La libertad universal que ha permitido la creación del internet hace tres décadas está actualmente amenazada por la acción de «fuerzas muy poderosas» que quieren controlarlo, según el cofundador del buscador Google, Sergey Brin.
En una entrevista con el diario «The Guardian» publicada hoy, Brin advierte de que estas «fuerzas» se han alineado contra la apertura que ofrece la red, y reconoce que está más preocupado que nunca y que le «da miedo» pensar en la actual situación.
Según explica, la amenaza contra la libertad del internet procede de los Gobiernos que buscan controlar el acceso y las comunicaciones de los ciudadanos y también de Facebook o Apple, que controlan el software que se pueden utilizar en sus plataformas.
El cofundador de Google, de 38 años, es considerado como la principal fuerza detrás de la parcial retirada del buscador de China en el año 2010 debido a la preocupación por la censura en ese país.
Brin ha manifestado su inquietud por los esfuerzos de países como Arabia Saudí e Irán de restringir el uso del internet, así como de Facebook y Apple, que controlan el acceso a sus usuarios.
Según «The Guardian», las críticas de Brin a Facebook pueden resultar controvertidas puesto que la red social está cerca de entrar a cotizar en bolsa por un valor estimado en 64.000 millones de libras (unos 76.160 millones de euros).
Según Brin, él y el otro fundador de Google, Larry Page, no hubieran podido crear el famoso buscador si el internet hubiera estado dominado por Facebook, pues «tienes que jugar con sus reglas -dijo-, que son realmente restrictivas».
En el Reino Unido, el Gobierno ha elaborado un plan con el que quiere vigilar las llamadas telefónicas, los mensajes de texto y los correos electrónicos de la población por razones de seguridad.
El primer ministro británico, el conservador David Cameron, espera presentar pronto en el Parlamento este proyecto de ley destinado a combatir el terrorismo y el crimen organizado.
Según el plan, los datos que se recabarán de la población en el centro de escuchas de Cheltenham (oeste de Inglaterra), conocido por sus siglas GCHQ y cuyas actividades son secretas, incluyen la hora y la duración de cada llamada telefónica, así como los destinatarios de correos electrónicos y mensajes de texto.
Políticos y organizaciones defensoras de los derechos civiles han censurado el programa gubernamental porque entienden que viola el derecho a la privacidad de la ciudadanía británica.
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