Arrancamos con patadones: El PAN ya inició con las siempre estériles demandas y como era de esperarse, fueron contra los precandidatos únicos del PRI a las alcaldías más importantes del estado, Javier Garfio Pacheco, Enrique Serrano, Jorge Ramírez, Ricardo Orviz y Jesús José “Chuchi” Sáenz.
El motivo de la inconformidad, es que estos personajes han aparecido profusamente en espacios de radio y televisión, aun cuando ellos no están en precampaña, pues la Ley Electoral la entiende como la contienda interna para designar a los candidatos, lo cual no aplica, pues ellos ya fueron designados directamente por el gobernador.
Aunque saben que no ganarán mucho más que el ruido que generen, Mario Vázquez y su pandilla seguirán torpedeando por donde se les ocurra, aunque no tienen que pensar mucho, si toman en cuenta que casi la mitad de los burócratas está concentrado en campañas, échese una vuelta y verá que fulanito, zutanito y perenganito andan en “comisiones” o “reuniones”.
Pero ahí no acabaron los corajes de Vázquez y su equipo. También la hicieron de tos por la presentación de Juan Gabriel en el cumpleaños de gobernador César Duarte, con Pablo Montero como “second”, quienes cantaron a dueto con el mandatario en una noche realmente de lujo, si se toma en cuenta que el “Divo de Juárez” que cobra como mínimo 180 mil dólares por presentación, aunque insiste que fue su amistad con el mandatario la que lo llevó a hacerlo gratis, por puro gusto.
Aún con esta explicación, el PAN no perdió la oportunidad y comenzó a generar un intenso ruido, respaldado por varios medios nacionales y locales que pusieron el grito en el cielo, mientras que en las redes sociales corrieron las imágenes que despertaron la ira de algunos, aunque tampoco fue para tantos, todos los lunes ha de haber un escandalillo y mañana habrá uno nuevo.
Y siguiendo con los escandalillos, está el que lleva el PRI en algunos municipios, ya que el PAN está ardido y quiere aplicarles, aunque en pequeño, el robo de candidatos. Se trata de las alcaldías “pequeñas” donde el albiazul está coqueteando con los que quedaron en segundo lugar, algunos de ellos con verdadera presencia, pero sin el favor de “los de arriba”.
Ante esta maniobra, Leonel de la Rosa, a quien ya ven con un pie fuera del tricolor desde hace tiempo, podría planear la sustitución de sus candidatos para quedarse con los más fuertes y no con los que mejor le caen, antes de que se los lleven, lo que sin duda traerá inconformidades. A ver cómo lo resuelven.
Al que parece estarle saliendo el tiro por la culata es a Miguel Jurado, quien luego de traicionar a su partido, irá solo bajo la bandera del Partido del Trabajo, el partido más despreciado de la geografía estatal, quedando al nivel de Manuel Narváez, aunque mucho peor visto.
Manuel Narváez quedó ardido porque no lo dejaron participar, ya que no representaba a ningún grupo fuerte, ni contaba con un proyecto antojable. Miguel Jurado, en cambio, tenía el triunfo casi seguro, lo que despertó los apetitos del PAN, quienes quisieron enjaretarle hasta al perico, pues su barco seguramente llegaría a buen puerto.
Jurado había sido siempre un panista puro y duro, ideologizado y a la vista de todos comprometido con su partido: Un hombre de principios. Esta percepción se ha venido abajo desde que se reunió con el gobernador y, por sus pantalones, anunció que iría en alianza.
Asegura haber contado, en principio, con el apoyo de su partido para esta alianza pero acusa que luego Madero y Vázquez, influidos por Javier Corral, le dieron al traste a la unión y se enfurecieron. Así, decidió ir en alianza con “varios partidos chicos y uno grande”, pero de esos chicos varios no pudieron o no quisieron y el PRI, que es el único grande, ya sacó candidato.
Gabriel Sepúlveda quedará fuera, es un hecho, por lo que el PRI baraja si postula a Manuel Bremer o a Otto Valles, ambos reconocidos en su rancho y con suficientes puntos como para ser los ungidos en la nueva “tierra santa”. Lo que es seguro es que a los dos les va a tocar algo, pero, ¿qué Jurado no era el gallo del góber?
Los que sí andan ya encampañados por su partido son los precandidatos del PAN, Teresa Ortuño y Miguel Riggs. La primera arrancó bien, con visitas casa por casa, buscando el voto de los 1,500 delegados panistas plenos de derechos.
Miguel Riggs también le anda dando a la talacha, pero si muchos ven en su inexperiencia y su tardío destape sus dramáticas desventajas, también cuenta con padrinos de lujo y son nada menos que Carlos Borruel, Cruz Pérez Cuéllar y, no lo va a creer, Javier Corral.
Estos tres personajes, que no pueden verse ni en pintura, tendrán que hacer uso del Watsapp y otras tecnologías para comunicarse sin verse las caras, pues están respaldando al joven candidato, no por unidad partidista, sino por mera tirria a la Ortuño, a quien no le ven tamaño para contender contra el PRI.
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