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Opinión

¿Qué sigue entonces? Por Caleb Ordóñez T.

“¿Qué sigue entonces?” Pregunta Marcelo Ebrard en sus redes sociales. Un último tirón en su complicada campaña.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

Las elecciones internas entran a su última etapa y el panorama ya va aclarándose y parece que no habrá sorpresas.

Lo que llama la atención es que el PAN ha perdido durante este proceso, la capacidad de arrollar al PRI dentro del Frente Amplio y ahora el priísmo que parecía estar destinado a la extinción hace apenas algunos meses, logra posicionarse en la figura de Beatriz Paredes quien definitivamente no llegará a la candidatura, logra convertir a su partido en el mayor ganador político, por la cantidad de candidaturas a la cámara de diputados y senadurías que podría negociar, por la sorprendente popularidad que logró levantar la traxcalteca.

Por otro lado, el camino de Marcelo Ebrard se ve cada vez más alejado de la candidatura morenista. El Senado podría ser su única alternativa si decide quedarse en el Morena.

El levantarle la mano a Sheinbaum podría representarle, convertirse en el número dos de la neo-4T. Algo parecido a lo sucedido con Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones en 2012, cuando el ex senador decidió alejarse de la candidatura, fortaleciendo así el triunfo del PRI.

Y así sigue preguntándonos Ebrard “¿Qué sigue entonces? el mismo responde: Claudia representa un estancamiento sin rumbo. Mientras que él, es un “plus” a la actual 4T. ¿Le funcionara está ultima etapa agresiva? La realidad es que los números no han logrado cambiar rumbo al próximo domingo que cierran precampañas las corcholatas.

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Opinión

El G20: ¿Progreso real o más promesas vacías? Por Sigrid Moctezuma

Hablar del G20 es hablar de una oportunidad única: una reunión que pone sobre la mesa problemas que afectan directamente nuestras vidas, como la pobreza y el cambio climático. Pero, ¿Estamos realmente avanzando o seguimos atrapados en las buenas intenciones?

En pleno 2024, más de 700 millones de personas en el mundo viven con menos de 2 dólares al día, y el cambio climático sigue empujando a millones al borde de la desesperación. Según la FAO, en 2023 hubo un aumento alarmante de 122 millones de personas que enfrentan inseguridad alimentaria debido a conflictos y fenómenos climáticos extremos. Estas cifras no son abstractas; son vidas humanas, historias de lucha diaria que rara vez llegan a los titulares.

Erradicar la pobreza no es simplemente “dar más dinero”. Se trata de atacar la raíz del problema: desigualdades históricas y estructuras económicas que privilegian a unos pocos. Por ejemplo, los países del G20 representan el 85% del PIB mundial, pero también son responsables del 75% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Es una contradicción enorme: quienes tienen más recursos para ayudar son también quienes más contribuyen al problema.

También es fácil hablar de «transición energética» y «economía verde», pero ¿Qué significa esto para alguien que perdió su casa por un huracán? En México, por ejemplo, los desastres naturales generaron pérdidas económicas por más de 45 mil millones de pesos en 2023. Y mientras tanto, los países más contaminantes siguen retrasando acciones contundentes, como reducir su dependencia de los combustibles fósiles. ¿Por qué? Porque aún les resulta más barato contaminar que invertir en soluciones sostenibles?.

¿Qué se debería hacer?

Las soluciones están claras, pero falta voluntad política. El G20 propone algunas ideas interesantes: redistribuir recursos, apoyar economías locales y fomentar la innovación tecnológica para reducir desigualdades. Pero todo esto suena a más promesas, a menos que veamos medidas concretas. ¿Dónde están los fondos para las comunidades más vulnerables? ¿Por qué no se prioriza la educación y la formación laboral en zonas desfavorecidas?

Como sociedad, necesitamos exigir que las grandes cumbres dejen de ser solo escenarios de fotos grupales. Los líderes globales deben recordar que detrás de cada estadística hay una persona que sufre, pero también que sueña con un futuro mejor. Si no empezamos a construir ese futuro ahora, ¿cuándo lo haremos?

El G20 no es la solución mágica, pero puede ser un catalizador. Si los compromisos se traducen en acciones reales, estaremos un paso más cerca de un mundo más justo. Si no, solo estaremos alimentando un ciclo de discursos vacíos que poco tienen que ver con las necesidades reales de la gente.

¿Qué opinas tú? ¿Crees que estas cumbres realmente cambian algo o son puro espectáculo?

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