Ciudad de México.– Kevin Cantera, investigador mexicano radicado en Nuevo México, fue despedido de una empresa de tecnología educativa en Estados Unidos tras más de 17 años de servicio, luego de integrar de manera intensiva herramientas de inteligencia artificial (IA) como ChatGPT para optimizar la redacción y organización de contenidos. La noticia se dio a conocer a partir de una columna del Washington Post y fue retomada por medios internacionales.
Cantera explicó que su compañía promovió inicialmente el uso de IA entre los empleados, asegurando que su adopción no implicaría recortes de personal. Siguiendo estas directrices, él utilizó asistentes generativos para mejorar estilo, sintetizar información y proponer estructuras de documentos, siempre manteniendo un control editorial y verificando manualmente los datos antes de publicar o integrar los resultados. Según el investigador, el uso de estas herramientas aumentó su productividad y le permitió entregar trabajos en menor tiempo.
Meses después, la empresa implementó un ajuste de personal que incluyó a Cantera, junto con otros empleados de larga trayectoria. La organización no detalló los criterios de la reestructura ni señaló incumplimientos en el uso de la IA, y la separación se realizó sin advertencias previas.
El caso de Cantera se suma a un contexto global en el que corporativos adoptan IA mientras reconfiguran sus equipos. Por ejemplo, Klarna en Suecia redujo su plantilla mediante “attrition” gracias a asistentes conversacionales; BT Group en Reino Unido anunció recortes vinculados a automatización; IBM pausó contrataciones y planea automatizar roles administrativos; Dropbox ajustó su plantilla para potenciar productos con IA; y Duolingo reorganizó funciones de contenido priorizando procesos “AI-first”, manteniendo personal de tiempo completo.
Estos casos reflejan que la integración de la IA en entornos laborales puede coexistir con estrategias responsables, siempre que existan objetivos claros y salvaguardas, aunque también plantea riesgos para empleados ante reestructuraciones y ajustes corporativos.
Kevin Cantera se convierte así en un ejemplo reciente de las tensiones entre adopción tecnológica y estabilidad laboral, un debate que ha comenzado a tomar relevancia en empresas de todo el mundo.