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Opinión

“El presidente y el ocaso del poder”. Por Caleb Ordoñez T.

El periodista Caleb Ordoñez señala que el presidente necesita un fuerte abrazo y dar un golpe de autoridad sobre los suyos y lo hará en su plaza favorita. El presidente quiere demostrar que en tres años, no han logrado despeinarlo.


Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordóñez Talavera

El presidente necesita un apapacho. Un abrazo multitudinario luego de tres años agridulces. Para Andrés Manuel López Obrador el evento de hoy miércoles 1 de Diciembre será una fiesta cívica y combativa por todas las adversidades que ha tenido que sortear su administración.

Quiere música, gritos de alegría y cientos de miles de voluntades reunidas en su nombre, que le muestren al país que mantiene una maquinaria bien aceitada y un ejército fiel a su liderazgo. Más allá de un festejo cumpleañero, es una congregación de fieles que respaldan su administración.

 

El poder es parecido a una montaña rusa, donde los sube y bajas son una constante, pero llegar a la mitad del gobierno en muchas ocasiones se hace con una profunda reflexión, pues el poder se va diluyendo y esto lo sabe Andrés Manuel.

El hecho de que los reflectores empiezan a dirigirse a los pre candidatos del 2024 señalan que hay una preparación –muy  anticipada- para dejar en manos de la persona correcta para el presidente, su legado.

Para el escritor Moisés Naim, autor del libro “El fin del poder” la caída de los grandes líderes es natural en nuestros tiempos, pues con la participación ciudadana, todos buscamos nuevas fórmulas para gobernarnos mejor y esto desgasta a los políticos de “la vieja guardia”. El autor señala: “La brecha entre nuestro verdadero poder y lo que la gente espera de nosotros es lo que genera las presiones más difíciles que debe soportar cualquier jefe de Estado.

Es cierto que AMLO aún tiene cifras envidiables en cuanto a popularidad en el país. Según la encuestadora Mitofsky el presidente se ubica en segundo lugar de aprobación con un 65%, al cumplir tres años en el ejercicio del poder; sólo por debajo de Carlos Salinas de Gortari que en aquel entonces gozaba con el 77% de aprobación.

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Opinión

Fotografías. Por Raúl Saucedo

Las Políticas por hacer

El quehacer político moderno, a menudo toma en cuenta a los sectores de la sociedad que ostentan poder o influencia visible dentro de la comunidad:  Los adultos votan, las empresas influyen y los medios de comunicación amplifican sus voces. Sin embargo, en el complicado juego de poder, la niñez, un grupo vital pero silencioso, suelen quedarse en el margen.

La Niñez representa el futuro; es el cimiento sobre el que se construirán las próximas generaciones. Su bienestar, educación y salud son indicadores clave no solo de su calidad de vida individual, sino también del progreso y la salud de una sociedad en su conjunto. A pesar de esto, los gobiernos frecuentemente pasan por alto  la creación de políticas públicas enfocadas en este sector, principalmente porque esta parte de la sociedad no votan ni tienen voz directa en los procesos políticos.

Este “descuido” puede atribuirse a varios factores. Primero, la falta de representación política directa. La niñez depende completamente de los adultos para que sus intereses sean representados en el gobierno. Sin embargo, las agendas políticas suelen estar más influenciadas por las preocupaciones inmediatas de los votantes adultos —empleo, economía, seguridad— relegando a un segundo plano temas como la educación de calidad o la protección contra el abuso y la negligencia.

Además, la falta de datos específicos sobre los problemas que afectan a la niñez impide formular políticas bien informadas. A menudo, las estadísticas y estudios disponibles no desglosan la información por edad de manera que refleje las realidades específicas de este grupo. Esto conduce a un entendimiento incompleto de sus verdaderas necesidades y desafíos.

Es más, los problemas que afectan a la niñez suelen ser transversales y requieren una política integrada. Por ejemplo, la pobreza infantil no solo afecta la nutrición; impacta también en el acceso a la educación, la salud y las oportunidades de desarrollo social y emocional. Sin un enfoque especifico que contemple la complejidad de estos asuntos, las políticas resultantes pueden ser ineficaces o incluso contraproducentes.

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989 por las Naciones Unidas (ONU), establece en teoría un marco internacional para la protección de los derechos de la niñez, incluyendo el derecho a la educación, la salud y la protección contra la explotación infantil. Sin embargo, la aplicación de estos derechos en políticas concretas sigue siendo un desafío global.

Por lo tanto, es fundamental que los gobiernos reconozcan la importancia de la niñez en el desarrollo social y económico de un país. Invertir en este sector no es solo una cuestión de cumplir con obligaciones morales o internacionales, sino una estrategia prudente para fomentar sociedades más educadas, saludables y equitativas. Los niños y niñas de hoy son los adultos del mañana; sus problemas y necesidades deben ser una prioridad, no una reflexión tardía.

Para abordar esta cuestión sistémica, es necesario promover una mayor participación de los expertos en infancia en los procesos de toma de decisiones y asegurar que las políticas públicas sean evaluadas también en función de su impacto en la población infantil. Las voces de los infantes, aunque no se expresen en las urnas, deben resonar en los corredores del poder a través de quienes aboguen por su bienestar y futuro.

Ignorar las necesidades de este sector en la formulación de políticas públicas no solo es un fracaso en proteger a los más vulnerables, sino también una miopía estratégica que compromete el desarrollo sostenible y la justicia social a largo plazo. Es hora de que los gobiernos ajusten sus lentes y enfoquen claramente en el bienestar y los derechos de los niños, garantizando así un futuro mejor para todos.

Este planteamiento personal y profesional surge en reflexión del pasado 30 de abril, donde la mayoría de mis amigos publicaron historias sobre festivales infantiles en compañía de sus hijos, mientras yo daba un clavado al baúl de los recuerdos encontrando fotografías olvidadas de una etapa fundamental de mi vida, todo esto con aquella canción de fondo del Maestro Sabina donde protestamos contra el misterio del mes de abril.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

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