Terence “Bud” Crawford volvió a hacer historia. El estadounidense derrotó a Saúl “Canelo” Álvarez por decisión unánime y se consolidó como uno de los mejores boxeadores de todos los tiempos. A sus casi 38 años, Crawford suma ya un logro inédito: ser campeón indiscutido en tres divisiones en la era de los cuatro cinturones, hazaña que lo coloca en la cima del pugilismo mundial.
El triunfo sobre Álvarez le permitió sumar un nuevo título en el peso supermedio, después de haber sido monarca indiscutido en superligero (2017) y wélter (2023). Con ello, amplió una trayectoria que lo ha visto conquistar cinco divisiones: ligero, superligero, wélter, superwelter y supermedio. Solo Manny Pacquiao llegó a superar ese registro en número de categorías, aunque en tiempos en los que las divisiones y organismos tenían condiciones distintas.
Crawford reconoció a su rival tras el combate: “Canelo es un gran campeón. Me quito el sombrero ante él, es un gran competidor y le tengo respeto. Peleó como un campeón”. Sobre su futuro, fue cauto: “No lo sé, tengo que hablar con mi equipo. Ya veremos”. La bolsa de 50 millones de dólares que cobró en esta pelea lo colocan ante la posibilidad real del retiro, aunque aún podría buscar uno o dos combates más.
Por su parte, Canelo se mostró humilde en la derrota: “Me siento genial, agradezco a todos los que vinieron a apoyarme. Soy un ganador por estar aquí. Me arriesgo y eso es lo que hice. Compartir el ring con Crawford ha sido un honor. Si lo repetimos, será genial. Ya he dejado mi legado y me siento fuerte. Amo el boxeo”.
La lista de campeones indiscutibles masculinos en la era de los cuatro cinturones coloca hoy a Crawford y a Oleksandr Usyk como las máximas referencias. El ucraniano ha reinado en crucero y ahora domina el peso pesado, mientras que Bud ha marcado el estándar en tres divisiones. Ambos, además, mantienen su invicto.
Canelo también aparece en ese listado, junto con figuras como Naoya Inoue, Bernard Hopkins, Josh Taylor, Jermell Charlo, Devin Haney, Artur Beterbiev y Dmitry Bivol. Sin embargo, la noche del triunfo de Crawford en Las Vegas reconfiguró la narrativa: el boxeo actual tiene un nuevo referente absoluto.