Itali Heide
Todo el mundo ha tenido un amigo (o ha sido el amigo) que ha recibido las famosas palabras «amiga/o date cuenta». Esta frase se utiliza a menudo para indicar que podrían estar en una relación tóxica, y aunque la tradición mexicana de convertir todo en un meme o broma ha degradado su verdadero significado, es tan importante hablar de su razón ahora como lo ha sido siempre.
Caleb Ordoñez
Muchos de nosotros somos culpables de hacer bromas sobre las «banderas rojas» reveladoras de una relación tóxica: controlar el comportamiento de la pareja, hacer que cuestione sus propios sentimientos, dejar que los celos tomen el poder y no respetar los límites. A primera vista, puede no parecer un gran peligro, pero definitivamente lo es.
Por muy tentador que sea esconder bajo la alfombra la gravedad de lo que son las relaciones tóxicas, es importante posicionarse en contra de la normalización de los comportamientos que impiden la autorrealización y la felicidad de las personas. Las relaciones verdaderamente tóxicas son peligrosas: pueden arruinar la autoestima de una persona, apartarla del mundo y causarle un trauma difícil de superar. En los peores casos (desgraciadamente, demasiado frecuentes), la violencia emocional, física y sexual es parte del vínculo. La mayoría de las veces, las personas peligrosas parecen ser demasiado buenas para ser verdad, hasta que las cosas dan un giro hacia lo peor sin que las víctimas lo vean venir.
Antes de ser la pareja de alguien, somos nuestra propia pareja. Tenemos gustos, disgustos, límites, peculiaridades, méritos y, por supuesto, imperfecciones. Por muy maravilloso que sea compartir y fundir vidas juntos, es importante mantener la individualidad que nos hace ser quienes somos. La vida es demasiado corta para vivir sin autenticidad, y a menudo nos encontramos alimentándonos de la personalidad de otra persona en lugar de descubrir la nuestra.
Cuando uno no sabe quién es y comienza una relación, puede verse arrastrado a una vida que no es la suya. A veces, esto significa cruzar nuestros propios límites y faltarnos el respeto a nosotros mismo, lo que no conduce a una relación saludable. Por supuesto, esto no significa que toda relación así relación sea tóxica, pero es el caldo de cultivo perfecto para que esto ocurra. Primera regla: nunca permitirnos convertirnos en alguien que no somos para complacer a otra persona.
Segunda regla: saber que cada persona es digna de un amor confiable, sano y honesto. Para poder recibirlo, primero debemos ser capaces de darlo a nosotros mismos y a quienes nos rodean. ¿Cómo podemos recibir lo que merecemos sin devolverlo también? Esta es una parte esencial del autodescubrimiento, aunque difícil: tenemos que reconocer, aceptar y trabajar en nuestros defectos. Por supuesto, nunca seremos perfectos, pero hay un océano de diferencia entre ser humanamente imperfecto y ser tóxicamente malvado.
Tercera regla: tener el valor de abandonar una situación que no es saludable. Esto se aplica no sólo a los vínculos románticos: también a las amistades, los trabajos y los lazos familiares. Esto es mucho más fácil de decir que de hacer, y cualquiera que haya pasado por algo similar puede dar fe de ello. Cuando una persona pierde su sensación de seguridad, su autoestima, su círculo social y su capacidad de decisión, le parecerá que no hay salida. Aunque el escape pueda parecer imposible, hay una luz al final del túnel. Liberarse de ese lugar oscuro es la sensación más liberadora del mundo, e incluso para quienes no tienen ningún sistema de apoyo, hay organizaciones que pueden intervenir.
Última regla, y esta va para la gente que piensa «si es tan tóxico, ¿por qué no se van?»: seamos empáticos con lo difícil que es hacerlo. ¿Por qué es tan complicado? En primer lugar, la sociedad ha normalizado el comportamiento tóxico hasta tal punto, que muchas personas ni siquiera son conscientes de que están en una relación abusiva. Por no hablar de que a una persona cuyo sentido de la autoestima está totalmente destruido le costará encontrar una razón para dejarlo. El ciclo del maltrato también es muy complejo: después de cada experiencia horrible, viene una fase de luna de miel que está llena de lo que parece ser amor, perdón y promesas de cambio. Por último, pero no por ello menos importante: irse puede ser peligroso. Para los que están atrapados en un ciclo de abuso, son comunes las amenazas a su sustento, a sus seres queridos y a sus propias vidas. Puede parecer más peligroso irse que quedarse (y a menudo lo es: hay muchos asesinatos entre parejas sentimentales en México).
Si tu o un ser querido está viviendo una relación tóxica que se ha vuelto abusiva, busquen ayuda aquí:
01800 0151 617
Apoyó legal y psicológico
5345 5248 y 5345 5249
– VICTIMATEL
Apoyó legal y psicológico a víctimas de delitos sexuales
5575 5461
Atención médica, legal y psicológica
5682 7969 y 5543 4700