El día de ayer, medios locales cubrieron la información de que José Enrique Jiménez, alias el Wicked, o mejor conocido en la población como el asesino de la activista juarense, Marisela Escobedo y el asesinato de 16 personas en el bar El Colorado, impartió una conferencia a estudiantes como parte del programa “Jóvenes Libres de Prisiones”.
«Lo que me condenó no fue el juez, fue dejar de soñar, dejar de creer que podría convertirme en muchas cosas y dedicarme a acciones que destruyeron familias en el dolor y la tristeza irreparable al igual», confesó José Enrique Jiménez, el Wicked, a estudiantes que participan en el programa aleccionador «Jóvenes Libres de Prisiones»
Ustedes nunca llegarán a ser como los personajes que se presumen en los corridos, por una sencilla razón… porque ustedes están vivos y ellos no lograrán continuar viviendo o estar en libertad», externó el Wicked a los estudiantes de nivel medio superior de la ciudad, cuando compartió su historia que empezó a escribir hace 15 días en las celdas de la prisión de alta seguridad del penal de Aquiles Serdán.
El mayor problema es que muchos jóvenes tienen una idea equivocada de lo que es ser joven, piensan que deben tomar alcohol, drogas y parrandas para agradar y no saben que las personas en la delincuencia son hábiles para engañarlos; te dicen que ellos mandan, que todo está arreglado con la autoridad y no existe ley alguna sobre ellos.
Yo engañé a muchos para integrarlos a mis filas, les dije «no pasa nada», y ahora no saldré jamás del penal de alta seguridad, declaró el Wicked. «Lo que me condenó no fue el juez, fue dejar de soñar, dejar de creer que podría convertirme en muchas cosas, para dedicarme a acciones que destruyeron familias en el dolor y la tristeza irreparable, al igual que la mía, al saber que viviré todo lo que me falte sometido tras las rejas en el penal de alta seguridad», indicó José Enrique Jiménez Zavala.
En su participación, José Enrique Jiménez Zavala se presentó ante los estudiantes, como imputado por delitos contra la salud y delincuencia organizada, además de homicidios en casos como el de Marisela Escobedo y los del bar El Colorado, donde murieron 16 personas; «por este último caso ya fui sentenciado con prisión vitalicia».
Prisión vitalicia sólo significa una cosa: que pasaré el resto de mi vida tras las rejas sometido, atrapado en un lugar. «Yo nací en Ciudad Juárez, con mi padre, madre y tres hermanos, entre todos, nuestro mayor enemigo fueron los problemas intrafamiliares, por los cuales terminé finalmente mudándome a El Paso, Texas, en los Estados Unidos, a donde viajamos sin mi padre, con la esperanza de encontrar una nueva vida libre de la violencia, sin maltrato para mi madre y nosotros», compartió Jiménez Zavala.
Al ir en busca del sueño americano sucedió todo lo contrario, pues desde primaria competían por mi atención la escuela, la imaginación y los anhelos con los problemas en casa, situaciones cada vez más fuertes, como exceso de alcohol, drogas y parrandas en mi propio hogar, continúo José Enrique; cuando llegué a la secundaria, los problemas seguían ahí, pero me acostumbré a ellos.
En su momento me gustó mucho estudiar, eso siempre me hacía sentir bien, pero me dejé vencer por las faltas de amor y atención; me ganó la rebeldía y los problemas familiares, cerré la mente para los libros y abrí las manos para las armas, empecé a involucrarme donde no debía, robos, pandillerismo y otros delitos. Desde los 14 años conocí los tribunales y a los 18 años fue la primera vez que me sentenciaron en los Estados Unidos por robo a mano armada; me sentenciaron a cinco años de prisión y la cumplí, saliendo hasta los 23 años, cuando regresé a Ciudad Juárez.
«Llegué a mi patria deseando querer lo que nunca tuve, pero de un día para otro, porque no tenía tiempo que perder, y debido a que hablo inglés obtuve buenos trabajos y tal vez pude haber alcanzado mi sueño de un puesto directivo, pero para este momento yo ya lo había olvidado».
Nunca me gustó tener que esforzarme, obedecer reglas y disciplina para obtener lo que deseaba; lo quería, y rápido, por ello abandoné mi trabajo y me integré a una célula delictiva en la que mi primera función fue la venta de narcomenudeo, y al fi n llegaron los carros, ropa, joyas y parrandas, pero no me informaron cuál sería el precio de todo esto, y que mi sensación de no tener tiempo la construí yo mismo. Después llegué a Chihuahua y tuve mi propio grupo delictivo, donde acabé con varias vidas, entre ellas la mía, que también terminó. Cuando llegué a Chihuahua no me preocupaba mucho, pensé que aquí sería muy diferente de los EU, pensé que podría sobornar a las autoridades, que continuaría con mis actividades y andaría libre por el penal, pero nada es así.
La delincuencia no sería nada, nada, y enfatizó, ¡escuchen bien!, la delincuencia organizada no sería nada si no fuera por los miles de jóvenes que engañan a diario, hasta que están dispuestos a dar su vida por unos pesos y un poco de aceptación. José Enrique Jiménez Zavala, el Wicked, concluyó, ante la atenta mirada de expectación e incertidumbre que se dibujaba en los rostros de los jóvenes, algunos pensando, otros hablando entre ellos y algunos más con desconcierto, expresó: «Todos se preguntan si se acabará esta ola de violencia, pero sólo ustedes pueden pararla, sólo ustedes pueden detener al crimen organizado al no pertenecer a él».
Sólo los invito a que escuchen este mensaje y salven su vida, ustedes pueden ser felices de una forma sencilla, no se dejen engañar, sigan estudiando y, sobre todo, investiguen, pero investiguen en ustedes mismos todo el potencial que tienen, dónde está y explótenlo. El esfuerzo tiene sus recompensas, y el del camino fácil está en el término de la vida.
Con información de El Heraldo.
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