La selección uruguaya de fútbol se clasificó para la final del Mundial sub 20 de Turquía tras derrotar ayer a Iraq en la tanda de penaltis en un encuentro que finalizó 1-1 y cerró el sueño de todo un país necesitado de alegrías.
Una década después del inicio de un conflicto que parece no querer terminar para siempre, la nación asiática olvidó sus problemas para apoyar desde la distancia a un grupo por el que casi nadie apostó antes del inicio del campeonato.
El combinado asiático murió en la orilla del éxito cuando Francia ya esperaba en el partido decisivo. El tanto de Gonzalo Bueno a tres minutos del final sirvió para forzar la prórroga que agotó mentalmente a Iraq. Finalmente, acabó hincando la rodilla tras rozar un acto heroico.
Uruguay se encontró a un equipo anárquico pero efectivo con algún jugador que destaca por encima del resto y que más de un equipo europeo querría tener en sus filas. Hasta el encuentro ante los charrúas, el portero Mohammed Hameed había captado casi todos los focos, pero fue Ali Adnan quien se llevó todo el protagonismo con el golazo que casi da la victoria a Iraq.
Otros como el central Ali Faez firmó un partidazo y apenas dejó opciones a la estrella «charrúa», Nico López, que sólo tuvo un par de oportunidades para mostrar su currículum anotador y abrir el camino de Uruguay hacia la final.
Si atinó Ali Adnan, en el minuto 33, y su tanto hizo justicia a la primera parte que completó Iraq. Cuando puso la pelota sobre el césped para sacar una falta en la banda derecha, casi donde Nayim un día dio una Recopa al Zaragoza, casi nadie imaginó que iba a clavar el balón con la pierna izquierda en la escuadra del guardameta Guillermo De Amores.
Ese gol dejó sin habla a Uruguay. Si antes no tenía ni las ideas ni la posesión, después tampoco. Sólo el nombrado Nico López pudo marcar antes del descanso con un disparo cruzado que paró Mohammed Hameed. Casi fue el único acercamiento hasta el final.
En la segunda parte, Iraq especuló un poco más con el resultado y dio un paso atrás en el campo. Uruguay por lo menos pudo igualar el porcentaje de posesión y tuvo un par de ocasiones que fueron suficientes para que el sueño del cuadro de Hakeem Al Azzawi se tambalease. Las dos las protagonizó Gonzalo Bueno, primero con un cabezazo que estrelló en el larguero, y después con el tanto del empate.
Pero la inspiración la volvió a traer el gigantón de 196 centímetros Felipe Avenatti, el héroe ante España y que volvió a ser decisivo gracias a su corpulencia y buena visión de juego. Fue quien aguantó un balón de espaldas para cedérselo a Bueno, que fusiló sin perdón a Mohammed Hameed.
Entre Avenatti y Bueno dejaron grogui a Iraq, que desfondada físicamente por las dos prórrogas que ya llevaba a sus espaldas en octavos y cuartos, intentó no llegar a los penaltis. Casi lo consigue por medio de Ali Adnan, que a punto estuvo de coronarse con su segundo tanto.
No tuvo opciones desnivelar el marcador y los penaltis dieron un final trágico a Iraq, que después de 16 lanzamientos sucumbió ante Uruguay. Fue Saif Salman quien mandó a las nubes el disparo decisivo, que se perdió por el aire como el sueño de una nación que quiere dejar atrás definitivamente un conflicto que parece interminable. Irak lloró y Uruguay sonrío. Los charrúas intentarán el sábado levantar su primer título de la categoría.
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