El funcionario dijo que el objetivo del festival fue brindar un día de diversión, aprendizaje y apoyo a las personas en situación de movilidad, promoviendo la inclusión, salud y educación.
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Desde las 9:00 de la mañana de este viernes, el albergue se transformó en un espacio de diversión y educativo, beneficiando a 140 personas en situación de movilidad, entre ellas 35 niños y niñas.
González Reyes destacó la importancia de promover la inclusión, la salud y la educación como pilares fundamentales para el bienestar de la comunidad migrante.
El Festival de Otoño contó con una amplia gama de actividades diseñadas para abordar diversas necesidades y edades. Talleres como «Control de Emociones para Niños, Niñas y Adolescentes» buscaban proporcionar herramientas para el manejo emocional en contextos de movilidad, mientras que la función de títeres abordó la prevención del abuso y la violencia infantil.
El entretenimiento estuvo presente con cuentacuentos, un colorido show de payasos y servicio de pintacaritas, creando un ambiente festivo y distendido para los residentes del albergue.
Además, se ofrecieron talleres prácticos, como el de bisutería y el de uso de tecnologías, buscando no solo entretener sino también proporcionar habilidades útiles.
La participación activa de los estudiantes de la UACJ fue evidente en las diversas actividades de servicio comunitario.
Alumnos de diferentes institutos de la universidad llevaron a cabo servicios esenciales como la revisión dental, cortes de cabello, brigadas de salud y atención psicológica. Además se ofreció una charla sobre prevención de riesgos de incendios, brindando información crucial para la seguridad en el albergue.
González Reyes expresó su satisfacción al destacar que el festival logró impactar positivamente a la comunidad migrante en el albergue. La combinación de entretenimiento, educación y servicios de salud refleja el compromiso continuo de la UACJ con la responsabilidad social y la promoción de un entorno inclusivo.
González Reyes dijo que en un momento donde la movilidad y la adaptación son desafíos diarios para muchas personas, iniciativas como el Festival de Otoño en el albergue «Kiki» Romero demuestran que la comunidad académica puede desempeñar un papel crucial en la construcción de puentes hacia una sociedad más compasiva y solidaria.