El 2025 ha marcado un antes y un después para el ciclismo mexicano. Con apenas 21 años, Isaac del Toro ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad indiscutible dentro del pelotón internacional. Su temporada en Europa, repleta de victorias y actuaciones memorables, se coronó con un papel protagónico en el Campeonato Mundial de Ciclismo de Kigali, Ruanda, donde firmó resultados históricos para México.
Una temporada de ensueño en Europa
La campaña de Del Toro comenzó con fuerza en las clásicas italianas, donde mostró una capacidad sorprendente para leer la carrera y rematar en momentos clave. En pocos meses, sumó triunfos en competencias como el GP Industria & Artigianato, Giro della Toscana, Coppa Sabatini y Trofeo Matteotti, cuatro pruebas que suelen servir de termómetro para medir a los corredores más completos del calendario europeo.
A diferencia de otros ciclistas latinoamericanos que suelen destacar en la montaña, Del Toro ha demostrado ser un corredor polivalente. Sus victorias en llegadas explosivas, sus ataques en repechos cortos y su resistencia en carreras largas lo convierten en un ciclista completo, capaz de adaptarse a diferentes terrenos. Para muchos especialistas, su estilo recuerda al de corredores de élite como Alejandro Valverde o incluso el actual número uno del mundo, Tadej Pogacar, su compañero de equipo.
En total, el mexicano acumuló más de 16 victorias a lo largo de la temporada, un registro que no solo impresiona por la cantidad, sino por la calidad de las competencias ganadas y los rivales superados. Cada triunfo confirmaba que México, por primera vez en décadas, tiene un ciclista que no solo participa, sino que compite de tú a tú con las grandes figuras.

El podio histórico en el Giro de Italia
El momento cumbre de su temporada llegó en mayo, cuando disputó el Giro de Italia con la camiseta del UAE Team Emirates. Contra todo pronóstico, Del Toro se convirtió en uno de los grandes protagonistas desde las primeras etapas. Ganó una jornada de media montaña, se vistió con la maglia rosa de líder y la defendió con personalidad frente a veteranos consagrados.
Aunque no logró mantenerla hasta el final, cerró el Giro en el podio general, detrás del británico Simon Yates y con una actuación que muchos calificaron como legendaria para el ciclismo mexicano. Ningún otro compatriota había llegado tan alto en una gran vuelta, lo que convierte a Del Toro en un pionero que abre camino para las nuevas generaciones.

El reto del Mundial en Kigali, Ruanda
Con esa inercia positiva llegó al Mundial de Kigali, donde se midió a los mejores del planeta en dos pruebas clave: la contrarreloj individual y la ruta.
En la contrarreloj, sorprendió con un quinto lugar histórico, deteniéndose a solo tres minutos del campeón belga Remco Evenepoel. Para un país sin tradición en esta especialidad, el resultado fue un hito sin precedentes. Del Toro demostró que, además de su instinto ofensivo en la montaña, posee la capacidad de rodar a gran velocidad contra el crono, una habilidad indispensable para aspirar a títulos mayores.
En la prueba de ruta, la exigencia fue máxima. Con un recorrido de repechos y el famoso Muro de Kigali como juez de la carrera, Del Toro no se escondió. Atacó en el momento clave, soltó a rivales de peso como Juan Ayuso y rodó codo a codo con Tadej Pogacar, quien terminaría llevándose el maillot arcoíris. Aunque problemas estomacales le impidieron mantener el ritmo hasta el final, cruzó la meta en séptima posición, cerrando un Mundial que lo coloca oficialmente en la lista de corredores a seguir en los próximos años.
Reconocimiento de los grandes
Tras la carrera, Pogacar lo felicitó públicamente y le dio un consejo que refleja la confianza que ya inspira en el pelotón: “Debe seguir mejorando paso a paso, cerrar la brecha poco a poco. Tiene todo para hacerlo”. Escuchar esas palabras de quien hoy es considerado el mejor ciclista del mundo es, en sí mismo, un reconocimiento al trabajo y al talento del joven mexicano.

México en el mapa del ciclismo
El impacto de Del Toro va más allá de sus resultados. Su presencia en el calendario europeo ha comenzado a inspirar a nuevas generaciones de ciclistas mexicanos y latinoamericanos que ven en él un ejemplo a seguir. Las imágenes de Isaac atacando en las carreteras italianas o peleando mano a mano con Pogacar en Kigali son ahora parte del imaginario deportivo de un país acostumbrado a brillar en otras disciplinas, pero pocas veces en el ciclismo.
Su historia también es un recordatorio de la importancia del apoyo institucional y del esfuerzo personal. Forjado en las carreteras de Baja California, Isaac dio el salto a Europa con humildad, paciencia y determinación. Hoy, esos sacrificios lo han llevado a competir en la élite y a ganarse el respeto de rivales y aficionados.
Lo que viene
La pregunta ahora es qué tan lejos puede llegar. Con la juventud de su lado, un equipo poderoso como el UAE respaldándolo y un calendario lleno de oportunidades, no sería extraño verlo pelear por podios en el Tour de Francia o incluso aspirar a un maillot arcoíris en los próximos años.
Por lo pronto, su temporada 2025 quedará en la memoria como la confirmación de que Isaac del Toro no es un ciclista más, sino una figura llamada a marcar la historia del deporte mexicano.
El ciclismo nacional, que durante décadas soñó con tener un corredor en la élite, finalmente lo ha encontrado. Y lo mejor es que esta historia apenas comienza.
