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México no es clasemediero, en un país pobre

De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a pesar del crecimiento en la economía en México del 2000 al 2010, México no puede catalogarse como un país de clase media, sino más bien uno de clase pobre.

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De acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a pesar del crecimiento en la economía en México del 2000 al 2010, México no puede catalogarse como un país de clase media, sino más bien uno de clase pobre.

México tiene más de 112 millones de habitantes, anteriormente se creía que éramos un país de clase media por nuestros patrones de consumo e incluso porque la gente se asume como clase media. El estudio es la encuesta nacional de ingresos y gastos que el organismo realiza, señaló que en 2010 el 59.13% de los mexicanos era de clase baja, 39.16% de clase media y apenas un 1.71% de clase alta.

El estudio del Inegi de 2010 para contabilizar a la clase media en México considera que un hogar promedio de este tipo cuenta al menos con una computadora, gastan alrededor de 4,400 pesos al trimestre en alimentos y bebidas fuera de casa; alguno de sus integrantes tiene una tarjeta de crédito y está encabezado por alguien con por lo menos estudios de bachillerato.

En los bolsillos de la gente existe otra realidad, por cada persona pudiente que vive en México hay 49 poco pudientes. Una realidad que es casi invisible para los que viven bien. El equilibrio existirá cuando las desigualdades de la riqueza no tengan brechas tan grandes.

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Senado aprueba Ley General de Aguas en medio de acalorado debate y críticas de oposición

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El Senado mexicano aprobó este jueves, con 85 votos a favor y 36 en contra, el proyecto de decreto que expide la Ley General de Aguas y reforma diversas disposiciones de la Ley de Aguas Nacionales, en un contexto de creciente presión sobre los recursos hídricos del país por sequías, conflictos por concesiones, crecimiento urbano y alta demanda del sector agrícola.
La minuta fue remitida al Senado por la Cámara de Diputados, que la aprobó tras 24 horas de acaloradas discusiones. La iniciativa deriva de una propuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum para regular el derecho humano al acceso, disposición y saneamiento del agua, así como priorizar su consumo humano y doméstico ante autorizaciones, permisos, concesiones y asignaciones del recurso.
El senador Óscar Cantón Zetina, de Morena, aseguró que el centro de este proyecto es la persona y no los grandes acaparadores de agua, pues se crea un trinomio virtuoso entre tierra, agua y gente. Afirmó que la legislación es la mayor aliada de los productores y campesinos de México, ya que elimina la visión mercantilista del agua y la regresa a su dueño legítimo, que es el pueblo de México.
La senadora del PAN, Verónica Rodríguez, señaló que esta reforma convierte el agua en un instrumento de manipulación política y electoral. Apuntó que le da al gobierno federal la posibilidad de decidir de manera discrecional quién mantiene su concesión, quién la pierde, a quién le reducen volúmenes de agua y a quién sí le permiten operar, lo que demuestra que es peligroso para la democracia, el campo, la seguridad alimentaria y las familias.
Carolina Viggiano, del PRI, advirtió que el proyecto no contó con estudios económicos ni presupuestales, no cuenta con análisis de impacto financiero y tampoco se asegura inversión para la infraestructura, operación ni vigilancia de los sistemas de agua. Además, señaló que no se consultó a los pueblos originarios.
Luis Donaldo Colosio, de Movimiento Ciudadano, indicó que los cambios abren la puerta a más control gubernamental sin contrapesos reales, a más trámites y a más incertidumbres para el campo mexicano. Afirmó que se concentran atribuciones en la Comisión Nacional del Agua sin reglas claras, crece el riesgo de arbitrariedad, corrupción, favoritismos y castigo político, además de que se crea incertidumbre en la asignación de derechos y volúmenes, lo que desincentiva la inversión, la tecnificación y frena proyectos.
La nueva Ley General de Aguas establece que las concesiones para el uso del vital líquido no podrán ser intercambiadas entre particulares, con la obligatoriedad de que sea la Conagua la que las distribuya de nuevo.
La discusión y aprobación en las Cámaras de Diputados y Senadores ocurre en un contexto donde el sector agrícola consume cerca del 75 por ciento del agua disponible para consumo en el país.

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