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¿Por qué la IA no debería reemplazar a los maestros humanos?

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Se llama Rose Luckin y habla con el inglés londinense que parece como salido de un libro. Con una larga trayectoria educativa en los tres niveles —primario, secundario y universitario—, actualmente es profesora de Diseño Centrado en el Alumno en la University College of London, una de las diez mejores universidades según The Sunday Times.

Desde hace treinta años está abocada al estudio de la tecnología educativa y el uso de la inteligencia artificial con una mirada abarcativa, influenciada por las ciencias del aprendizaje. En 2018 —dos años antes de la pandemia y cinco antes de la irrupción de ChatGPT— publicó el ensayo Machine Learning and Human Intelligence: The Future of Education for the 21st Century en el que anticipaba cómo la inteligencia artificial podía convertirse en una herramienta efectiva para la enseñanza y el aprendizaje. Un año antes The Sunday Times la había nombrado como una de las veinte personas más influyentes de la educación británica.

Luckin fue una de las grandes invitadas de la décima edición del congreso educativo IFE Conference que se está llevando a cabo en el Tec de Monterrey. El IFE Conference es un territorio de innovación y discusión, donde los diferentes actores de la educación entran en contacto. Aquí hay grupos inversores como Reach Capital y Winnipeg Ventures, investigadores de Singapur, Finlandia, Estados Unidos, compañías EdTech como Canvas y Ticmas. La disertación de Luckin se llamó “Educar para el futuro de la IA: preparar a los estudiantes para un mundo transformado” y presentó distintas formas de relacionar el aprendizaje y la inteligencia artificial: aprender con inteligencia artificial, aprender sobre inteligencia artificial y aprender inteligencia artificial paraaprovechar las herramientas.

Fue una charla muy desafiante que dejó, sin embargo, dos temas a los que volvió más tarde en esta entrevista con Infobae: la necesidad de pensar a la IA como una herramienta que nos provoque a ser más inteligentes antes que a tomarla únicamente como la facilitación de las tareas repetitivas, y el peligro de que los desarrollos tecnológicos acentúen las desigualdades entre las personas y los países.

Bien utilizada, la inteligencia artificial tiene la potencia de hacernos más inteligentes a los humanos (Imagen ilustrativa Infobae)
Bien utilizada, la inteligencia artificial tiene la potencia de hacernos más inteligentes a los humanos (Imagen ilustrativa Infobae)

¿Cuánto aprendemos sobre la inteligencia humana a partir del desarrollo de la inteligencia artificial?

—Podemos aprender mucho, pero sólo si buscamos hacerlo. Por ejemplo, podrías probar diferentes tipos de procesos de aprendizaje con una simulación de IA y ver cuáles producen resultados similares. Esa podría ser una forma de aprender. También se puede usar la IA para analizar cómo aprenden los humanos y comprender algo más sobre el aprendizaje.

¿Por ejemplo, la habilidad de aprender a aprender?

—Claro. Analizas los datos recopilados a medida que los estudiantes aprenden y, usando el tipo correcto de técnicas y herramientas, comprendes hasta qué punto el estudiante está aprendiendo a aprender. Puedes buscar señales en esos datos que den evidencia de que el estudiante está aprendiendo a aprender. Esa es una habilidad clave que se puede perfeccionar mediante big data e inteligencia artificial. Si analizas los datos adecuadamente, podrías identificar puntos en los que hay que intervenir para cambiar el comportamiento de los estudiantes y que sea más probable que aprendan a aprender.

UNESCO publicó un informe en cuanto al uso de la tecnología en educación: ahí señalaban el peligro de que aumente la brecha entre las naciones. ¿Qué debe hacer América Latina para no quedarse atrás?

