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Revista

Video: Se le revientan los músculos al ‘Popeye Ruso’ en pelea

Kirill Tereshin es un joven deportista de Rusia, es conocido en redes sociales como “Popeye ruso”.

 

El Popeye ruso comenzó a ganar popularidad en internet debido a que se inyectó aceite en los brazos.

 

Esto con la finalidad de que su musculatura pudiera aumentar considerablemente de tamaño; tal y como si se tratara del auténtico personaje de Popeye.

 

En esta ocasión el Popeye ruso se volvió tendencia en redes sociales debido a un terrible accidente que sufrió cuando estaba en una pelea de Artes Marciales Mixtas.

 

Pues se le reventaron los músculos en pleno combate.

 

Kirill Tereshin publicó un video en sus redes sociales, donde muestra una pelea que tuvo.

 

En el video se puede ver como ambos contrincantes inician el combate de Artes Marciales Mixtas.

 

Al principio todo parece transcurrir de forma habitual; pero Kirill Tereshin empieza a tener algunos problemas.

 

Para el final del video, el Popeye ruso se acerca a la cámara y muestra el músculo de su brazo gravemente enrojecido.

 

Además de la herida que le ocasionó la pelea.

 

A pesar de lo grave que esto pudiera llegar a ser, tal parece que para Kirill Tereshin esto no es una novedad.

 

Pues luego de ver su herida, la cámara enfoca su rostro, y a pesar de que si muestra cierta preocupación, no parece estar tan alarmado.

 

Es importante señalar que la sustancia que se inyectaba el Popeye ruso es Synthol, una sustancia que contiene 85% de aceite, 7.5% de lidocaína y 7.5% de alcohol.

 

Fue a partir de ahí que comenzó a presentar problemas de salud.

 

La mayoría de ellos ha logrado superarlos con ayuda de los tratamientos correctos.

 

Sin embargo, a juzgar por lo acontecido en el video, parece ser que aún presenta algunas secuelas.

Ciencia y Tecnología

Marihuana duplica riesgo de muerte por infarto y derrame cerebral, revela estudio global con 200 millones de casos

Una nueva investigación publicada en la revista Heart advierte sobre un riesgo grave y hasta ahora subestimado: el consumo de marihuana puede duplicar las probabilidades de morir por enfermedades cardiovasculares, incluso en personas jóvenes y sin antecedentes médicos. El hallazgo surge de un metaanálisis de datos médicos que involucra a más de 200 millones de personas, la mayoría entre los 19 y 59 años, en países como Estados Unidos, Francia, Canadá, Australia, Egipto y Suecia.

Lo más preocupante es que quienes presentaron mayor riesgo eran adultos jóvenes sin factores de riesgo previos como hipertensión, tabaquismo o antecedentes familiares. “Lo que más nos llamó la atención fue que los pacientes hospitalizados por estos padecimientos eran jóvenes, sin historial de enfermedad cardiovascular ni factores de riesgo asociados”, señaló la investigadora Émilie Jouanjus, profesora asociada de farmacología en la Universidad de Toulouse, Francia.

Comparados con quienes no consumen cannabis, los usuarios tienen un 29% más de riesgo de sufrir un infarto y un 20% más de sufrir un derrame cerebral. La revisión sistemática no logró determinar el modo de consumo (fumado, vaporizado, comestible, etc.), pero con base en los patrones de uso en los países analizados, los autores concluyen que la mayoría probablemente lo consumía fumado.

Los especialistas advierten que esta forma de consumo conlleva riesgos similares al tabaco. “Cualquier método que implique inhalar cannabis implica riesgos, incluso para quienes están cerca y respiran el humo de segunda mano”, explicó la doctora Lynn Silver, profesora de epidemiología en la Universidad de California, San Francisco, y coautora de un editorial que acompaña el estudio.

Además, nuevas evidencias apuntan a que incluso los comestibles con THC pueden causar daño vascular. Una investigación publicada en mayo de 2025 reveló que los consumidores de comestibles mostraron una reducción del 56% en la función vascular, incluso más alta que en quienes fuman marihuana, con una reducción del 42%. “El THC, sin importar su forma de ingreso al organismo, tiene efectos preocupantes sobre el sistema cardiovascular”, advirtió la cardióloga investigadora Leila Mohammadi.

Uno de los elementos más inquietantes del estudio es el incremento en la potencia del cannabis disponible en el mercado legal. “Los productos actuales pueden contener hasta 99% de THC. No tienen nada que ver con la marihuana que se fumaba en los años setenta”, señaló Silver. Esta mayor potencia también está asociada con un aumento en los casos de adicción y trastornos mentales graves como psicosis o esquizofrenia. Se estima que en EE.UU., al menos 3 de cada 10 usuarios desarrollan trastorno por consumo de cannabis.

Aunque las políticas públicas han priorizado la regulación comercial y el otorgamiento de licencias a empresas, los expertos piden un viraje urgente hacia la educación sobre riesgos. “Necesitamos tratar el consumo de cannabis como tratamos el tabaco: con advertencias claras, educación médica y políticas que pongan la salud pública al centro”, afirmó Silver.

Los investigadores temen que la relación entre cannabis y enfermedad cardíaca esté subestimada. “Es probable que el vínculo sea incluso más fuerte de lo que reflejan los datos actuales”, reconoció Jouanjus.

En un contexto donde el uso de cannabis se normaliza cada vez más, especialmente en adultos mayores que lo utilizan para el dolor o el insomnio, la evidencia científica lanza una advertencia clara: el cannabis no es inocuo, y su consumo podría tener consecuencias fatales, incluso para quienes creen estar lejos de cualquier riesgo cardiovascular.

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