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Policiaca

Atracaron negocios con violencia, les dictan sentencia.

Atilano de la Cruz Chí y Jesús Arturo Gándara Dávila, fueron sentenciados a seis años y medio de prisión, así como al pago de 65 mil 600 pesos como reparación del daño por el delito de robo agravado. Ellos fueron acusados de cometer una cadena de atracos con violencia.

Tras un trabajo coordinado entre las diferentes Corporaciones Policíacas, el agente del Ministerio Público, logró establecer en la causa penal 1628/2012 que el día 10 de abril a las 13:35 horas, los sentenciados ingresaron a un establecimiento comercial y con armas de fuego, amenazaron a los clientes exigiéndole al dueño de una camioneta Pick up 2007 que les proporcionara las llaves del vehículo.

Una vez cometido el delito, los sujetos se trasladaron a otra negociación para delinquir, donde lograron su cometido. En las investigaciones, se llevó a cabo la revisión de las videograbaciones de las tiendas, en las cuales, se detectó que eran las mismas personas, cuyo modus operandi era similar y que solo habían cambiado su vestimenta.

Elementos de la Dirección de Seguridad Pública, fueron los encargados de detener a Atilano de la Cruz Chí y Jesús Arturo Gándara Dávila, mismos que ya acababan de atracar a un repartidor, despojándolo de un camión refrigerante de una empresa distribuidora de bolsas de hielo.

A ellos se les aseguró dos armas de fuego calibres .45 y .38 especial abastecidas, con las que dispararon a los agentes preventivos sin hacer blanco.

Cabe hacer mención, que Atilano de la Cruz Chí y Jesús Arturo Gándara Dávila, cuentan con una carpeta de investigación pendiente por este último caso.

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Chihuahua

Terror en la carretera Chihuahua-Ojinaga: hallan cuerpo desmembrado, calcinado y con armamento de alto poder

La violencia volvió a dejar su firma con sangre en una de las rutas más transitadas del estado. La mañana de este miércoles, autoridades fueron alertadas por la presencia de restos humanos en la carretera Chihuahua-Ojinaga, a la altura de un tramo despoblado. Aunque el reporte inicial hablaba de dos cuerpos, elementos de la Policía Estatal confirmaron que se trataba de un solo cadáver, desmembrado y calcinado.

El hallazgo fue aún más inquietante por los objetos encontrados junto a los restos. En el sitio yacían una cabeza humana, dos brazos cercenados, dos fusiles de asalto, tres cargadores, un chaleco porta placas color negro y dos identificaciones oficiales a nombre de Gerardo V. V., con domicilio en Villa Vicente Guerrero, Durango. Las piezas humanas estaban esparcidas sobre el pavimento y zonas aledañas, en lo que se presume fue una ejecución con mensaje entre grupos criminales.

La escena fue asegurada por agentes estatales, mientras que minutos después arribaron elementos de la Fiscalía General del Estado y personal de la Guardia Nacional, quienes desplegaron un operativo de resguardo del área e iniciaron las primeras diligencias. Hasta el momento, no se ha confirmado oficialmente la identidad de la víctima ni el móvil del crimen.

La brutalidad del caso, sumada a la presencia de armamento militar, refuerza las líneas de investigación relacionadas con el crimen organizado. Las autoridades no descartan que la víctima haya pertenecido a alguna célula delictiva y que su ejecución esté vinculada con ajustes de cuentas o disputas territoriales entre cárteles que operan en la región.

Este hecho se suma a una cadena de actos violentos registrados en el estado durante las últimas semanas, encendiendo nuevamente las alarmas sobre la inseguridad en zonas carreteras y la capacidad de respuesta institucional. Las autoridades han pedido colaboración ciudadana para recabar información que permita dar con los responsables, aunque reconocen que el nivel de violencia exhibido en este caso habla de una estructura criminal con acceso a logística, armamento y recursos.

El cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense para su análisis e identificación definitiva, mientras la Fiscalía mantiene abiertas varias líneas de investigación. Entretanto, la carretera Chihuahua-Ojinaga, vital para el comercio y la movilidad regional, se convierte en un nuevo escenario del terror con una advertencia implícita para quienes disputan el control de la zona.

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