Tras la primera cumbre del presidente estadounidense, Joe Biden, y su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, celebrada el pasado 21 de mayo en Washington, el país norteamericano anunció que levantará sus restricciones a las capacidades de los misiles balísticos de Seúl, permitiéndoles tener una carga y un alcance ilimitados.
Según afirmó Tom Fowdy, analista político británico y experto en relaciones internacionales, en un artículo de opinión para RT, la reciente reunión fue en primer lugar «un punto de inflexión, porque marcó el inicio formal de los intentos de Washington de incluir a Seúl en una alianza antichina«. La Casa Blanca buscó «empujar» a Moon Jae-in a asumir una serie de compromisos contra el gigante asiático, como se puede deducir de la amplia declaración conjunta que menciona un «Indo-Pacífico libre y abierto», la «libertad de navegación en el Mar de la China Meridional» y también la «estabilidad en el estrecho de Taiwán», apuntó.
Además, al levantar las restricciones sobre los misiles, Corea del Sur tiene ahora el derecho de poner a China a tiro, si lo desea, y aumentar su influencia militar, una parte clave de la estrategia de contención que adelanta EE.UU, dijo el experto.
Relaciones entre China y Corea del Sur
Fowdy explicó que no es de extrañar que Seúl evidencie algunos inconvenientes para tomar ese camino, debido a que el país tiene una amplia relación económica con China, que es su mayor socio de importación y exportación. Incluso, cuando hace un año EE.UU. pidió a su aliado que le prohibiera a Huawei el uso de sus redes 5G, Corea del Sur se limitó a ignorar las peticiones estadounidenses.
Por su parte, China también es «muy sensible» a que Seúl se ponga en su contra. Cuando en el 2016 Estados Unidos y Corea del Sur acordaron instalar el sistema de defensa antimisiles THAAD, con capacidades de radar avanzadas, Pekín consideró que su propia seguridad nacional estaba en peligro y «castigó» a su socio asiático con una serie de sanciones relacionadas con el comercio y el turismo, señaló el analista político.
¿Corea del Norte es el verdadero aliado de China?
El especialista agregó que aunque existe la percepción de que Corea del Norte es el verdadero aliado de China, «las cosas no son blancas o negras». Desde el final de la Guerra Fría, la política exterior china se ha alejado del apoyo incondicional a Corea del Norte, para centrarse en garantizar la estabilidad en la península y mantener una relación próspera con el Sur. El programa nuclear de Pionyang ha sido un punto de discordia entre ambos, y durante un tiempo Pekín incluso cooperó con Washington en la aplicación de duras sanciones que obligaron a Kim Jong-un a negociar, recordó Fowdy.
«La península de Corea está a punto de convertirse en punto de inflamación de la Guerra Fría»
De acuerdo con Fowdy, «la importancia de Corea del Norte para China adquirirá relevancia contemporánea ante la competencia estratégica». Aunque Pekín no quiere deshacerse de su «extremadamente lucrativa» relación con Seúl, si Corea del Norte adquiere una nueva importancia no vista desde la Guerra Fría, la tradicional política china de ‘equilibrio’ entre las dos Coreas debería revisarse en cierta medida para adaptarse a las nuevas realidades estratégicas, agregó.
Es probable que Kim Jong-un sea muy consciente de ello, y si percibe que su propia influencia sobre China está aumentando, entonces estará muy interesado en jugar con esta situación y forzar más concesiones de Pekín. «En ese caso, la península de Corea puede estar a punto de convertirse en un punto de inflamación de la Guerra Fría, ya que ambas potencias intentan ejercer influencia sobre su respectivo ‘socio'», concluyó.