Conecta con nosotros

Opinión

Desplome de la vacunación infantil en México. Por Itali Heide

Published

on

La vacunación infantil ha sido durante mucho tiempo la salvaguarda del bienestar de nuestra generación más joven. Sin embargo, México se enfrenta a retos sin precedentes, ya que diversos problemas desafían los esfuerzos de inmunización. Como muchos otros países, México se enfrenta a la compleja tarea no sólo de recuperar el terreno perdido, sino también de reavivar la confianza pública en la vacunación.

Itali Heide

Itali Heide

Los datos más recientes muestran avances, pero también crecientes obstáculos: puede que la comunidad mundial esté intentando acercarse a los niveles de vacunación previos a la pandemia, pero mientras que México presumía de una tasa de vacunación del 90% antes de 2020, en tres años esta cifra se ha desplomado hasta el 75%.

Retos de acceso

Los obstáculos para el acceso a la vacunación infantil son considerables y representan un reto complejo que trasciende las fronteras y los entornos socioeconómicos. Más allá del ruido de la desinformación, muchos niños no pueden acceder a las vacunas que garantizan una vida sana.

A pesar de que muchos padres creen en los beneficios de las vacunas, el enredo logístico puede acarrear complejidades que superan las creencias. El acceso oportuno y conveniente a los centros de vacunación es a menudo una esperanza inaccesible, con escasez de personal sanitario, acceso a lugares de difícil acceso y escasez de existencias de vacunas.

Panorama de la vacunación en México

Las tasas de vacunación infantil de México, antaño estelares, se han desplomado por debajo del 75%, muy lejos de las tasas superiores al 90% de las que el país presumía. Estos rezagos ponen en riesgo a niños y niñas de enfermedades como difteria, hepatitis B, sarampión, tosferina, neumonía, poliomielitis, rubeola y tétanos, para mencionar algunas.

Aunque se están realizando esfuerzos para vacunar a las comunidades vulnerables y de difícil acceso, como las brigadas de Medical IMPACT que se están llevando a cabo en Acapulco, Estado de México y Puebla, el progreso aún está en recuperación. Sin embargo, equipos médicos siguen visitando el terreno directo para impactar las vidas de quienes necesiten apoyo.

Un dato estremecedor es que alrededor del 30% de los bebés menores de un año aún no han recibido una sola vacuna, lo que duplica o triplica el riesgo de amenazas para la salud en los primeros años de vida. Los calendarios incompletos están por todas partes, ya sea por un mar de desinformación o por falta de acceso. A mayor escala, UNICEF ha informado de 2,4 millones de niños en América Latina y el Caribe cuentan con cero dosis de vacunas y calendarios incompletos, lo que pone de manifiesto la necesidad de un acceso abierto a estos medicamentos que salvan vidas.

Hacer frente a la crisis

Ante el descenso de la vacunación infantil, es imperativo tomar medidas urgentes para evitar el resurgimiento de enfermedades prevenibles mediante vacunación. Recientes y crudos hallazgos muestran un rezago para más de 38 millones de niños en México, especialmente en lo que se refiere a un aumento de niños con «dosis cero» que podrían no tener acceso a ninguna vacuna.

En respuesta a este apremiante problema, Pacto por la primera infancia colabora con la Asociación Mexicana de Vacunología, Medical IMPACT y Promotora Social México para presentar «Foro Vacunación para la niñez: #SíPodemos«, un evento dirigido a fomentar un diálogo colaborativo y proactivo, sensibilizando a actores clave como el sector de salud pública, instituciones académicas, comunidad empresarial, sociedad civil, organizaciones, medios de comunicación, padres de familia y cuidadores. ¿El objetivo? Abogar por la vacunación oportuna de nuestra generación más vulnerable.

Lo que hay que hacer

Ahora más que nunca, es importante poder identificar rápidamente a las comunidades de riesgo, vacunando a quienes no han tenido acceso a medidas vitales. La prevención de brotes de enfermedades prevenibles es clave, y esto empieza por dar prioridad a la concienciación pública para disipar la desinformación y fomentar la confianza en las vacunas.

Se necesita una financiación correcta para asignar recursos a los más vulnerables, y esto empieza por comprender en qué punto nos encontramos ahora mismo. La sanidad debe priorizar las infraestructuras, la formación de los trabajadores y la disponibilidad de vacunas, lo que recae sobre los hombros del gobierno y la sociedad civil. Sólo construyendo sistemas sanitarios más resistentes y empoderando a las comunidades tendremos la oportunidad de aumentar las tasas de vacunación.

