las puertas principales estaban cerradas al iniciar la misa, lo que habría limitado la magnitud de la tragedia.

Entre los heridos hay 15 niños de entre seis y 15 años, además de tres adultos. Un menor permanece en estado crítico “muy delicado”, según el director interino de Hennepin Healthcare, Dr. Thomas Klemond. Testigos narraron escenas de pánico en las que alumnos se tiraban al piso para cubrirse o se protegían unos a otros. Un niño recibió un disparo en la espalda al cubrir a su compañero, mientras maestros arriesgaban su vida para evacuar a los estudiantes.

El gobernador de Minnesota, Tim Walz, desplegó 14 elementos de la Patrulla Estatal y seis oficiales del Departamento de Recursos Naturales para reforzar la seguridad en escuelas y templos. “No se trata solo de patrullajes, sino de acompañar a una comunidad herida y demostrar que no está sola”, afirmó la coronela Christina Bogojevic.

Fuera de la iglesia, vecinos han formado un improvisado altar con flores, veladoras, osos de peluche y dos cruces blancas en memoria de los menores asesinados. Entre los mensajes destaca una corona con una nota enviada desde Uvalde, Texas, donde en 2022 fueron asesinados 19 niños y dos maestras en una primaria: “Lo entendemos. Con amor, Uvalde”.

El dolor de Minneapolis también resonó en las palabras de Mark Barden, padre de un niño asesinado en la masacre de Sandy Hook en 2012. “Es una herida que nunca sana. Estas familias ahora emprenden un camino que nadie debería recorrer”, expresó al llamar a la unidad y a redoblar esfuerzos para frenar la violencia armada.

Mientras la investigación sigue abierta y aún se desconoce el motivo exacto de Westman, la comunidad católica y la ciudad entera enfrentan la difícil tarea de sanar, con la incertidumbre de cuándo podrán volver los estudiantes a las aulas y al templo que fueron escenario de una tragedia evitable.

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