—Es una buena pregunta. He estado trabajando en esta área desde hace 30 años. Y durante 29 años, realmente creí que la inteligencia artificial podía ser una fuerza para el bien, podía lograr una mayor igualdad. Por ejemplo, podía ayudarnos a individualizar la educación para satisfacer las necesidades de todos los diferentes tipos de estudiantes. Todavía creo que es posible…

¿Qué cambió en este último año? ¿ChatGPT?

—Lo que me preocupa es que, como los países más desarrollados tienen mejor acceso a estas tecnologías, vamos a aprender a usarlas más rápido y eso aumentará la brecha. Si pudiéramos ayudar a que los países menos desarrollados tuvieran un mejor acceso a las tecnologías —y cuando digo acceso no me refiero sólo a poder usarlas, sino a entender cómo usarlas—, si tuvieran mayor capacitación y desarrollo, sería la gran oportunidad para dar un salto de rana, pero eso no está sucediendo. Y aunque haya herramientas como ChatGPT, que son gratuitas —en realidad no son totalmente gratuitas: usan tus datos—, tienes que pagar las mejores versiones de la herramienta. De nuevo, tienes que tener dinero para usar una mejor herramienta de IA. No es que haya cambiado mi opinión de que la IA puede ayudar a lograr una mayor igualdad, lo que me preocupa es el modelo de negocio y la forma en que las grandes empresas de tecnología influyen en cómo se implementa la IA.

"La tecnología va a utilizarse cada vez más en el aula. Tenemos que ayudar a los docentes, apoyarlos para que experimenten". (Imagen ilustrativa Infobae)
«La tecnología va a utilizarse cada vez más en el aula. Tenemos que ayudar a los docentes, apoyarlos para que experimenten». (Imagen ilustrativa Infobae)

Recientemente leí un ensayo de dos sociólogos españoles que se llama Los videojuegos como cultura. Allí decían que en el trasfondo del videojuego late una cultura neoliberal porque se sostienen en la creencia de que si te esfuerzas lo suficiente, tendrás éxito. ¿Podría estar presente ese paradigma en la inteligencia artificial?

—Esa es una pregunta muy interesante. Los videojuegos son artefactos culturales, no hay duda sobre eso. Son representaciones influenciadas por las culturas en las que se crean. Y lo mismo pasa con los sistemas de IA. La mayoría de los sistemas de inteligencia artificial están construidos por personas blancas. Los conjuntos de datos que se utilizan para entrenar algoritmos de aprendizaje automático no siempre son representativos de las poblaciones que van a utilizar esa IA. La única forma en que realmente se puede cambiar eso es encontrar maneras de traer una sociedad más diversa en el desarrollo de sistemas de IA, pero eso lleva tiempo.

En ese libro, los sociólogos dicen que el hecho de manejar un personaje negro en un juego de la NBA no hace que te identifiques con los afroamericanos.

—Es interesante, ¿no? Y, además de los videojuegos, debemos tomar en cuenta a las redes sociales. Debemos aprender cómo han impactado negativamente en muchos jóvenes para no permitir que la IA haga lo mismo. No estoy segura de que estemos avanzando en la dirección correcta; creo que están sucediendo muchas cosas con la IA que tal vez no sean muy beneficiosas.

En la conferencia magistral que dio en el IFE Conference, usted dijo que la IA no reemplazará a los profesores y que los profesores deben comprender la IA. Pero ¿qué es lo que necesitan comprender?

—Primero debería matizar lo que dije: la IA no debería reemplazar a los profesores humanos. No podemos imaginar un sistema educativo donde la inteligencia artificial haga toda la enseñanza. Sería terrible si eso sucediera, aunque puedo imaginar que para algunos sea atractivo porque la IA no se sindicaliza, no se va de vacaciones, nunca se enferma. Pero tampoco puede hacer todo lo que hace un profesor humano. Parte del problema es que no siempre valoramos lo que hace el maestro humano porque hay muchas cosas que hace y que en realidad no se miden. Ahí es donde podría estar el problema.

