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Amnistía para 23 presos en Nicaragua

CIUDAD DE MÉXICO (AP) — Familiares de 23 opositores presos en Nicaragua solicitaron el martes al gobierno que decrete una amnistía para sus parientes detenidos, entre los que figuran un excanciller, dos exvicecancilleres, dos líderes campesinos, tres empresarios y dos de los hijos de la ex presidenta Violeta Chamorro (1990-1997).

En una rueda de prensa virtual, la esposa del periodista y exdiputado Pedro Joaquín Chamorro Barrios, Martha Lucía Urcuyo, leyó un comunicado a nombre de los familiares de los opositores, varios de ellos arrestados a mediados del año pasado, durante la campaña electoral que llevó al presidente Daniel Ortega a su tercera reelección consecutiva.

“La liberación de nuestros presos políticos a través de una amnistía viene a ser de suma importancia para crear un ambiente general de mayor sosiego”, ya que “las amnistías han brindado espacios de quietud, comprensión y reencuentro a los nicaragüenses durante momentos altamente críticos”, señala el texto.

Sugirió que esa amnistía podría concederse en la próxima Navidad, para tener a sus familiares “en libertad, dispuestos a continuar contribuyendo a una Nicaragua sosegada”.

La petición fue firmada por esposas, hijos y otros familiares de 23 prisioneros políticos, de los más de 205 que según la oposición permanecen en los diferentes centros penales del país desde hace al menos cuatro años, cuando estalló una revuelta social contra Ortega.

Entre los firmantes figuran parientes de varios opositores que están bajo arresto domiciliario, como los periodistas Pedro Joaquín y Cristiana Chamorro Barrios, hijos de la ex mandataria nicaragüense que fueron condenados a 9 y 8 años de cárcel respectivamente por supuesto “lavado de dinero”; el exaspirante presidencial Arturo Cruz, el ex canciller Francisco Aguirre Sacasa, los exvicecancilleres Víctor Hugo Tinoco y José Pallais, y María Fernanda Flores, esposa del ex presidente liberal Arnoldo Alemán.

También solicitan amnistía para los líderes empresariales Michael Healy y José Adán Aguerri, el banquero Luis Rivas Anduray, los campesinos Pedro Mena y Freddy Navas, el ex embajador Mauricio Díaz, la abogada María Oviedo y la dirigente opositora Violeta Granera, entre otros.

En 2019, Ortega autorizó una amnistía que permitió la excarcelación de más de un centenar de “presos políticos” detenidos a raíz de las protestas del año anterior. Sin embargo, varios de ellos, como el periodista Miguel Mora, el joven opositor Yubrank Suazo y los campesinos Mena, Navas y Medardo Mairena, fueron nuevamente encarcelados.

La petición de amnistía ocurre en momentos en que organizaciones opositoras han denunciado nuevas “redadas” y arrestos de personas adversas al gobierno. Según la red opositora Monitoreo Azul y Blanco, al menos 11 opositores fueron detenidos por la policía del 5 al 18 de septiembre, en su mayoría activistas del movimiento UNAMOS, que nació del disidente Movimiento Renovador Sandinista (MRS), cinco de cuyos líderes están en prisión.

Entre los arrestados figura la familia del opositor Javier Álvarez Zamora, quien se exilió en Costa Rica la semana pasada, desde donde denunció en entrevistas de televisión que la Policía de Managua capturó a su esposa, su hija y su yerno, y lo conminó a “regresar y entregarse” a cambio de liberar a sus parientes.

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) condenó vía Twitter el caso de esa familia y acusó al gobierno de realizar “secuestros extorsivos” contra sus adversarios políticos, una práctica hasta ahora inédita por parte de la policía. El gobierno de Nicaragua no confirmó estos arrestos ni reaccionó a las acusaciones.

Mientras tanto, las tensiones entre el gobierno y la Iglesia católica aumentaron en las últimas horas, cuando la policía prohibió por supuestos “motivos de seguridad” la emblemática procesión de San Jerónimo en la ciudad de Masaya, vecina a la capital, y el martes envió fuerzas antimotines alrededor de la iglesia del mismo nombre para asegurar que las fiestas religiosas no se realicen.

