En la noche de este domingo 20 de junio, a las 21:32 -hora del centro de México-, ocurrió el solsticio de verano en el hemisferio norte, un fenómeno astronómico que puso fin a la primavera y marcó el inicio de la nueva estación.
Durante el solsticio de verano, el polo norte de nuestro planeta se inclina hacia el Sol más que en cualquier otro momento del año, dando lugar en los países septentrionales a la noche más corta del 2021 y al día más largo. Pero, ¿qué es este evento concretamente, y por qué incide en la duración de los días y las noches?
El solsticio de verano
El eje de la Tierra es un polo imaginario que atraviesa nuestro planeta de arriba a abajo. Nuestro mundo gira sobre este eje, completando una vuelta en 24 horas; y así es como ocurren los días y las noches.
De acuerdo a la NASA, este polo terrestre está inclinado 23,5º con respecto al Sol. Esta posición provoca que las cantidades de luz solar que recibe nuestro planeta sean diferentes en cada región, a medida que la Tierra avanza por su órbita.
Cuando el polo norte apunta hacia el astro rey, el sur automáticamente se inclina en la dirección opuesta. Esto hace que en nuestro hemisferio comience el verano, y en el hemisferio sur, el invierno.
“Durante el verano, el polo norte se inclina hacia el Sol y el polo sur se aleja del sol. El solsticio de verano del norte es un instante en el que el polo norte de la Tierra apunta más directamente hacia el Sol que en cualquier otra época del año”, explica la NASA.
Esta posición escorada hace que el norte de nuestro planeta reciba más horas de luz solar. Como el domingo 20 de junio, nuestro hemisferio alcanzó su máxima inclinación hacia la estrella, el día 21 tiene lugar la noche más corta y el día más largo del año.
(Foto: Margarito Pérez Retana/Cuartoscuro)
Sin embargo, esto no implica que vaya a ser la jornada más calurosa del 2021. Aunque el hemisferio norte sí absorberá gran cantidad de luz solar durante el solsticio de verano, los océanos tardan en calentarse, por lo que la diferencia de temperaturas comenzará a apreciarse semanas después, entre julio y agosto.
“Los océanos son lentos para calentarse y permanecen frescos, resultando esto en una influencia moderadora sobre las variaciones de temperatura”, explica la agencia espacial estadounidense en su sitio web.
Tampoco significa que nuestro mundo se encuentre más cerca del Sol. De hecho, la Tierra alcanza el punto de su órbita más próximo a la estrella en enero.
“La Tierra está lo más cercana del Sol entre el 3 y el 5 de enero. La diferencia es un pequeño por ciento de distancia, demasiado pequeña para ser vista”, indicó la NASA.
De esta forma, el solsticio de verano en el hemisferio norte implica que esa zona de la Tierra está más ladeada hacia la estrella. Por ello, recibe más luz solar y aumentan las temperaturas con el paso de las semanas. Esto provoca que durante el verano boreal el Círculo Polar Ártico siempre esté iluminado, 24 horas al día, y que en países como Finlandia y Noruega se haga de día temprano y anochezca muy tarde, registrándose pocas horas de oscuridad.