El oro volvió a brillar en los mercados internacionales al superar por primera vez los 4 mil dólares por onza, alcanzando un nuevo récord histórico en 2025. El repunte del metal precioso coincide con un ambiente financiero de alta volatilidad, impulsado por tensiones políticas en Francia, Japón y Estados Unidos, y por la expectativa de un inminente recorte en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal estadounidense.
De acuerdo con analistas, la previsión de una reducción de 25 puntos base en la tasa de referencia de la Fed ha debilitado al dólar y fortalecido la demanda de oro, considerado el refugio por excelencia ante la incertidumbre económica. La cotización del metal dorado registra un incremento del 53% en lo que va del año, y acumula una impresionante ganancia del 112% desde el inicio de la pandemia de 2020.
El banco Goldman Sachs atribuyó el repunte a una demanda sólida por parte de bancos centrales e inversionistas occidentales, y proyectó que el precio podría alcanzar los 4,900 dólares la onza en el corto plazo.
Antonio Montiel, director de Análisis de ATFX Education, explicó que “el fuerte desempeño del oro refleja un entorno de alta demanda por activos de refugio, en medio de tensiones geopolíticas persistentes, menor confianza en los mercados tradicionales y expectativas crecientes de recortes de tasas por parte de la Fed”. Agregó que la debilidad del dólar y los robustos flujos hacia los fondos cotizados respaldados en oro (ETF) mantienen el sesgo alcista.
La incertidumbre política en Estados Unidos también ha jugado un papel clave. De acuerdo con Balanz Capital, el posible cierre parcial del gobierno federal —conocido como shutdown— y las advertencias del presidente Donald Trump sobre recortes a los estados demócratas y despidos de empleados públicos han intensificado la búsqueda de refugio financiero.
A esto se suma un enfriamiento del mercado laboral estadounidense: el informe de ADP reportó en septiembre una pérdida de 32 mil empleos, la mayor caída desde marzo de 2023, mientras que la encuesta JOLTS mostró una disminución en la demanda de trabajadores. Además, el sector manufacturero acumula siete meses consecutivos en contracción.
Este panorama ha llevado a los inversionistas a apostar por al menos dos recortes adicionales de tasas antes de finalizar el año, consolidando la expectativa de una política monetaria más flexible. En ese contexto, el oro no solo ha confirmado su fortaleza histórica como activo de resguardo, sino que se ha convertido nuevamente en el termómetro de la incertidumbre global.