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París 2024 se burla de la última cena de Cristo con una imagen woke de ‘drag queens’

La ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024 dejó una imagen llamativa y más que extraña. Incluso ofensiva. En un novedoso espectáculo, en el que el desfile se aunó con diversas actuaciones, mientras los deportistas navegaban por el río Sena, apareció una imagen de lo más comentada. Francia utilizó en una de las numerosas performances de la ceremonia a varios drag queens que representaron La Última Cena de Leonardo da Vinci, esa obra que emula, precisamente, la última vez que Cristo se sentó a cenar con sus apóstoles.

Como no podía ser de otra forma, la imagen no tardó en hacerse viral. Fue algo, cuanto menos, llamativo y que atenta contra el sentimiento religioso. Tuvo lugar al final del desfile, después de que los deportistas hubieran llegado ya al final del recorrido, en la plaza del Trocadero, tras recorrer seis kilómetros en barco.

En lugar del habitual desfile en el estadio olímpico, en esta ocasión, por primera vez en la historia, se sacó la ceremonia fuera del estadio. París estuvo a la altura, dando un espectáculo que, pese a la intensa lluvia que trató de empañar todo lo que habían preparado, consiguió asombrar. Aunque en algunas ocasiones, se les fue la mano con sus ansias de impresionar al personal.

En una de las actuaciones de la inauguración de los Juegos, aparecieron varios drag queens y otros artistas que se pusieron a representar la obra del legendario artista italiano. Da Vinci estuvo presente no sólo por este motivo, sino que también tuvo su protagonismo su pintura más icónica, La Gioconda. Sin embargo, este fue el acto más comentado de todos los que tuvieron lugar en una ceremonia que, además, estuvo animada por diversos artistas, encabezados por Lady Gaga.

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Niño daña obra de Mark Rothko valuada en 57 millones de dólares en museo de Róterdam

El incidente ocurrió durante un “momento sin vigilancia” en una sala de acceso público

Róterdam.— Una de las obras más valiosas de Mark Rothko, Grey, Orange on Maroon, No. 8 (1960), sufrió rayones visibles en su superficie después de que un niño la dañara en el Depot Boijmans Van Beuningen, el espacio de almacenamiento abierto al público del museo homónimo en Róterdam.

El lienzo, estimado en 57 millones de dólares, tiene una capa de pintura sin barniz, lo que lo hace más vulnerable al contacto. Según el museo, los daños fueron superficiales, pero se están evaluando opciones de conservación con expertos tanto en Países Bajos como en el extranjero.

Las autoridades del recinto no han revelado quién asumirá el costo de la restauración ni han compartido imágenes del daño. Sin embargo, aseguraron que la obra podrá volver a exhibirse en el futuro.

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