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Qué ocurrió con el penthouse que habitó Luis Miguel en la CDMX

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La vida de Luis Miguel en los años 90 se situó entre Acapulco y la Ciudad de México, donde vivió en impresionantes propiedades que hoy llaman la atención de sus seguidores por los secretos que guardan, a pesar que ya pasaron varios años que “El Sol de México” se olvidó de ella y todo lo que vivió en ellas.

Una de las más visitadas por los turistas es la impresionante mansión establecida en el paradisiaco puerto guerrerense, que resalta por su deterioro y abandono alejado del esplendor de hace tres décadas y que contrasta con el penthouse que “Micky” ocupó en compañía de Luisito Rey, ubicado en la capital del país, en la colonia Lomas de Chapultepec.

Esta propiedad, no está descuidada y aunque ha sufrido algunas modificaciones, aún guarda la mayoría de sus lujos, que ahora y según el periodista Jesús Gallegos, forma parte del patrimonio de la familia de Álex McCluskey, el antiguo representante de Luis Miguel.

El comunicador mexicano destacó en entrevista con De Primera Mano que el cantante entregó el penthouse al mánager tras perder una demanda laboral.

“Lo perdió Luis Miguel por una demanda que le puso McCluskey por razones de contratación que no cumplió Luis Miguel con los compromisos contractuales con Álex McCluskey. De manera que este departamento debe tenerlo la famiali de McCluskey, actualmente porque él ya murió”, comentó para el programa de espectáculos de Imagen Televisión.

Chucho Gallegos, como también se le conoce, incluso confirmó que en esta propiedad existía un jacuzzi en el que se realizaban diversas fiestas, muchas de ellas entre el papá de Luis Miguel y otros famosos.

“En ese jacuzzi se acostumbraban en baño romano de varias parejas… estaban Luisi Rey con Abril y Sylvia Pasquel con Fernando Frade, estaban muy a gusto, muy placentero en esa ocasión”, resaltó el comunicador.

El apartamento de 470 metros cuadrados cuenta con dos plantas divididas entre las áreas comunes y las habitaciones. Destacan la barra para las bebidas, el enorme salón-comedor, las escaleras de madera, una habitación de amenidades, los amplios ventanales y hasta la recámara del mismísimo Luis Miguel, que ahora carece del famoso jacuzzi donde se celebraron más de una reunión.

Fue el periodista Gustavo Adolfo Infante quien recorrió el penthouse ubicado en la exclusiva colonia Lomas de Chapultepec, en la Ciudad de México, y que poco conserva de los lujos de los que gozó el intérprete de Ahora te puedes marchar.

“Vivió Luis Miguel con Luisito Rey… este es el lugar que muchos años habitó Luis Miguel ya siendo una estrella juvenil”, comentó el comunicador para el programa De primera mano, que conduce al lado de Mónica Noguera y Addis Tuñón.

A diferencia de la deteriorada propiedad asentada en la zona Diamante del puerto de Acapulco, este penthouse luce casi intentacto tras el paso de los años, aunque Infante resaltó la ausencia del jacuzzi que estuvo por muchos años instalado en la habitación principal y que era el punto de encuentro del intérprete con sus invitados.

Como se puede ver en estas imágenes, esta propiedad es muy diferente a la que vemos en Luis Miguel, la serie, donde aparece un apartamento mucho más amplio en todas las áreas.

El cantante, en los años 90, dividió su tiempo entre este penthouse y la famosa casa de Acapulco, Guerrero, que despierta más de una curiosidad por su esplendor, lujo y amplitud.

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SocialMediaCUU explica porqué las redes sociales son trascendentales en las elecciones

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Los datos que proporciona el INE respecto de la lista nominal, es decir, la lista de personas que ya tienen credencial para votar, muestra un porcentaje muy amplio de gente joven que votará por primera vez. Entre sus principales características está el hecho de que utilizan principalmente medios digitales para informarse y, por su número, representan un valioso mercado para todos los partidos políticos.


 

En la lista nominal se cuentan poco más de 98 millones de personas, al corte de febrero de 2024. Así, en el país existen poco más de 15 millones de personas inscritas entre los 18 y 24 años; es decir, primovotantes, lo que representa el 15% del total.

Si sumamos a la población millennial y centennial, es decir, todas las personas de 18 a 39 años inscritas, tenemos a casi 47 millones, que representan al 48%, es decir, prácticamente la mitad del universo de votantes.

Las cifras son claras: 15 millones de personas que no han participado jamás en un proceso electoral presidencial (y posiblemente en ningún otro) y que, estadística e históricamente, no tienen una preferencia política definida, pueden inclinar la balanza a favor de cualquier candidata o candidato; y casi la mitad de la lista nominal utiliza Internet y medios digitales para enterarse de las propuestas de las y los actores políticos.

De acuerdo con los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad Y Uso De Tecnologías De La Información En Los Hogares (ENDUTIH), en el país existen 93 millones de internautas, siendo la franja de edad de los 18 a los 34 años, la que más se conecta a la red. Por otro lado, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestra que las audiencias de radio han bajado a un 8.9% del universo de personas que pueden recibir una señal y las de televisión, a 14.1%. Para radio, las audiencias principales se encuentran en el rango de edad de 35 a 44 años, y las de TV se sitúan en 45 años o más.

Y es en este sentido en donde se plantea la problemática de las leyes electorales, ya que se tienen medios tradicionales como la televisión, la prensa impresa y la radio sobrerregulados, que incluso llevaron al INE a convertirse en una especie de central de medios gracias a la excesiva espotización; no obstante, los medios digitales, los más consultados por un enorme segmento de la población, no fueron tomados en cuenta en las normativas actuales.

Las plataformas digitales se convierten en una especie de tierra sin ley que permite a partidos y actores políticos realizar prácticas no éticas sin temor a sanción alguna ya que no solo no se contemplan acciones de comunicación política digital o fiscalización adecuada, además las normativas vigentes solo son aplicables a autoridades, actores y partidos políticos, no obstante, cualquier persona puede hacer una campaña electoral utilizando redes sociales y plataformas digitales.

De ahí la necesidad de crear marcos legales que permitan que las y los ciudadanos puedan elegir de manera libre, autónoma y sin cohesión a sus gobernantes, ya que tal y como se encuentra el panorama normativo electoral, la posibilidad de crear estrategias al marco de la ley para favorecer o entorpecer las campañas es muy alta, frente a un riesgo prácticamente nulo.

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