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Cinco alimentos que dañan tus dientes y comemos todos los días

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La salud dental es crucial para mantener una sonrisa radiante y una boca sana. Muchos alimentos y bebidas que consumimos a diario pueden tener un impacto negativo en nuestros dientes debido a la formación de placa, que es una película pegajosa llena de bacterias que puede provocar enfermedades de las encías y caries dental.

Las caries son una de las enfermedades crónicas más comunes entre las personas de seis a 19 años, y su tratamiento es una preocupación en Dental Implanta, en Madrid Centro, donde atendemos a un alto porcentaje de pacientes con estas dolencias.

Evitar o limitar ciertos alimentos puede ser una medida preventiva importante para proteger nuestros dientes y mantener una buena salud bucal. A continuación, presentamos una lista de 5 alimentos que debes evitar o consumir con moderación:

Caramelos ácidos:
El exceso de caramelos ya es perjudicial para los dientes, pero los caramelos ácidos contienen aún más tipos de ácidos que son especialmente dañinos. Además, su textura masticable permite que se adhieran a los dientes por más tiempo, aumentando el riesgo de daño. Si deseas algo dulce, considera opciones como una pequeña onza de chocolate, que se puede masticar rápidamente y enjuagar fácilmente.

Pan y postres:
Masticar pan provoca que la saliva descomponga los almidones en azúcares, y luego, el pan se adhiere a las grietas entre los dientes, lo que puede causar caries. Optar por panes menos refinados, como los de trigo integral, puede ser una alternativa más saludable ya que contienen menos azúcares añadidos y no se descomponen tan fácilmente.
Alcohol:
El alcohol puede provocar sequedad en la boca, lo que afecta la producción de saliva. La saliva juega un papel fundamental en la protección de los dientes al evitar que los alimentos se adhieran a ellos y lavar las partículas de alimentos. Beber alcohol está contraindicado para quienes padecen problemas de sequedad en la boca. Para mantener la boca hidratada, se recomienda beber mucha agua y usar enjuagues de fluoruro y soluciones de hidratación oral.
Refrescos:
El consumo excesivo de refrescos carbonatados puede ser tan dañino para los dientes como el uso de algunas drogas. Estas bebidas permiten que la placa dental produzca más ácido, lo que ataca el esmalte de los dientes. Además, las bebidas carbonatadas pueden secar la boca y producir manchas en los dientes. Se sugiere limitar su consumo y enjuagar la boca con agua después de beber para reducir el daño.
Hielo:
Masticar hielo puede dañar el esmalte de los dientes y hacerlos más susceptibles a emergencias dentales, como dientes astillados o rotos. Si bien es una forma refrescante de enfriar las bebidas, es importante evitar masticarlo para preservar la salud dental.
5 alimentos que dañan tus dientes y los comes todos los días. Foto: Canva
En conclusión, cuidar la dieta es esencial para mantener una buena salud bucal. Evitar o limitar el consumo de estos alimentos dañinos puede prevenir complicaciones como caries, problemas de masticación y enfermedades de las encías. Además, seguir hábitos de higiene oral adecuados, como cepillarse los dientes dos veces al día, usar hilo dental y visitar al dentista regularmente, también es fundamental para mantener una sonrisa saludable y hermosa.

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SocialMediaCUU explica porqué las redes sociales son trascendentales en las elecciones

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Los datos que proporciona el INE respecto de la lista nominal, es decir, la lista de personas que ya tienen credencial para votar, muestra un porcentaje muy amplio de gente joven que votará por primera vez. Entre sus principales características está el hecho de que utilizan principalmente medios digitales para informarse y, por su número, representan un valioso mercado para todos los partidos políticos.


 

En la lista nominal se cuentan poco más de 98 millones de personas, al corte de febrero de 2024. Así, en el país existen poco más de 15 millones de personas inscritas entre los 18 y 24 años; es decir, primovotantes, lo que representa el 15% del total.

Si sumamos a la población millennial y centennial, es decir, todas las personas de 18 a 39 años inscritas, tenemos a casi 47 millones, que representan al 48%, es decir, prácticamente la mitad del universo de votantes.

Las cifras son claras: 15 millones de personas que no han participado jamás en un proceso electoral presidencial (y posiblemente en ningún otro) y que, estadística e históricamente, no tienen una preferencia política definida, pueden inclinar la balanza a favor de cualquier candidata o candidato; y casi la mitad de la lista nominal utiliza Internet y medios digitales para enterarse de las propuestas de las y los actores políticos.

De acuerdo con los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad Y Uso De Tecnologías De La Información En Los Hogares (ENDUTIH), en el país existen 93 millones de internautas, siendo la franja de edad de los 18 a los 34 años, la que más se conecta a la red. Por otro lado, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestra que las audiencias de radio han bajado a un 8.9% del universo de personas que pueden recibir una señal y las de televisión, a 14.1%. Para radio, las audiencias principales se encuentran en el rango de edad de 35 a 44 años, y las de TV se sitúan en 45 años o más.

Y es en este sentido en donde se plantea la problemática de las leyes electorales, ya que se tienen medios tradicionales como la televisión, la prensa impresa y la radio sobrerregulados, que incluso llevaron al INE a convertirse en una especie de central de medios gracias a la excesiva espotización; no obstante, los medios digitales, los más consultados por un enorme segmento de la población, no fueron tomados en cuenta en las normativas actuales.

Las plataformas digitales se convierten en una especie de tierra sin ley que permite a partidos y actores políticos realizar prácticas no éticas sin temor a sanción alguna ya que no solo no se contemplan acciones de comunicación política digital o fiscalización adecuada, además las normativas vigentes solo son aplicables a autoridades, actores y partidos políticos, no obstante, cualquier persona puede hacer una campaña electoral utilizando redes sociales y plataformas digitales.

De ahí la necesidad de crear marcos legales que permitan que las y los ciudadanos puedan elegir de manera libre, autónoma y sin cohesión a sus gobernantes, ya que tal y como se encuentra el panorama normativo electoral, la posibilidad de crear estrategias al marco de la ley para favorecer o entorpecer las campañas es muy alta, frente a un riesgo prácticamente nulo.

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