CIUAD DE MÉXICO.-El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador no es el único que promueve la austeridad, ya que Carlos III dijo que avanzará hacia una mayor austeridad en su reinado, reducirá el número de miembros de la familia real con tareas oficiales y ampliará el uso público de espacios de la Corona hasta ahora restringidos, como el palacio de Buckingham.
Cuando murió el príncipe Felipe, en abril de 2021, Carlos convocó una reunión con su primogénito, Guillermo, en la que ambos diseñaron el camino que debe seguir en las próximas décadas «La Firma», nombre en clave con el que se suele designar a la institución que gestionan los Windsor.
Con la ascensión al trono del nuevo rey se pondrá en marcha esa hoja de ruta, dirigida a modernizar una casa real comandada por Isabel II durante los últimos setenta años y con tendencia natural a mantener inalteradas sus costumbres durante siglos.
SUPLIR A ENRIQUE, MEGHAN Y ANDRÉS
Carlos III, que ha esperado décadas para convertirse en soberano, preveía desde hace años restringir el número de personas que reciben fondos públicospara representar a la monarquía, desde las actuales 15 a un núcleo duro de siete miembros de la familia, en línea con otras casas reales europeas.
La decisión de los duques de Sussex, Enrique y Meghan, de abandonar los compromisos oficiales y mudarse a Estados Unidos, y el escándalo sexual que apartó al príncipe Andrés de la vida pública le han obligado sin embargo a repensar sus planes.
Se espera que, por un lado, miembros con menos peso de la familia, como los condes de Wessex, Eduardo y Sofía, asuman algunas de las responsabilidades destinadas a los Sussex, pero también que los 3 mil eventos a los que asistían al año hasta ahora miembros de la realeza se reduzcan gradualmente.
El propio Carlos III, que como príncipe asistió en 2019, el año previo a la pandemia, a más de 500 actos, ha avanzado que se verá obligado a abandonar buena parte de los patronazgos e iniciativas con las que colabora.
La agenda del resto de los «royals» se parecerá cada vez más a la de Guillermo, que desde el principio optó por concentrar su actividad en las causas que consideraba más relevantes y en ese 2019 solo asistió a unos 200 actos, menos de la mitad que su padre.
GESTIÓN DEL PATRIMONIO
Las propiedades de la Corona que ha heredado el nuevo soberano, de 73 años, incluyen grandes áreas del centro de Londres, el circuito de carreras ecuestres de Ascot y la mayoría del lecho marino que rodea la isla de Gran Bretaña -un recurso que genera ingresos gracias a las explotaciones de energía eólica, entre otros usos-.
Con los beneficios de ese patrimonio, que en el año fiscal 2021-2022 generó 313 millones de libras (360 millones de euros), se sufragan los gastos oficiales de la realeza y el mantenimiento de palacios y propiedades.
Cada año se establece una asignación para los gastos oficiales de la familia real basada en esos ingresos, que en el ejercicio 2021-2022 fue de 102,4 millones de libras (117 millones de euros), incluida una partida extraordinaria para reformas en el palacio de Buckingham.
Por separado, la familia controla los ducados de Lancaster y Cornualles, que incluyen tierras, propiedades y activos financieros por valor de mil 700 millones de libras (mil 965 millones de euros), entre otras posesiones. Los ingresos que genera ese porfolio cubren gastos privados de los Windsor.
Se espera que Carlos III, conocido por aprovechar ciertos trajes hasta que tienen que ser remendados y continuar usando zapatos ya ajados, reestructure la gestión de ese patrimonio y contenga el gasto de la familia.
Entre otros planes, la prensa británica ha avanzado durante años que el nuevo rey facilitará las visitas del público al palacio de Buckingham, restringidas en vida de Isabel II, incrementado así una de lasprincipales fuentes de ingresos que ofrecen las propiedades de la monarquía.
CORONACIÓN MENOS OSTENTOSA
Aunque el nuevo rey ha sido proclamado oficialmente como jefe de Estado británico, su coronación oficial se celebrará previsiblemente en los próximos meses.
Conocida con el sobrenombre de «operación Orbe Dorado«, la organización del evento girará en torno al propósito de que sea menos ostentoso que la ceremonia que en 1953 elevó al trono a su madre.
El rey Carlos III y la reina consorte ven las ofrendas florales dejados fuera del castillo de Hillsborough, condado de Down, Irlanda del Norte, tras la muerte de la reina Isabel II el jueves. Fecha de la foto: Martes 13 de septiembre de 2022. Niall Carson/Pool vía REUTERS
Hace cerca de 70 años, se dedicaron 1.57 millones de libras, el equivalente 46 millones de libras actuales (53 millones de euros), a una ceremonia que vieron millones de personas en todo el mundo a través de la retransmisión de la BBC.
En esta ocasión, con el Reino Unido cerca de entrar en recesión y la inflación disparada por encima del 10 %, se anticipa un acto más comedido, con los invitados a la Abadía de Westminster limitados, aunque con toda la pompa y el boato inseparables a la realeza británica
Trump genera dudas sobre su salud tras tambalearse en cumbre con Putin en Alaska
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a estar en el centro de la polémica, no solo por la reunión que sostuvo el viernes con Vladimir Putin en Alaska, sino por su estado de salud. El encuentro, realizado en la Base Conjunta Elmendorf de Anchorage, fue el primero del mandatario ruso en territorio occidental desde la invasión a Ucrania, y tenía como objetivo mostrar avances hacia un posible alto al fuego. Sin embargo, lo que más llamó la atención fue el comportamiento físico de Trump al caminar por la alfombra roja.
Las cámaras registraron al presidente de 79 años desviándose hacia los costados mientras se dirigía a recibir a Putin, de 72. Tras un saludo con honores militares —incluyendo el sobrevuelo de un bombardero B-2 y cuatro cazas F-35—, ambos líderes estrecharon manos y caminaron juntos hacia una plataforma. Después bajaron unas escaleras y abordaron una camioneta Escalade negra, donde Trump colocó la mano en la espalda del ruso, invitándolo a pasar primero.
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El marco del encuentro estuvo decorado con un letrero de “Alaska 2025”. Trump calificó las conversaciones como “extremadamente productivas” y aseguró que se alcanzaron varios acuerdos, aunque evitó ofrecer detalles. La Casa Blanca, en contraste, moderó las expectativas al subrayar la ausencia del presidente ucraniano Volodímir Zelenski. Críticos señalaron que recibir a Putin en una base militar estadounidense representaba un gesto que favorecía directamente a Moscú.
No obstante, la atención en redes sociales se volcó hacia la manera en que Trump caminaba. Usuarios ironizaron con comentarios como: “En plena alfombra roja y parece un robot descompuesto”, o “no debería pasar desapercibido que el presidente no puede caminar en línea recta y aun así se reúne con jefes de estados hostiles”.
Las especulaciones se intensificaron después de que en julio la Casa Blanca revelara que Trump padece insuficiencia venosa crónica, un problema circulatorio que dificulta el retorno de la sangre desde las piernas al corazón y puede provocar hinchazón, cambios en la piel y torpeza al andar.
Mientras el debate crece, persisten las dudas sobre la condición física del mandatario y, al mismo tiempo, sobre el juicio político de ofrecerle a Putin una recepción con gran despliegue militar sin avances concretos hacia la paz en Ucrania.