La alianza estratégica entre Aeroméxico y Delta Air Lines, considerada una de las más exitosas en la aviación comercial de Norteamérica, llegará a su fin el próximo 1 de enero de 2025, luego de que el gobierno del presidente Donald Trump ordenara la disolución del acuerdo de cooperación que mantenían ambas aerolíneas desde hace ocho años.
La decisión pone fin a una relación que permitió a las compañías operar prácticamente como una sola entidad en rutas entre México y Estados Unidos, coordinando itinerarios, compartiendo ingresos y ofreciendo una red integrada de destinos. Con la nueva medida, se abre un escenario de incertidumbre para el sector aéreo binacional, donde se prevé una posible alteración en las tarifas, disponibilidad de vuelos y empleo en uno de los corredores aéreos más activos del continente.
La sociedad entre Aeroméxico y Delta fue clave para que la aerolínea mexicana fortaleciera su presencia internacional, ampliara su flota y mejorara su conectividad en Norteamérica. Sin embargo, sin la protección antimonopolio que el acuerdo otorgaba, ambas empresas deberán volver a competir directamente en rutas que antes operaban en conjunto.
En tierra, las consecuencias comienzan a preocupar. Trabajadores de Aeroméxico —pilotos, sobrecargos y personal operativo— expresan inquietud por la falta de información sobre un plan de contingencia. Los sindicatos advierten que la ruptura no solo pondrá en riesgo empleos, sino que también podría traducirse en menos opciones para los pasajeros y un incremento en los precios de los boletos.
Hasta el momento, la dirección de Aeroméxico ha mantenido silencio público, mientras fuentes cercanas aseguran que la empresa busca estrategias para minimizar el impacto y mantener la estabilidad de sus operaciones. Con el reloj avanzando hacia enero, el sector observa con cautela el final de una alianza que durante casi una década redefinió la conectividad aérea entre México y Estados Unidos.