El llamamiento a la acción es crucial a escala mundial, pero es especialmente significativo para México, que se enfrenta a los retos pospandémicos. La urgencia exige aunar esfuerzos para reconstruir la confianza, fortalecer la atención sanitaria y dar prioridad a la salud de todos los niños para lograr un futuro más saludable.

Pacto por la primera infancia te invita a participar en el Foro Vacunación para la niñez: #SíPodemos, donde distintos rincones de la sociedad se reunirán para hablar de uno de los temas más acuciantes de nuestro tiempo. Tendrá lugar este 30 de noviembre en el Museo Memoria y Tolerancia, asiste presencialmente aquí.

Opinión

Fotografías. Por Raúl Saucedo

Published

on

By

Las Políticas por hacer

El quehacer político moderno, a menudo toma en cuenta a los sectores de la sociedad que ostentan poder o influencia visible dentro de la comunidad:  Los adultos votan, las empresas influyen y los medios de comunicación amplifican sus voces. Sin embargo, en el complicado juego de poder, la niñez, un grupo vital pero silencioso, suelen quedarse en el margen.

La Niñez representa el futuro; es el cimiento sobre el que se construirán las próximas generaciones. Su bienestar, educación y salud son indicadores clave no solo de su calidad de vida individual, sino también del progreso y la salud de una sociedad en su conjunto. A pesar de esto, los gobiernos frecuentemente pasan por alto  la creación de políticas públicas enfocadas en este sector, principalmente porque esta parte de la sociedad no votan ni tienen voz directa en los procesos políticos.

Este “descuido” puede atribuirse a varios factores. Primero, la falta de representación política directa. La niñez depende completamente de los adultos para que sus intereses sean representados en el gobierno. Sin embargo, las agendas políticas suelen estar más influenciadas por las preocupaciones inmediatas de los votantes adultos —empleo, economía, seguridad— relegando a un segundo plano temas como la educación de calidad o la protección contra el abuso y la negligencia.

Además, la falta de datos específicos sobre los problemas que afectan a la niñez impide formular políticas bien informadas. A menudo, las estadísticas y estudios disponibles no desglosan la información por edad de manera que refleje las realidades específicas de este grupo. Esto conduce a un entendimiento incompleto de sus verdaderas necesidades y desafíos.

Es más, los problemas que afectan a la niñez suelen ser transversales y requieren una política integrada. Por ejemplo, la pobreza infantil no solo afecta la nutrición; impacta también en el acceso a la educación, la salud y las oportunidades de desarrollo social y emocional. Sin un enfoque especifico que contemple la complejidad de estos asuntos, las políticas resultantes pueden ser ineficaces o incluso contraproducentes.

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada en 1989 por las Naciones Unidas (ONU), establece en teoría un marco internacional para la protección de los derechos de la niñez, incluyendo el derecho a la educación, la salud y la protección contra la explotación infantil. Sin embargo, la aplicación de estos derechos en políticas concretas sigue siendo un desafío global.

Por lo tanto, es fundamental que los gobiernos reconozcan la importancia de la niñez en el desarrollo social y económico de un país. Invertir en este sector no es solo una cuestión de cumplir con obligaciones morales o internacionales, sino una estrategia prudente para fomentar sociedades más educadas, saludables y equitativas. Los niños y niñas de hoy son los adultos del mañana; sus problemas y necesidades deben ser una prioridad, no una reflexión tardía.

Para abordar esta cuestión sistémica, es necesario promover una mayor participación de los expertos en infancia en los procesos de toma de decisiones y asegurar que las políticas públicas sean evaluadas también en función de su impacto en la población infantil. Las voces de los infantes, aunque no se expresen en las urnas, deben resonar en los corredores del poder a través de quienes aboguen por su bienestar y futuro.

Ignorar las necesidades de este sector en la formulación de políticas públicas no solo es un fracaso en proteger a los más vulnerables, sino también una miopía estratégica que compromete el desarrollo sostenible y la justicia social a largo plazo. Es hora de que los gobiernos ajusten sus lentes y enfoquen claramente en el bienestar y los derechos de los niños, garantizando así un futuro mejor para todos.

Este planteamiento personal y profesional surge en reflexión del pasado 30 de abril, donde la mayoría de mis amigos publicaron historias sobre festivales infantiles en compañía de sus hijos, mientras yo daba un clavado al baúl de los recuerdos encontrando fotografías olvidadas de una etapa fundamental de mi vida, todo esto con aquella canción de fondo del Maestro Sabina donde protestamos contra el misterio del mes de abril.

@Raul_Saucedo

rsaucedo@uach.mx

Continuar Leyendo
Publicidad
Publicidad
Publicidad
Publicidad

Más visto