Con aplausómetro, propuestómetro y lodómetro, se midió el debate de los aspirantes panistas a la alcaldía, realizado el pasado sábado, en el que Miguel Riggs brilló por los gritos y aplausos que arrancó opacando a sus contrincantes, mientras que Teresa Ortuño echó mano de su experiencia y se impuso en el debate.
Riggs mantuvo su postura civilizada y sobria, enfocada a la propuesta y a lo positivo, mientras que Ortuño sacó un poco más el colmillo, pero no contra sus compañeros sino contra el gobernador César Duarte y su gestión, pues prefirió colgarse de las inconformidades de la ciudadanía.
Guillermo Villalobos fue el chacal del cuento, pues se dedicó a aullar indirectas y directas contra Ortuño, echándole en cara que él sí es de Chihuahua (ella es de Torreón) y destacando que él no tiene que vivir del erario público, como la exsenadora ha hecho desde 1982.
También llamó la atención la ausencia de ataques entre Riggs y Villalobos, y ya hay más de uno que juran que el primero acabará recibiendo los votos del segundo, con los cuales aseguran podría desbancar a Ortuño y hacerse con la candidatura.
Es por eso que se soltó el rumor que desde el Comité Directivo Estatal se rogó a varios portales destacar la experiencia que Ortuño demostró en el debate, y cómo no, si tiene en la política casi lo que Riggs tiene de vida, pues es miembro del PAN desde 1973.
Ortuño por fin atinó una, pues lo cierto es que su estrategia de tomarse fotos visitando a militantes deja mucho que desear, pues si bien es cierto que las internas se basan en talacha interna y contacto cara a cara, bien hubiera hecho en ir teniendo en la mira a quien es el verdadero adversario suyo y del PAN: Javier Garfio.
Villalobos Madero no tiene probabilidades, pero podría reunir los votos necesarios para dar el triunfo a uno y otro en una elección cerrada, convirtiendo a su padrino, Carlos Borruel, en un Elbo Esther Gordillo panista, una fuerza minoritaria capaz de decidir entre mayorías cerradas. Qué pena.
A grandes rasgos podría decirse que el debate fue exitoso, pero cierto es que mantuvo con los pelos de punta a los dirigentes panistas, quienes temieron que los aspirantes se desgreñaran frente al panismo, y si a eso añadimos las traiciones de Miguel Jurado, Manuel Narváez y Emilio Flores, pues razones tenían para prever un desastre.
Mientras tanto, en el PRI se la llevan más tranquila, sin grandes sobresaltos, pues los candidatos únicos no necesitan ir más allá de la talacha territorial e ir afinando la maquinaria con miras al día de las elecciones.
No obstante, algunos de los ya amarrados tiemblan ante una inminente alianza con el Panal y los posibles reacomodos por cuota de género, que podría echar de las candidaturas a varios que ya saborean el dulce hueso que aún no les llega.
Los que también saborearon de lo lindo fueron el gobernador César Duarte y su comitiva, quienes acudieron a la inauguración de la Feria de San Marcos, en Aguascalientes, donde Chihuahua fue el estado invitado.
En la bola andaban Álvaro Navarro, secretario de Economía, Alma Cuesta, directora de Turismo, a quien algunos ya quieren ver fuera del gabinete, Octavio Legarreta, secretario de Desarrollo Rural y Manuel Bremer, director de Infraestructura Rural.
El torero Arturo Saldívar le dedicó el toro a Duarte, quien es aficionado a la fiesta brava. Además anduvo por ahí el artesano Juan Quezada y los stands de los ricos del pueblo como Bafar y los infaltables como la casa de las artesanías. Estuvo buena la fiesta.
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