La policía francesa detuvo a dos hombres vinculados al audaz robo de las joyas de la corona en el Museo del Louvre, justo cuando uno de ellos intentaba abandonar el país, informó la fiscalía de París.
El atraco ocurrió la semana pasada en la Galería de Apolo, una de las salas más emblemáticas del museo, donde los delincuentes lograron sustraer joyas valoradas en decenas de millones de euros en cuestión de minutos. Los ladrones accedieron al segundo piso mediante una escalera montada en un camión y rompieron las vitrinas de alta seguridad en un robo que duró apenas siete minutos. Entre los objetos sustraídos se encontraba un collar de esmeraldas y más de mil diamantes, regalos de Napoleón a su segunda esposa, así como un juego de joyas de diamantes y zafiros usado por la Reina Marie-Amélie y la Reina Hortense.
Las investigaciones involucraron a más de un centenar de agentes, quienes analizaron más de 150 muestras de ADN encontradas en la escena. Gracias a este trabajo, las autoridades pudieron detener a dos hombres en sus treinta años, conocidos por la policía, originarios de Aubervilliers, suburbio de París. Uno de ellos fue arrestado en un control de pasaportes mientras intentaba abordar un vuelo hacia Argelia desde el aeropuerto Charles de Gaulle.
Por el momento, las joyas aún no han sido recuperadas y otros dos sospechosos permanecen prófugos. La fiscal de París, Laure Beccuau, aseguró que la captura de los detenidos es un paso clave en la investigación, mientras que el ministro del Interior, Laurent Nuñez, felicitó a los investigadores por su trabajo “incansable y confiable”.
El robo dejó al descubierto graves fallas de seguridad en el Louvre. La directora del museo, Laurence des Cars, calificó el incidente como un “terrible fracaso” y admitió ante el Senado francés que no había cámaras de vigilancia en el balcón del segundo piso cuando se cometió el atraco. Por su parte, el ministro de Justicia, Gérald Darmanin, reconoció públicamente que las medidas de protección del museo fueron insuficientes y que el robo expuso vulnerabilidades importantes en uno de los recintos culturales más visitados del mundo.
Con un valor estimado de 88 millones de euros, el caso ha conmocionado a Francia y generado un operativo sin precedentes para dar con los responsables y recuperar las joyas históricas.