El ciberataque contra una de las grandes arterias energéticas de Estados Unidos, el oleoducto de la empresa Colonial, ha desatado el miedo a la escasez de gasolina y obligado al Gobierno a tomar medidas para garantizar el suministro y frenar la doble escalada de pánico y de precios. Tras el cierre de la infraestructura, decidido por la empresa para evitar la propagación del ataque informático del viernes, miles de estadounidenses han corrido a asegurar provisiones, lo que se ha traducido en largas colas en gasolineras de varias ciudades. La crisis se intensificado este miércoles y casi 1.800 estaciones de servicio se quedaron sin gasolina en Alabama, Georgia, Florida, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Maryland y Virginia, según los datos de la tecnológica GasBuddy.
Como en una profecía autocumplida, el temor a la carestía disparó la demanda y dejó a varias estaciones de servicio del sureste del país sin gasolina, lo que ha llevado a Estados como Georgia y Florida a declarar el estado de emergencia para poder activar medidas especiales. Casi el 25% de las gasolineras de Carolina del Norte están se han quedado sin suministro, el 15% en Virginia y Georgia y el 13% en Carolina del Sur, informó en Twitter Patrick De Haan, jefe de análisis de GasBuddy. Hay ciudades como Charlotte o Atlanta donde las estaciones desabastecidas alcanzan el 70 y el 60%, respectivamente.
La infraestructura atacada recorre más de 8.850 kilómetros (5.500 millas) entre Texas y Nueva York y transporta cada día 2,5 millones de barriles de gasolina, diésel y combustible de aviación, lo que representa el 45% del suministro de toda la costa Este. La crisis también puede causar problemas a las compañías aéreas. American Airlines anunció que añadía algunas paradas en ciertos vuelos para que recargar fuel.
La Administración de Joe Biden ha tratado de llamar a la calma, asegurando que no hay que temer por un déficit de combustible, si bien sí admite problemas con el suministro. “Sabemos que tenemos gasolina, solo necesitamos llevarla a los lugares adecuados”, declaró a la prensa este martes la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, que no pudo precisar cuándo volverá a funcionar el oleoducto. Colonial tomará la decisión este miércoles, según la funcionaria.
El ataque ha exhibido la fragilidad de la red energética Estados Unidos ante los ataques ransomware, es decir, de programas maliciosos que encriptan y bloquean la información hasta cobrar el rescate. El FBI ha achacado la acción a DarkSide, un grupo criminal dedicado a este tipo de extorsión del que se tiene pista desde 2020. La crisis ha puesto a la Administración de Biden ante la necesidad de dar respuestas de corto y largo plazo, es decir, medidas para solventar el problema inmediato y un plan de acción que proteja al país ante un tipo de ataques cada vez más común.
El precio medio por un galón de gasolina ha aumentado 6 centavos en una semana y roza los tres dólares, un precio que se alcanzó por última vez en 2014, según los datos de la Asociación Estadounidense del Automóvil (AAA, por sus siglas en inglés). “Este cierre [del oleoducto] tendrá implicaciones tanto en el suministro como en los precios de la gasolina, pero el impacto podría variar dependiendo de la región”, sostuvo este martes en un comunicado Jeanette McGee, portavoz de la AAA, quien apuntó que las áreas que incluyen Mississippi, Tennessee y la costa este tienen más probabilidades de experimentar una disponibilidad limitada de combustible y aumentos de precios.
De momento, Washington ha suspendido de forma temporal algunas normas medioambientales y de transporte de carretera para asegurar el suministro en la costa Este y el presidente Biden tiene previsto presentar esta semana su hoja de ruta para la ciberdefensa. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, declaró el estado de emergencia para evitar la crisis de suministro y emitió una orden por la cual el Estado elimina las restricciones de peso y tamaño de los camiones cisterna de combustible y declara ilegal la especulación de precios. Georgia adoptó medidas similares.
