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Opinión

 

 

 

 

Sábado 7 de abril de 2012

 

Teclazos dominicales

 

¿XOCHITL GALVEZ O

MARIA ANTONIETA?

 

Luis Ochoa Minjares

 

Las pifias, los errores y los inevitables resbalones políticos de los candidatos en campaña, siempre tienen más difusión, alcanzan mayor profundidad y calan más en el electorado que los aciertos, ideas, programas y propuestas, siempre minimizados o ignorados por los adversarios.

 

La dramática cadena de pifias y errores de doña Josefina Vásquez Mota, candidata a la presidencia dela Repúblicapor el partido de Acción Nacional, apenas al inicio de su campaña, ha dado motivo a una serie de especulaciones y fantasías al grado de manejar la cancelación de su postulación.

 

La imaginación popular y los enviciados en el uso del ciberespacio ya hasta mencionan los nombres de doña Xóchitl Gálvez ex secretaria de Estado durante el mandato de Fox y el de doña María Antonieta Pérez, actual y dinámica diputada federal panista, como posibles sustitutas de emergencia de Vásquez Mota.

 

IMPORTANCIA

DEL GÉNERO

 

De darse tal evento, quien sustituyera a la dama en cuestión, tendría que ser inevitablemente del mismo género. El partido azul y blanco solamente tiene una propuesta novedosa y original: postular por primera vez en la historia política de México, una mujer a la presidencia dela República.Enotros aspectos, nada tiene que ofrecer al electorado, excepto fracasos, frustraciones y regresiones.

 

Sería encomiable el esfuerzo de la derecha de elevar al género femenino a los primeros lugares de la función pública, si no fuera porque ha escogido mal a sus candidaturas. No se olvida el estrepitoso rechazo a la candidatura de la famosa “Cocoa”, hermana del primer panista del país, como candidata a gobernadora del Estado de Michoacán.

 

Con el debido respeto hemos de decir que doña Josefina carece de los atributos elementales para sostener el esfuerzo, la presión y el desgaste que se requiere para emprender hazañas como la de gobernar un país totalmente deshilachado política, económica y socialmente por la miopía y la inepcia de quienes la gobernaron los últimos diez años.

 

SOLO HAY UNA

ALTERNATIVA

 

Voceros del Cuartel de Campaña de la atribulada candidata informaron que los últimos tres días dela SemanaMayorserían dedicados a replantear la estrategia y rectificar la errónea y catastrófica política electoral a que inhumanamente han sometido a la señora Vásquez Mota.

 

De hacer una revisión real, objetiva y profunda, seguramente se toparàn con una dolorosa y única alternativa como solución: romper con el cordón umbilical que la liga con el putrefacto y corrompido gobierno calderonista y su titular y dejar de estar ofreciendo “más de lo mismo” para otro tercer sexenio panista.

 

Resulta no solamente injusto, sino hasta criminal que a una candidata sin experiencia política, fortaleza ideológica y física, independencia de criterio, la quieran obligar a realizar y ganar una elección presidencial cargando con la pesada lápida del lastre que significan 60 mil muertos, 400 mil mexicanos sin empleo y en la más franciscana de las pobrezas, y de pilón, un país semi deshecho.

 

Si doña Josefina no rompe con Calderón, y tira por la borda el pesado lastre que la atosiga, no tendrá el voto del pueblo victimado.

 

TRAMITOLOGIA,

CANCER SOCIAL

 

Cambiando de tema, diremos que subleva al más indiferente la imagen de esa pléyade de adultos mayores jubilados que sufren las de Caín para tramitar y hacer efectos los derechos que adquiridos, sin contar la prepotencia y altivez de burócratas ventanilleras cuyos rostros no conocen la sonrisa, menos la amabilidad.

 

No porque haya fallecido recientemente, pero la tramitología nos recuerda los ideales del Presidente Miguel dela Madridacerca de su programa de “Simplificación Administrativa” y el de “la renovación moral de la sociedad”, algunos de cuyos frutos ya son vigentes.

