La NASA reveló este miércoles un hallazgo que podría marcar un antes y un después en la exploración espacial: un tipo de minerales en una roca marciana que, según los científicos, constituyen la evidencia más convincente hasta ahora de la posible existencia de vida en el planeta rojo.
El descubrimiento fue realizado por el rover Perseverance en el cráter Jezero, un antiguo lago y delta fluvial donde se cree que, hace miles de millones de años, existieron condiciones habitables. El espécimen analizado, conocido como Cheyava Falls, es un bloque de mudstone con diminutas manchas oscuras y estructuras circulares que llamaron la atención de los investigadores.
Joel Hurowitz, geocientífico de la Universidad de Stony Brook y miembro del equipo de Perseverance, señaló que este es el indicio más sólido que ha visto en más de dos décadas de trabajo en misiones a Marte. Los detalles fueron publicados en la revista Nature. “Estas observaciones son realmente convincentes”, afirmó.
Lo que más intrigó a los expertos fueron diminutas partículas apodadas “semillas de amapola” y patrones conocidos como “manchas de leopardo”. Dichas formaciones contienen vivianita y greigita, minerales que en la Tierra suelen originarse en ambientes acuáticos influenciados por microbios. Aunque también es posible que se formen mediante procesos químicos no biológicos, los experimentos en laboratorio sugieren que la versión abiótica requiere temperaturas mucho más altas que las que parecen haber existido en Marte.
Además, la roca contiene compuestos orgánicos —moléculas con carbono e hidrógeno—, lo que refuerza la hipótesis de condiciones habitables. Sin embargo, la comunidad científica advierte cautela: tanto los minerales como los compuestos orgánicos podrían tener explicaciones geológicas sin relación con la vida.
Durante la conferencia, Sean Duffy, administrador interino de la NASA y secretario de Transporte de Estados Unidos, calificó el hallazgo como “la señal más clara de vida que hemos encontrado en Marte”. Aun así, Nicola Fox, directora asociada de la agencia, subrayó que no se trata de una conclusión definitiva.
El Perseverance perforó Cheyava Falls y almacenó muestras con la esperanza de que algún día regresen a la Tierra, donde equipos más avanzados podrían determinar si los minerales corresponden realmente a rastros biológicos. Sin embargo, el futuro de la misión de Retorno de Muestras Marcianas está en duda: los costos se dispararon a 11 mil millones de dólares y la administración Trump propuso cancelarla.
Mientras tanto, China planea su propia misión para 2028, con la meta de traer rocas marcianas en 2031. Ante la incertidumbre, los indicios más reveladores sobre la vida en Marte podrían llegar primero de ese esfuerzo internacional.
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