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Opinión

Ifigenia Martínez: La voz de la democracia. Por: Sigrid Moctezuma

La historia de Ifigenia Martínez es la de una mujer que se convirtió en símbolo de resistencia, perseverancia y una lucha constante por un México más justo y equitativo. Como académica, economista, política y feminista, su vida siempre estuvo marcada por el compromiso de cambiar la realidad de su país, desde las aulas hasta los espacios más importantes de la política. Esta gran mexicana deja un legado que sigue siendo una llamada a la acción para las nuevas generaciones.

Fue pionera al ser la primera mexicana en obtener una maestría en Economía en la Universidad de Harvard. A lo largo de su vida, se convirtió en una figura clave en algunos de los cambios sociales, políticos y económicos más importantes en México en las últimas seis décadas. Su influencia fue enorme, y desde la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y en varias instituciones académicas y gubernamentales, promovió una visión de desarrollo que buscaba reducir las desigualdades.

Aunque su impacto en la academia fue significativo, fue en la política donde realmente dejó una marca imborrable. En los años 70 y 80, Ifigenia comenzó a desencantarse con el Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el que militaba. La creciente concentración de poder y la falta de apertura democrática dentro del PRI la llevaron a buscar nuevas alternativas para promover un cambio verdadero en el país.

En 1988, junto a figuras como Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, fue una de las fundadoras del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Este paso fue un momento clave en la política mexicana, ya que no solo ayudó a formar un nuevo partido, sino a consolidar un espacio que defendía los derechos de los más vulnerables y la equidad de género en un México más justo. Por su trabajo, se la reconoce como una de las principales arquitectas de la izquierda moderna en el país.

En 2024, fue nombrada presidenta de la Cámara de Diputados, un reconocimiento más a su extensa trayectoria. Este cargo no solo fue un honor, sino también la oportunidad de coronar su carrera política al servicio de México, demostrando que su compromiso con el país seguía tan firme como siempre. Aunque estuvo poco tiempo en el cargo, su influencia fue notable, enfatizando la importancia de un gobierno transparente y enfocado en mejorar la vida de la gente.

En sus últimos días dentro del cargo, Ifigenia fue testigo de un momento histórico: la toma de protesta de Claudia Sheinbaum como presidenta de México, marcando un cambio generacional que ella misma ayudó a construir. Este evento fue un cierre simbólico para su carrera, ya que Sheinbaum representa la continuación de la lucha por una política más inclusiva y con perspectiva de género, que ella misma impulsó desde hace décadas.

Este gran personaje nacional es una inspiración para las nuevas generaciones, demuestra que el cambio no ocurre de un día para otro, sino que es el resultado de años de esfuerzo, convicción y compromiso. A través del tiempo, dejó claro que la lucha por un México más solidario requiere dedicación y persistencia. Hoy, más que nunca, es necesario que los jóvenes sigan su ejemplo y se atrevan a cuestionar el sistema, alzando la voz por sus ideales. Necesitamos nuevos líderes dispuestos a trabajar por un futuro más inclusivo y democrático.

Opinión

Ken Salazar: ¿Embajador o Actor de Telenovela? Por Caleb Ordoñez T.

¡Ah, Ken Salazar! El embajador de Estados Unidos que nos ha dejado perplejos con sus altibajos políticos, sus declaraciones dignas de un guión de serie, y su relación complicada con la Cuarta Transformación. Si algo ha demostrado este diplomático es que puede pasar de ser el mejor amigo de la 4T a su crítico más feroz, dependiendo de cómo soplen los vientos en Washington. Vamos, que ni él mismo parece saber en qué equipo juega.

La historia de Salazar en México comenzó con un apoyo incondicional a la estrategia de seguridad de López Obrador. “Queremos ayudar a México”, decía con entusiasmo. Todo iba viento en popa: AMLO estaba contento, Salazar estaba contento, y la relación bilateral estaba, si no perfecta, al menos pacífica. Pero, de repente, Salazar empezó a lanzar críticas, como si su personaje hubiese sufrido un cambio drástico de dirección. ¿Qué pasó? Pues, para sorpresa de todos, ¡Donald Trump volvió al juego! Y al parecer, eso trajo consigo una versión “Ken Salazar 2.0”, una más crítica y menos amigable.

Caleb Ordoñez T.

Caleb Ordoñez T.

La situación llegó al punto de que Marcelo Ebrard, nuestro ex canciller, tuvo que enviarle un mensaje directo (aunque con tono irónico y de pulida diplomacia): “Dear Ken, what are you talking about?”. ¿Qué habrá pensado Salazar al leer esa frase? Porque para el diplomático promedio, una indirecta así es casi un grito. ¡Imagínense! Si hasta los memes en Twitter le daban vuelta, como si se tratara de una pelea entre amigos que ya no se soportan.

Por si fuera poco, Sheinbaum, en una de sus mañaneras, no perdió la oportunidad de hacer un comentario jocoso sobre los vaivenes del embajador. “Es que Ken se confunde”, dijo en tono irónico, como quien habla de un viejo amigo algo despistado. Claro, el comentario causó risas entre los presentes, pero también dejó en claro que el equipo de AMLO ya no se toma muy en serio las críticas de Salazar. Tal parece que la figura de Salazar es ahora vista como una especie de personaje excéntrico, más digno de un episodio de sátira política que de una embajada.

Pero lo realmente intrigante es: ¿quién podría suceder a Ken Salazar si Trump llega a la Casa Blanca nuevamente? ¿A quién enviaría el expresidente a continuar esta telenovela diplomática? Tal vez podríamos ver a alguien de su círculo más leal, como un Mike Pompeo, experto en lanzar dardos con una sonrisa, o, por qué no, a alguien más peculiar y polémico, como un Rudy Giuliani, quien seguramente haría de la embajada un espectáculo.

La verdad, sea quien sea, seguro nos traerá más drama. Porque, al parecer, la embajada de Estados Unidos en México ya no es un puesto diplomático, sino un auténtico reality show político, donde el que llega, o es nuestro mejor amigo, o el villano de la temporada. Así que preparemos las palomitas, porque la novela de Ken Salazar, o de su posible sucesor, seguro aún nos tiene reservadas muchas sorpresas.

Y un edificio nuevo.

La embajada de Estados Unidos en México está casi lista, con un avance notable, y no podemos evitar preguntarnos: ¿vendrá Trump a cortarle el listón si gana en 2024?

Imaginemos el espectáculo: Sheinbaum dando la bienvenida en la mañanera y un Trump republicano hablando de “buenos vecinos” (entre ironías y sonrisas forzadas). ¿Cómo gestionarán esta relación diplomática? Seguro veremos un juego interesante de diplomacia y un poco de sarcasmo, donde ambos bandos tendrán que bailar al ritmo de las relaciones exteriores. Con Trump y Sheinbaum, podríamos estar ante el evento del año… o de la más extraña comedia política.

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