Este martes, durante una comparecencia en el Senado, el director de la agencia de ciberseguridad de Estados Unidos, Brandon Wales, advirtió de que este tipo de ataques son “cada vez más frecuentes, sofisticados y agresivos”. Los estadounidenses lo están palpando en la calle estos días.
Suscríbase aquí a la newsletter de EL PAÍS América y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la región.
Campos de detención: el terrible plan de Trump contra los migrantes
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas en el ámbito migratorio al adelantar un plan que, de concretarse, marcaría un giro radical en la política de deportaciones de Estados Unidos. Sus recientes declaraciones apuntan a la creación de un sistema masivo de detención y expulsión, respaldado por el ejército, lo que ya ha generado controversia entre expertos, activistas y políticos de todas las esferas.
Una emergencia nacional para deportaciones masivas
Trump, quien regresará a la Casa Blanca en 2025, reafirmó en la plataforma Truth Socialque su administración estaría preparada para declarar un estado de emergencia nacionalcon el objetivo de enfrentar lo que ha llamado «una invasión permitida por Joe Biden».
Esta declaración se suma a los comentarios de Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, quien sugirió que se utilizarían recursos militares para implementar un programa de expulsiones masivas. El expresidente respondió tajantemente: «¡Es verdad!».
El alcance de este plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional y, si es necesario, tropas federales. «La Guardia Nacional debería ser capaz de encargarse de las deportaciones; si no, usaría el ejército», afirmó Trump en una entrevista con Time en abril.
Durante su presidencia, Trump endureció significativamente las políticas migratorias, pero sus nuevas propuestas revelan un nivel de agresividad sin precedentes. A esto se suma, la idea de establecer «campos de detención» en Texas, en donde se albergaría a los migrantes antes de ser deportados.
Texas ofrece tierras para la construcción de campos de detención masiva
La comisionada de la Oficina General de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, ha propuesto una medida que podría convertirse en el primer paso hacia la creación de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
En una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, Buckingham ofreció al gobierno 567 hectáreas de tierra ubicadas en el condado de Starr, cerca de Rio Grande City, para la construcción de instalacionesdestinadas a procesar, detener y deportar a migrantes de manera masiva.
Este terreno, que actualmente se utiliza para cultivos agrícolas como cebollas, canola y maíz, sería destinado a albergar campos de detención, una propuesta que ha generado gran controversia en medio del debate migratorio.
Buckingham destacó que la Oficina General de Tierras de Texas está lista para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales para hacer realidad este proyecto, el cual se alinea con los planes de Trump para reforzar las políticas de deportación y control fronterizo.
Sheinbaum reacciona a deportaciones masivas y campos de detención
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo con laspolíticas migratorias propuestas por Donald Trump, especialmente en relación con la posible deportación masiva de migrantes y la construcción de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum destacó que su gobierno no acepta que los migrantes sean tratados como criminales, subrayando que existen instituciones de justicia para abordar estos temas de manera adecuada.
«Primero, evidentemente no estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales, para eso existen las instituciones de justicia en cualquier lugar del mundo», afirmó la mandataria, quien también enfatizó la relevancia de la contribución de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
En este sentido, Sheinbaum detalló que su administración tiene cuantificados los beneficios que estos migrantes aportan al país vecino, tanto a nivel laboral como en términos de impuestos.
Como parte de las preparaciones para un posible cambio de administración en Estados Unidos, Sheinbaum informó que su gobierno trabaja en un plan para enfrentar la eventualidad de deportaciones, asegurando que, en caso de que se den, México está listo para recibir a los connacionales deportados.
«En caso de que hubiera deportaciones nosotros vamos a recibir a las y los mexicanos, tenemos un plan para ello, pero vamos a trabajar previo a ello que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales, que al contrario, benefician incluso la economía de Estados Unidos», añadió.
Además, la mandataria anunció que, en los próximos días, se celebrará una reunión con su gabinete para definir los temas clave que se tratarán con el equipo de Trump una vez que este asuma la presidencia, entre los que se incluyen la seguridad, el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como cuestiones culturales y de amistad bilateral.