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A pesar de que en la era digital, es posible llenar formularios a distancia o enviar el currículum a través de la red, hay una nueva tendencia entre las empresas que utilizan juegos en línea para poner a prueba a los solicitantes.

El jugador se enfrenta a diversos escenarios y su habilidad es juzgada con base en las respuestas que dio, usualmente a través de preguntas de selección múltiple.

Por ejemplo, desde que la reclutadora Hays lanzó su juego interactivo, el Desafío Hays, lo han jugado más de 20.000 personas de 190 países, desde Afganistán hasta Colombia.

Pero Hays dice que otro beneficio de los juegos, es la selección y preparación de los solicitantes después de que participan. Los solicitantes exitosos tienen mucha más comprensión de lo que se requiere de ellos.

Y los que quedaron eliminados en las primeras rondas, ahorran dinero y tiempo en el proceso. La pregunta sigue siendo la misma: ¿Es posible adivinar los juegos y derrotar a la máquina? Garreth Jones, de Chemistry Group, compañía dedicada a desarrollar este tipo de juegos, dice que vencer la tecnología es muy difícil.

“Nosotros mezclamos pruebas psicométricas muy detalladas basadas en el trabajo de la gente, con observaciones del trabajo en particular, hechas por sicólogos”, dice.

“Nos aseguramos que no sea un asunto de preguntas correctas o incorrectas, así los candidatos escogen respuestas cercanas a su comportamiento y sus decisiones en la vida real”.

Jones asegura que más que ser un obstáculo para los buscadores de oportunidades laborales, el programa es de gran ayuda para descubrir candidatos cuyo currículum sea distinto a los tradicionales.

“Se pueden descubrir solicitantes que se ajustan muy bien a la posición pero que no son necesariamente los que tienen la experiencia funcional con la industria”.

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Periodista estadounidense sobrevive seis días en un parque nacional de Noruega comiendo pasto y bebiendo su propia orina

Lo que comenzó como una excursión solitaria para admirar uno de los glaciares más imponentes de Noruega terminó convertido en una odisea de supervivencia. Alec Luhn, periodista especializado en temas climáticos y con amplia experiencia en actividades al aire libre, pasó seis días atrapado en el Parque Nacional Folgefonna después de caer por una ladera y sufrir múltiples fracturas.

El accidente ocurrió el 31 de julio, en el primer día de lo que sería una caminata de cuatro jornadas hacia Breidablikkbrea, uno de los glaciares más grandes del país. Su esposa había regresado a Inglaterra, confiada en que no tendría noticias de él hasta el 4 de agosto, fecha de su vuelo de regreso. Esa circunstancia retrasó el aviso de desaparición y prolongó la espera.

Mientras ascendía por un sendero, Luhn notó que la suela de su bota izquierda comenzaba a despegarse, pero decidió continuar. Más tarde, al intentar avanzar hacia otro valle, resbaló y se precipitó montaña abajo. El golpe contra una roca le provocó fracturas en el fémur, la pelvis y varias vértebras, además de lesiones en la cabeza y las manos. Inconsciente por un tiempo, al despertar comprendió la gravedad: sin teléfono, agua ni movilidad, debía resistir hasta que alguien advirtiera su ausencia.

Durante esos días, sobrevivió gracias a los pocos alimentos que conservaba en su mochila, además de musgo y pasto. Ante la falta de agua, recurrió a medidas extremas: bebió su propia orina en pequeñas dosis y hasta la sangre de una ampolla en su mano. Más tarde, la lluvia le permitió recolectar gotas en su saco de dormir, aunque la humedad terminó provocándole hipotermia y, con el paso de las horas, severas congelaciones en los pies.

El 4 de agosto su esposa, Veronika Silchenko, reportó su desaparición desde Brighton, al sur de Inglaterra. Equipos de rescate noruegos iniciaron la búsqueda, dificultada por la lluvia y la niebla. Luhn llegó a pensar que no saldría con vida. Finalmente, el 6 de agosto fue localizado y trasladado a un hospital en Bergen.

Los médicos confirmaron que, además de las fracturas, padecía daño severo por congelamiento, pero su pronóstico es favorable y se espera una recuperación completa. Desde la cama del hospital, Luhn confesó que lo sostuvo el pensamiento de su familia: “Pasé mucho tiempo reflexionando en lo absurdo que era morir por querer hacer una caminata alrededor de un glaciar. Estar atrapado ahí me hizo ver claramente qué lamentaría si no sobrevivía”.

Silchenko, también periodista, asegura que nunca dudó de la fortaleza física y mental de su esposo. Aun así, bromeó con una condición inquebrantable: “Estoy segura de que volverá a caminar en las montañas, pero solo ya no. Está oficialmente vetado de las excursiones en solitario”.

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