Organizaciones ambientales interpusieron una demanda en México con la que buscan detener la expansión de megaproyectos de gas fósil en el Golfo de California y sentar un precedente histórico: reconocer a la naturaleza como sujeto de derechos.
El recurso legal, impulsado por Nuestro Futuro y respaldado por colectivos locales, tiene como objetivo frenar el Proyecto Saguaro GNL, una planta de gas natural licuado en Puerto Libertad, Sonora, que ya obtuvo autorización federal para exportación.
Las agrupaciones alegan que esta aprobación es inconstitucional, ya que pone en riesgo la integridad biológica del Golfo de California —patrimonio natural de la humanidad según la UNESCO— y no considera los impactos acumulativos de la industria fósil en la región.
Nora Cabrera, directora de Nuestro Futuro, sostuvo que esta acción es “el inicio de un cambio de paradigma en el Derecho y en la forma como la humanidad se entiende con la naturaleza”. Agregó: “Las ballenas hoy reclaman su derecho a existir. Con esta demanda buscamos que su canto sea escuchado en los tribunales”.
Entre las exigencias centrales de la demanda están:
Impugnar los permisos del proyecto por carecer de una evaluación ambiental completa.
Denunciar la falta de protección del gobierno ante los impactos acumulativos.
Solicitar que el Golfo sea declarado hábitat crítico.
Reconocer el valor intrínseco de las ballenas como base de una justicia ecocéntrica.
Especialistas de la UABCS y la firma EERA, con apoyo de Equal Routes, presentaron un informe técnico que advierte sobre los impactos: ruido submarino de hasta 192 decibeles que altera la comunicación de ballenas azules y rorcuales comunes, más de 600 escalas anuales de buques metaneros en áreas de presencia de cetáceos, y la introducción de especies invasoras por agua de lastre.
Para Carlos Mancilla, director de BCSicletos, estos megaproyectos “buscan operar a costa de nuestros ecosistemas, de nuestras comunidades y de nuestra propia vida”.
El Golfo de California alberga más de un tercio de las especies de cetáceos del planeta y es considerado uno de los ecosistemas marinos más biodiversos del mundo. Ambientalistas advierten que la industrialización gasera en la zona no solo pondría en riesgo a especies emblemáticas, sino que agravaría la crisis climática global.