Muchas veces quienes introducen la tecnología en las aulas son los alumnos. Pero aunque sean los primeros usuarios, eso no significa que sepan entender cómo funciona. Entonces, ¿cuál es el papel del docente en ese escenario?

—Creo que les estamos pidiendo mucho a los profesores. Ahora necesitan entender muchas más cosas que hace un año. Y eso es difícil porque quién les enseñará a ellos, dónde están los expertos que les van a ayudar a entender. Esperamos mucho de ellos, y ellos necesitan apoyo. Ahora bien, la realidad es que la tecnología existe y se utiliza y va a utilizarse cada vez más en el lugar de trabajo. A los estudiantes les encanta jugar con la tecnología: la van a usar les guste o no a los profesores. Tenemos que ayudar a los docentes, apoyarlos para que experimenten, para que formen comunidades donde aprender juntos, compartir experiencias, establecer parámetros dentro de los cuales puedan operar sin peligro. Hay mucho trabajo por hacer.

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SocialMediaCUU explica porqué las redes sociales son trascendentales en las elecciones

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Los datos que proporciona el INE respecto de la lista nominal, es decir, la lista de personas que ya tienen credencial para votar, muestra un porcentaje muy amplio de gente joven que votará por primera vez. Entre sus principales características está el hecho de que utilizan principalmente medios digitales para informarse y, por su número, representan un valioso mercado para todos los partidos políticos.


 

En la lista nominal se cuentan poco más de 98 millones de personas, al corte de febrero de 2024. Así, en el país existen poco más de 15 millones de personas inscritas entre los 18 y 24 años; es decir, primovotantes, lo que representa el 15% del total.

Si sumamos a la población millennial y centennial, es decir, todas las personas de 18 a 39 años inscritas, tenemos a casi 47 millones, que representan al 48%, es decir, prácticamente la mitad del universo de votantes.

Las cifras son claras: 15 millones de personas que no han participado jamás en un proceso electoral presidencial (y posiblemente en ningún otro) y que, estadística e históricamente, no tienen una preferencia política definida, pueden inclinar la balanza a favor de cualquier candidata o candidato; y casi la mitad de la lista nominal utiliza Internet y medios digitales para enterarse de las propuestas de las y los actores políticos.

De acuerdo con los últimos datos disponibles de la Encuesta Nacional Sobre Disponibilidad Y Uso De Tecnologías De La Información En Los Hogares (ENDUTIH), en el país existen 93 millones de internautas, siendo la franja de edad de los 18 a los 34 años, la que más se conecta a la red. Por otro lado, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) muestra que las audiencias de radio han bajado a un 8.9% del universo de personas que pueden recibir una señal y las de televisión, a 14.1%. Para radio, las audiencias principales se encuentran en el rango de edad de 35 a 44 años, y las de TV se sitúan en 45 años o más.

Y es en este sentido en donde se plantea la problemática de las leyes electorales, ya que se tienen medios tradicionales como la televisión, la prensa impresa y la radio sobrerregulados, que incluso llevaron al INE a convertirse en una especie de central de medios gracias a la excesiva espotización; no obstante, los medios digitales, los más consultados por un enorme segmento de la población, no fueron tomados en cuenta en las normativas actuales.

Las plataformas digitales se convierten en una especie de tierra sin ley que permite a partidos y actores políticos realizar prácticas no éticas sin temor a sanción alguna ya que no solo no se contemplan acciones de comunicación política digital o fiscalización adecuada, además las normativas vigentes solo son aplicables a autoridades, actores y partidos políticos, no obstante, cualquier persona puede hacer una campaña electoral utilizando redes sociales y plataformas digitales.

De ahí la necesidad de crear marcos legales que permitan que las y los ciudadanos puedan elegir de manera libre, autónoma y sin cohesión a sus gobernantes, ya que tal y como se encuentra el panorama normativo electoral, la posibilidad de crear estrategias al marco de la ley para favorecer o entorpecer las campañas es muy alta, frente a un riesgo prácticamente nulo.

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