Donald Trump volvió a provocar polémica al exigir que los equipos de fútbol americano y béisbol de Washington y Cleveland retomen sus antiguos nombres: Redskins e Indians. En un mensaje publicado el domingo en su red social Truth Social, el expresidente aseguró que esas denominaciones «no eran racistas» y que, por el contrario, representaban identidad y orgullo para ambas ciudades y para los pueblos indígenas.
“El equipo de Washington —lo que sea— debería llamarse de nuevo Washington Redskins Football Team. Hay un gran clamor por ello. Lo mismo ocurre con los Cleveland Indians, uno de los seis equipos originales del béisbol, con un pasado histórico. Nuestro gran pueblo indígena, en masa, desea que esto suceda. Su herencia y prestigio les están siendo arrebatados sistemáticamente”, escribió Trump.
También arremetió contra los dueños de ambos equipos: “Somos un país de pasión y sentido común. ¡¡¡DUEÑOS, HÁGANLO!!!”, remató.
Sin embargo, las franquicias han dejado claro que no tienen intención de revertir los cambios. En el caso de los Commanders, su propietario actual, Josh Harris, ya había descartado la posibilidad de volver al nombre anterior apenas asumió el control del equipo en 2023.
Del lado del béisbol, Chris Antonetti, presidente de operaciones de los Guardians, también cerró la puerta: “Entendemos que hay diferentes perspectivas sobre la decisión que tomamos hace unos años, pero es una decisión que ya fue tomada. Hemos trabajado en construir una nueva identidad y estamos entusiasmados con el futuro que viene”.
Los Redskins abandonaron su nombre en 2020, luego de años de presión de activistas y patrocinadores que denunciaban el término como ofensivo para los pueblos nativos. En 2022 adoptaron oficialmente el nombre Washington Commanders. Por su parte, los Cleveland Indians hicieron lo propio ese mismo año, adoptando el nombre Guardians, inspirado en las esculturas de los “Guardianes del Tráfico” del puente Hope Memorial, junto al estadio del equipo.
Las declaraciones de Trump reactivan un debate que muchos daban por cerrado, en una nueva muestra de su intención de apelar al electorado más conservador en plena campaña política