El regreso del gusano barrenador —una plaga que devora la carne viva de animales— amenaza con generar pérdidas estimadas en 1,800 millones de dólares en Texas, según proyecciones del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). El insecto, erradicado oficialmente de territorio estadounidense en 1966, avanza nuevamente desde Centroamérica y ya se ha establecido en el sur de México, donde los casos crecen a un ritmo alarmante.
El gusano barrenador es la fase larvaria de una mosca que deposita cientos de huevos en heridas abiertas de cualquier animal de sangre caliente. Al nacer, las larvas perforan y consumen tejido vivo, ampliando las lesiones hasta provocar la muerte si no se aplican tratamientos. En la década de 1970, un brote masivo afectó a seis estados de EE.UU., causando daños millonarios y obligando a una operación sin precedentes para liberar moscas estériles, la herramienta más efectiva contra la plaga.
En la actualidad, México mantiene operativos de detección, control y aplicación de insecticidas, especialmente en Chiapas, donde surgió el foco principal. Autoridades estatales han emprendido campañas para que los productores revisen a diario a su ganado y reporten heridas sospechosas. Sin embargo, la magnitud del brote —con cerca de 50 mil casos reportados de Panamá a México— ha impedido frenar la expansión.
El único centro de producción de mosca estéril en la región, ubicado en Panamá, produce 100 millones de ejemplares semanales, apenas una quinta parte de lo necesario para contener el avance. Una nueva planta en Metapa, Chiapas, busca reforzar la estrategia, pero tardará alrededor de un año en entrar en operación.
En Texas, los productores ya acumulan insecticidas, colocan trampas y ajustan protocolos de vigilancia, conscientes de que la plaga no solo amenaza a la ganadería, sino también a la industria de la caza, ya que animales silvestres infectados, como venados y jabalíes, son imposibles de tratar. Especialistas advierten que, si no se controla pronto, el impacto podría convertirse en el peor golpe económico para el sector ganadero texano en los últimos 50 años.