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Opinión

El dulce grito de la democracia. Por Caleb Ordoñez T.

“¡¿Por qué no te callas?!”, exclamaba el rey, con una visible desesperación. Todos quedaron absortos. La intacta diplomacia que por años había caracterizado al monarca Juan Carlos de España había quedado a un lado, ante las insistentes interrupciones que hacía el presidente venezolano, Hugo Chávez.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez T.

Aquel 10 de noviembre de 2007 quedaría grabado en la memoria colectiva, la caldeada Cumbre Iberoamericana realizada en Santiago de Chile. Aquella conferencia había estado llena de fuertes discusiones, lideradas en su mayoría por Chávez. Durante un par de intervenciones había llamado “fascista” al expresidente español José María Aznar, repetía una y otra vez, que había apoyado el golpe de 2002 que había intentado derrocarlo.

Había llegado ese momento de la clausura, cuando luego de los trabajos y conclusiones, todo debía ser dulzura, paz y abrazos. Pero no eran los planes del venezolano, quien seguía airado contra la llamada “madre patria”.

El entonces presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero dijo a Chávez que como representantes de gobiernos democráticos había que hablar con respeto de aquellos mandatarios elegidos por el pueblo aunque estén «en las antípodas». Y entonces la bronca comenzó.

Chávez lo interrumpió varias veces: «Dígale eso mismo a él, que me respete». «Un momentín…», refutó Zapatero a su amigo sudamericano. En ese momento el Rey, enojado, miró a Chávez que estaba cinco asientos a su izquierda, y le gritó el famosísimo: «¡¿Por qué no te callas?!» y solamente, se levantó y se fue.

Pero no sería todo. Las discusiones entre los mandatarios se extendió hasta la madrugada.

Al finalizar, la entonces presidenta de Chile y anfitriona de la cumbre, Michelle Bachelet, cerraba con su discurso y sonriendo declaraba estar feliz por el resultado del evento pues “finalmente algo pasaba en las cumbres”. Lo que desataría las risas de los presentes, incluso la del mismo Hugo Chávez.

Aunque este suceso ocurrió hace 24 años (algunos de los que leen esto ni siquiera habían nacido), es en cierta manera parecido al pasado evento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) ocurrido en la Ciudad de México, el pasado 18 de septiembre…

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Opinión

Ken Salazar: ¿Embajador o Actor de Telenovela? Por Caleb Ordoñez T.

¡Ah, Ken Salazar! El embajador de Estados Unidos que nos ha dejado perplejos con sus altibajos políticos, sus declaraciones dignas de un guión de serie, y su relación complicada con la Cuarta Transformación. Si algo ha demostrado este diplomático es que puede pasar de ser el mejor amigo de la 4T a su crítico más feroz, dependiendo de cómo soplen los vientos en Washington. Vamos, que ni él mismo parece saber en qué equipo juega.

La historia de Salazar en México comenzó con un apoyo incondicional a la estrategia de seguridad de López Obrador. “Queremos ayudar a México”, decía con entusiasmo. Todo iba viento en popa: AMLO estaba contento, Salazar estaba contento, y la relación bilateral estaba, si no perfecta, al menos pacífica. Pero, de repente, Salazar empezó a lanzar críticas, como si su personaje hubiese sufrido un cambio drástico de dirección. ¿Qué pasó? Pues, para sorpresa de todos, ¡Donald Trump volvió al juego! Y al parecer, eso trajo consigo una versión “Ken Salazar 2.0”, una más crítica y menos amigable.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

La situación llegó al punto de que Marcelo Ebrard, nuestro ex canciller, tuvo que enviarle un mensaje directo (aunque con tono irónico y de pulida diplomacia): “Dear Ken, what are you talking about?”. ¿Qué habrá pensado Salazar al leer esa frase? Porque para el diplomático promedio, una indirecta así es casi un grito. ¡Imagínense! Si hasta los memes en Twitter le daban vuelta, como si se tratara de una pelea entre amigos que ya no se soportan.

Por si fuera poco, Sheinbaum, en una de sus mañaneras, no perdió la oportunidad de hacer un comentario jocoso sobre los vaivenes del embajador. “Es que Ken se confunde”, dijo en tono irónico, como quien habla de un viejo amigo algo despistado. Claro, el comentario causó risas entre los presentes, pero también dejó en claro que el equipo de AMLO ya no se toma muy en serio las críticas de Salazar. Tal parece que la figura de Salazar es ahora vista como una especie de personaje excéntrico, más digno de un episodio de sátira política que de una embajada.

Pero lo realmente intrigante es: ¿quién podría suceder a Ken Salazar si Trump llega a la Casa Blanca nuevamente? ¿A quién enviaría el expresidente a continuar esta telenovela diplomática? Tal vez podríamos ver a alguien de su círculo más leal, como un Mike Pompeo, experto en lanzar dardos con una sonrisa, o, por qué no, a alguien más peculiar y polémico, como un Rudy Giuliani, quien seguramente haría de la embajada un espectáculo.

La verdad, sea quien sea, seguro nos traerá más drama. Porque, al parecer, la embajada de Estados Unidos en México ya no es un puesto diplomático, sino un auténtico reality show político, donde el que llega, o es nuestro mejor amigo, o el villano de la temporada. Así que preparemos las palomitas, porque la novela de Ken Salazar, o de su posible sucesor, seguro aún nos tiene reservadas muchas sorpresas.

Y un edificio nuevo.

La embajada de Estados Unidos en México está casi lista, con un avance notable, y no podemos evitar preguntarnos: ¿vendrá Trump a cortarle el listón si gana en 2024?

Imaginemos el espectáculo: Sheinbaum dando la bienvenida en la mañanera y un Trump republicano hablando de “buenos vecinos” (entre ironías y sonrisas forzadas). ¿Cómo gestionarán esta relación diplomática? Seguro veremos un juego interesante de diplomacia y un poco de sarcasmo, donde ambos bandos tendrán que bailar al ritmo de las relaciones exteriores. Con Trump y Sheinbaum, podríamos estar ante el evento del año… o de la más extraña comedia política.

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