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Opinión

GOYA, La otra sucesión. Por Raúl Saucedo

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Hablar de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en México es hablar de la máxima referencia académica y de investigación, pero a si mismo es hablar de movimientos estudiantiles, de derechos sociales y de política.

En este 2023 inicia el proceso de renovación para designar al nuevo rector de la UNAM se avecina en un contexto de tensiones y expectativas. Con el fin del segundo período de Enrique Graue Wiechers rector número 24 desde la autonomía de la universidad (1929) como líder de la institución, la comunidad universitaria se prepara para un cambio de dirección en una de las instituciones educativas más influyentes y emblemáticas de Latinoamérica.

Son bastantes los intereses que a través de la historia política de México han pasado por las aulas universitarias, ya sea como alumnos o catedráticos, la mayoría de los grandes políticos de México se han forjado en los jardines y trasnochadas de Ciudad Universitaria.

El proceso de selección del nuevo líder universitario se realizará a través de la Junta de Gobierno, un órgano compuesto por 15 miembros académicos que coordinarán la elección. Esta junta se encarga de consultar a la comunidad universitaria, convocar a posibles candidatos a comparar y realizar propuestas, a una votación secreta para determinar al nuevo rector. El candidato que obtenga más de 10 votos será designado como el nuevo rector de la UNAM.

La Junta de Gobierno estará dividida en cinco comisiones para escuchar las propuestas de diferentes entidades académicas, administrativas, culturales e investigativas. Cada comisión atenderá a los representantes de distintas áreas, y se espera que a finales de octubre se anuncien los nombres de los aspirantes y se realicen las comparaciones.

Para ser rector de la UNAM, se deben cumplir ciertos requisitos: ser mexicano, tener entre 35 y 70 años, poseer un grado académico superior al de bachiller, tener al menos 10 años de experiencia docente o de investigación en la universidad, ser destacado en su especialidad y poseer prudencia y honorabilidad.

Sin embargo, el ambiente político en México añade un matiz adicional a este proceso. Las diferencias ideológicas y las posturas disímiles respecto a temas como la autonomía universitaria y la gestión de recursos públicos han causado tensiones visibles. Esta situación coloca la elección del nuevo rector en un contexto donde se demanda independencia y autonomía para la toma de decisiones universitarias.

Entre los posibles aspirantes, figuran nombres de académicos y especialistas con amplias trayectorias en la UNAM. La elección del nuevo rector no solo tendrá que reflejar la excelencia académica, sino también la capacidad de gestión, liderazgo y apertura al diálogo. Además, el proceso debe considerar la diversidad de opiniones y enfoques presentes en una institución que alberga miles de estudiantes, profesores y personal administrativo.

El rector que suceda a Graue se enfrentará a retos significativos. La UNAM, como líder en educación superior y generadora de conocimiento en México, debe adaptarse a los cambios tecnológicos y sociales del siglo XXI. La pandemia de COVID-19 evidencia la necesidad de fortalecer la educación en línea, así como de replantear la interacción entre la universidad y la sociedad en un mundo totalmente globalizado.

Además, la cuestión de género y diversidad adquiere relevancia. El nuevo rector o rectora deberá abordar con seriedad y compromiso la promoción de la equidad de género, la inclusión de comunidades diversas y la garantía de un ambiente libre de acoso. La UNAM tiene la responsabilidad de ser un modelo en este sentido, influyendo no solo a nivel local sino también en la sociedad mexicanaen general.

El papel político de la UNAM también está bajo escrutinio. La institución no puede desligarse de la realidad política del país en miras a la sucesión presidencial del 2024, son muchos los grupos de todos los partidos políticos que cuentan con interés particulares al interior de la universidad y sin lugar a duda los damnificados de los procesos internos del oficialismo y de la oposición encontraran en esta sucesión una moneda de cambio o un espacio para empezar a planear futuras contiendas electorales.

La dimensión de la Máxima Casa de Estudios del País

373 mil 340 alumnos
42 mil 190  académicos
133 carreras de licenciatura
5 mil 986 Académicos en el Sistema Nacional de Investigadores
$ 52 mil 728 millones de pesos (57% del presupuesto del estado de Chihuahua).

Mientras esta sucesión se gesta de manera formal al sur de la Ciudad de México, este servidor se despide porque se hace tarde para llegar a cantera uno y así en los jardines de la universidad seguir meditando de lo que es ser “tío luchón” en la gran metrópoli.

MAIL: rsaucedo@uach.mx

TWITTER (X): @Raul_Saucedo

Opinión

El club de los arrepentidos. Por Caleb Ordoñez T.

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Mientras nos acercamos más al gran evento de la elección del 2 de Junio, las encuestas van arrojando más información; dan más luz de cómo las campañas han logrado o no, capitalizar sus estrategias.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordoñez Talavera

Los números concuerdan en que Claudia Sheinbaum es la gran favorita. Prácticamente tiene 98% de posibilidades de ganar la próxima elección según la “encuesta de encuestas”, un modelo de predicción que elaboró Expansión Política, con base en más de 40 casas encuestadoras prestigiadas.

Sin embargo, aunque las encuestas  son un modelo interesante para el debate y de estudio, hay factores que nunca lograrán descubrir y por ello no son confiables al 100%.

Uno de esos datos, es el voto oculto, o también llamado “el voto negro”. Éste, representa al encuestado que no quiere dar a conocer su intención, ya sea porque no tiene muy decidido su voto; porque no quiere que alguien más conozca sus preferencias electorales o bien, está arrepentido,  desilusionado o o desencantado de la política y sus sistemas electorales.

Hablemos del arrepentimiento. Pues toma un rol importantísimo a la hora de votar. Sin duda, existe en cientos de miles de personas un sabor agridulce sobre el actuar de Andrés Manuel López Obrador. Pues su personaje como candidato distó demasiado del de presidente. Prácticamente conocimos dos personalidades contrarias en una misma persona.

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