 

Por ejemplo, aquellas largas y humillantes “colas” para obtener un acta de nacimiento, matrimonio, defunción, etc. Mediante la consabida mordida, ya van desapareciendo. Lo cajeros automáticos donde se expiden esos documentos, son, de algún modo, fruto de las viejas aspiraciones de simplificar la mayor partes de los trámites burocráticos.

 

EL QUE PORFIA,

MATA VENADO

 

Después de más de cinco años de buscar una rendija por donde colarnos comercialmente al vasto mercado de consumo de la ya casi primer potencia mundial,la Chinasocialista, por fin y tras el cumplimiento de incontables requerimientos de toda índole, se abren las puertas para la industria de la porcicultura mexicana. Exportaremos toneladas y más toneladas de carne de puerco.

 

Ojalá y nos vaya a suceder lo que a Francia en 1950, que presumía ser el primer país en producir bicicletas de todo tipo. Recién triunfó la revolución china, se decretó la desaparición de los esclavos que jalaban los carritos corriendo por las calles. Serían sustituidos por bicicletas y ordenó a Francia 5 millones de bicis de un sopetón, que, por supuesto, no pudo surtir de inmediato.

 

Así que, a acabar con las insalubres y pestilentes marraneras de barrio y proceder a su higienización, modernización y reubicación. Un país en desarrollo que tiene 1,200 millones de habitantes, no nos va a pedir media docena de chamorros, un kilo de carnitas, dos de buche y diez cabezas de cerdo para tamales. Serán miles y miles de toneladas de productos porcinos de primera calidad.

 

¿Cuántos empleos permanentes surgirán?

 

APUNTES

DE LIBRETA

 

No echemos en saco roto las insistentes recomendaciones de nuestras instituciones de la salud de luchar a brazo partido contra el sobre peso y la obesidad. Son preocupantes las consecuencias de tales excesos… A partir de mañana lunes se reanudan las campañas electorales de los cuatro candidatos a la presidencia de la república. Peña Nieto sigue ocupando los primeros lugares… Pocas veces se deja ver por Ciudad Juárez el doctor González Tachiquín, jerarca estatal de Pensiones Civiles del Estado que se fundara durante el mandato de Teófilo Borunda… Si Toño Andreu sabe mover el abanico en el importante cargo que está estrenando, dentro de un breve año podría ser un buen prospecto para continuar la obra del Teto Murguía… Posiblemente mañana lunes el gober Duarte visite a los juarenses con buenas noticias y muchas ganas de trabajar duro en los proyectos en puerta… Noticias procedentes de Santa Rosalía de Camargo hacen saber que como nunca, el turismo local y regional se desbordó por toda esa región… Gracias al maestro Guillermo Terrazas, coordinador de comunicación social del gobierno del Estado en la zona norte, por hacernos llegar su excelente programa cultural difundiendo la música de ayer y de siempre.

 

FINALMENTE, la frase de la semana dedicada a quienes hacen alarde de valor cuando no hay ningún peligro: “Es muy diablo, donde no hay cruces”.

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Opinión

La hora más vulnerable de Nicolás Maduro. Por Caleb Ordóñez T.

Imagina el Caribe venezolano en plena calma, sus aguas azules extendiéndose hasta donde la vista alcanza. Ahora rompe esa postal idílica con la silueta gris de tres destructores estadounidenses que avanzan hacia la región con radares encendidos y misiles listos. No es un ejercicio rutinario: es un mensaje directo al Palacio de Miraflores. Nicolás Maduro, el hombre que ha resistido sanciones, aislamiento internacional, protestas internas y hasta un intento fallido de magnicidio, vuelve a sentir el peso de Washington sobre su espalda. Y esta vez, el juego luce más peligroso que nunca.

Caleb Ordóñez T.

Caleb Ordoñez Talavera

La Casa Blanca, en voz del propio Donald Trump, elevó la apuesta a un nivel sin precedentes: una recompensa de 50 millones de dólares por la captura de Maduro, sumada a un caso penal por narcoterrorismo que ya lo persigue desde hace años. Al mismo tiempo, envía barcos de guerra bajo la bandera de “operaciones antinarcóticos”. La mezcla es explosiva: derecho internacional, despliegue militar y política interna estadounidense se encuentran en un mismo tablero.

