El predictamen estipula que no habrá aumento de impuestos para el próximo año y proyecta un crecimiento del PIB de hasta 3%, pese a ello, especialistas advierten que la propuesta genera incertidumbre.
La Cámara de Diputados tiene como plazo límite esta semana para aprobar el proyecto de la Ley de Ingresos 2023, la cual calificaron especialistas en la materia como “muy optimista” y que no corresponde a la realidad que vive el país, pese a ello, la bancada de Morena y aliados planean aprobarla sin moverle ni una coma.
Consultados por Publimetro, legisladores de distintas fracciones parlamentarias afirmaron que será el miércoles cuando se discuta la iniciativa que mandó el Ejecutivo para su análisis; sin embargo, no contemplan cambios a la propuesta, pese a las advertencias que se han hecho sobre el monto de recaudación que estima el gobierno federal.
La fracción parlamentaria de Morena, aseguró que la iniciativa de Ley de Ingresos cumple con las expectativas, por lo que perfila la aprobación de esta iniciativa sin ningún contratiempo en San Lázaro, proyecto que se discutirá este martes en comisiones y el miércoles en el Pleno.
“Este predictamen no cuenta con ninguna modificación a los principales parámetros macroeconómicos y a las estimaciones de ingresos propuestos por el poder Ejecutivo”, dio a conocer la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados.
En caso de aprobarse, la Ley de Ingresos 2023 proyecta que el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá entre 1.2 y 3.0%, y para efectos de las estimaciones de finanzas públicas, se estableció un crecimiento puntual de 3%, así como otros factores una producción de un millón 872 miles de barriles diarios con un precio promedio de crudo de exportación de 68.7 dólares por barril.
Además, el documento calcula que, durante el ejercicio fiscal de 2023, la Federación percibirá un total de ocho billones 299 mil 647.8 millones de pesos por concepto de ingresos estimados, de los cuales cuatro billones 623 mil 583.1 millones de pesos corresponderán a impuestos.
El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.