A inicios de agosto pasado, el gobierno cerró seis radioemisoras de la Iglesia católica en Matagalpa (norte) y sitió la Curia episcopal de esa ciudad, dejando cautivos a su obispo Rolando Álvarez y a siete sacerdotes y colaboradores. Hace un mes, Álvarez fue puesto bajo arresto domiciliario en una vivienda de Managua y sus allegados encerrados en la cárcel policial de El Chipote. Se desconoce la situación de todos ellos.

En un mensaje de Twitter, el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian Nichols, instó a Ortega a “restaurar los derechos del pueblo nicaragüense ya”.

Nichols aseguró que un reciente informe de derechos humanos de la ONU sobre Nicaragua “pinta un cuadro desgarrador de un régimen decidido a socavar y controlar” a los nicaragüenses, “privándolos de su voz y sus libertades fundamentales”.

Nicaragua vive una aguda crisis política desde la rebelión de abril de 2018, cuando la represión de policías y paramilitares contra los manifestantes dejó 355 muertos, más de 2.000 heridos, 1.600 detenidos y unos 100.000 exiliados y refugiados, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). El gobierno solo reconoce 200 fallecidos y atribuye la revuelta a un “fallido golpe de Estado”.

Nota Principal

Trump prometió otorgar ciudadanía a migrantes en EU: ¿Quiénes podrán obtenerla?

Tras un reñido proceso electoral, Donald Trump fue declarado el ganador de las elecciones presidenciales de 2024 y asumirá como el 47º presidente de Estados Unidos en enero de 2025.

En el marco de su campaña, el expresidente sorprendió al proponer que todos los graduados internacionales de universidades estadounidenses obtengan automáticamente la ciudadanía al concluir sus estudios. Esta declaración, realizada en una entrevista en el podcast All-In el 19 de junio de 2024, ha generado gran atención y plantea preguntas sobre el futuro de la inmigración en Estados Unidos.

¿Qué inmigrantes podrán obtener la ciudadanía?

De acuerdo con CNN, Trump afirmó que su propuesta beneficiaría a los graduados internacionales de universidades estadounidenses, incluidos aquellos de colegios comunitarios, que obtengan untítulo de educación superior en el país. A los graduados que califiquen se les otorgaría una tarjeta verde automáticamente como parte de su diploma, permitiéndoles permanecer de manera permanente en Estados Unidos, sin discriminar si su estancia es legal o ilegal.

Lo que quiero hacer y lo que haré es que, si te gradúas de una universidad, creo que deberías recibir automáticamente, como parte de tu diploma, la ‘Green Card’ (tarjeta de residencia permanente) para poder quedarte en este país”, dijo Trump.

Y eso incluye también a los colegios comunitarios, cualquiera que se gradúe de una universidad. Vayas por dos años o cuatro años”, afirmó.

Trump prometió abordar el tema “desde el primer día” de su mandato.

¿Quién es Marco Rubio, el latino hijo de padres inmigrantes al que Trump elegiría como su secretario de Estado en EU?

Sin embargo, esta medida estaría sujeta a un proceso de verificación exhaustiva diseñado para asegurar que los inmigrantes no representen una amenaza para la seguridad nacional o los intereses económicos del país.

La propuesta de Trump y sus implicaciones para los estudiantes internacionales

A pesar de la popularidad de su propuesta, la postura migratoria de Trump durante su primer mandato (2016-2020) estuvo marcada por restricciones hacia los inmigrantes altamente calificados. La administración Trump aplicó diversas medidas que afectaron a los estudiantes internacionales, incluida la polémica “Prohibición de Viajes 3.0”, que limitó el acceso de estudiantes provenientes de países como Irán, Siria y Venezuela. Además, durante este período, Trump expresó abiertamente sus dudas sobre los estudiantes de origen chino, acusando en 2018 a muchos de ser espías.

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El proceso de verificación para obtener la tarjeta verde

En respuesta a las preguntas de los medios, la campaña de Trump emitió una declaración de su secretaria de prensa, Karoline Leavitt, en la que subrayó que la propuesta solo se aplicaría a los graduados sometidos a un proceso de verificación exhaustivo, diseñado para excluir a aquellos que pudieran representar una amenaza para la seguridad nacional o los intereses económicos de Estados Unidos. Según Leavitt, “creemos que solo después de dicha verificación, debemos mantener a los graduados más capacitados, quienes no perjudicarán los salarios o los empleos estadounidenses”.

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