La figura de Maduro, que durante más de una década se ha aferrado al poder en medio de un país en crisis, se convierte así en el centro de una trama que recuerda a las novelas de espionaje y guerra fría. El lenguaje de Washington es claro: no basta con sancionar, ahora hay que demostrar músculo militar y judicial. Pero ¿qué tan lejos están dispuestos a llegar?

¿Derrocamiento real o un juego electoral?

¿Realmente buscan derrocarlo? La respuesta no es sencilla. Arrestar a un jefe de Estado en funciones sería un acto de guerra abierto, con consecuencias imprevisibles. El precedente de Manuel Noriega en Panamá en 1989 ronda inevitablemente la conversación: entonces, Estados Unidos invadió y lo capturó, exhibiéndolo ante el mundo como trofeo de justicia. Sin embargo, Venezuela no es Panamá. Es un país con más del doble de territorio, con una geografía selvática y montañosa que complica cualquier incursión, y con una red de alianzas internacionales que vuelven inviable una operación militar semejante.

Lo que persigue Washington no es tanto entrar a Caracas con marines, sino aumentar el costo de cada movimiento de Maduro, cerrar los espacios de maniobra de sus aliados y, sobre todo, mandar un mensaje claro a quienes lo rodean: quedarse con él puede salir muy caro. La recompensa multimillonaria y el despliegue naval apuntan más a erosionar la confianza dentro de la cúpula chavista que a preparar una invasión.

La vulnerabilidad del régimen es evidente. Aunque Caracas presume haber activado más de cuatro millones de milicianos como respuesta al avance de los buques estadounidenses, la realidad muestra otra cara: una economía raquítica que apenas produce alrededor de 900 mil barriles diarios de petróleo, cuando alguna vez fue un gigante de 3 millones. Las exportaciones, aunque sostenidas por compradores en Asia y licencias limitadas otorgadas a Chevron en Estados Unidos, no alcanzan para sostener a un país colapsado.

El éxodo es la prueba más clara del fracaso. Casi ocho millones de venezolanos han abandonado el territorio en la última década. Familias enteras se han dispersado por Colombia, Perú, Chile, México y Estados Unidos, formando la mayor diáspora del continente. Esa fuga no solo refleja la crisis interna, también genera presión internacional: los países receptores exigen soluciones, y la paciencia se agota.

Los aliados que sostienen a Maduro

Y sin embargo, Maduro sigue ahí. Su fuerza descansa en un triángulo que ha sabido consolidar: control férreo de las Fuerzas Armadas y los cuerpos de inteligencia; oxígeno económico de potencias aliadas; y un discurso de resistencia que vende al chavismo como la última trinchera contra el “imperialismo”.

Rusia lo respalda con asesoría militar y acuerdos estratégicos, presentándose como un socio confiable en tiempos de aislamiento. China, aunque más cautelosa, ha preferido mantener acuerdos productivos, reestructurar deudas y participar en proyectos de infraestructura, sin abrir la chequera como antes. Irán se ha convertido en socio energético clave, suministrando condensado y recibiendo crudo a cambio, mientras Turquía y Emiratos Árabes se han vuelto canales de comercio de oro y divisas. Cuba, por su parte, sigue siendo la columna vertebral del aparato de seguridad, con asesores que se mueven como sombra alrededor de Miraflores.

Pero quizás lo más delicado para Estados Unidos es que el tablero regional no es uniforme. Brasil y Colombia, dos gigantes sudamericanos, prefieren evitar un estallido armado. Ninguno de los dos gobiernos quiere tropas norteamericanas operando en su vecindario, porque entienden que una chispa en Caracas puede incendiar toda Sudamérica. Optan por la diplomacia, la contención y la presión por elecciones creíbles, pero rechazan cualquier escenario de intervención directa.

En esta misma línea se mueven actores europeos, que apuestan por negociaciones y transiciones pactadas. Pero a cada intento de mediación se impone la desconfianza: la oposición acusa al chavismo de manipular acuerdos, mientras Miraflores denuncia conspiraciones extranjeras. La consecuencia es un estancamiento crónico, donde el único beneficiado es Maduro, maestro en alargar los tiempos y sobrevivir a cada ola de presión.

Tres futuros posibles

¿Qué pasaría si cae? Tres escenarios se abren paso.

El primero sería una transición pactada: amnistías parciales, elecciones supervisadas y reincorporación de Venezuela a la economía global. Sería el camino menos traumático, el más ordenado para contener la crisis humanitaria y el éxodo migratorio. Pero también es el más improbable en el corto plazo: el chavismo no quiere soltar el poder sin garantías, y la oposición teme pactar con quienes han sido responsables de violaciones sistemáticas a los derechos humanos.

El segundo escenario es un quiebre interno. Sectores militares o figuras del chavismo podrían empujar la salida de Maduro para preservar la estructura del régimen, ofreciendo apenas un cambio de fachada. Una jugada pragmática: “sacrificar” al líder para salvar el sistema. Este escenario gana fuerza conforme aumenta la presión estadounidense y se multiplican las sanciones, pero requiere un acuerdo silencioso entre facciones que hoy desconfían unas de otras.

El tercero, el más temido, es el del colapso abrupto. Una caída desordenada del régimen que detone violencia en las calles, un nuevo éxodo masivo y un impacto directo en los mercados petroleros. El precio del crudo podría dispararse, golpeando economías ya frágiles y empujando a Estados Unidos y a la Unión Europea a tomar decisiones desesperadas.

Por ahora, Maduro parece sostenerse más por la fatiga del mundo que por la fuerza real de su régimen. Washington juega al filo: aprieta con sanciones, despliega poder naval, ofrece recompensas millonarias, pero al mismo tiempo reabre discretamente la puerta al petróleo venezolano para no desestabilizar los precios. Es el clásico palo y zanahoria: aislar al caudillo, pero evitar que su caída provoque un terremoto energético global.

El dilema central es si esta nueva ofensiva norteamericana es un auténtico plan para desplazarlo o un movimiento electoral más de Trump, que busca mostrar firmeza ante la diáspora venezolana en Florida y ante un electorado que aplaude los gestos de mano dura. Lo cierto es que, aunque la narrativa se vista de “guerra contra los carteles”, el objetivo final sigue siendo el mismo: debilitar al hombre que convirtió a Venezuela en un enclave incómodo en el hemisferio.

México entre la prudencia y la diplomacia

En este ajedrez geopolítico, México ocupa un rol peculiar. Históricamente ha defendido el principio de no intervención y el respeto a la soberanía, pero también ha sido anfitrión de negociaciones entre la oposición y el chavismo. Hoy, el gobierno mexicano se mueve entre dos aguas: por un lado, condena cualquier acción militar extranjera en la región; por el otro, mantiene canales diplomáticos abiertos para no quedar aislado de la comunidad internacional que exige elecciones transparentes.

México ha mostrado disposición para servir como mediador, buscando posicionarse como un “puente” entre Washington y Caracas. Sin embargo, no es una tarea sencilla. Si se acerca demasiado a Maduro, arriesga tensiones con su principal socio comercial: Estados Unidos. Si se alinea demasiado a Washington, rompe con la tradición diplomática mexicana que desde la Doctrina Estrada ha evitado avalar intervenciones. Además, hay factores internos: México ya enfrenta su propia presión migratoria con miles de venezolanos que cruzan la frontera rumbo a Estados Unidos. Su interés humanitario y estratégico es contener la crisis antes de que se convierta en un problema mayor en sus propias fronteras.

En este sentido, México podría jugar un papel crucial si se abre un proceso de negociación real. Sería anfitrión natural de una mesa de diálogo, pero siempre desde una posición frágil: la de un país que intenta mantener su voz regional sin romper la delicada relación con Washington.

El Caribe venezolano ya no es la postal tranquila que imaginamos al inicio. Es un tablero en tensión, donde cada movimiento puede desatar un efecto dominó regional. Y allí, entre el rugido de los destructores y la resistencia de un régimen acorralado, se juega no solo el futuro de Nicolás Maduro, sino también la estabilidad de buena parte del continente.

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