Tras conocerse la decisión acerca de la absolución de Zimmerman, la reacción no se hizo esperar, y en varias ciudades estadounidenses se presentaron manifestaciones rechazando el veredicto, pues este es considerado un caso de racismo.
Pese a que la mayoría de estas protestas fueron pacíficas, como en Los Ángeles, San Francisco o Sacramento, California, se tornaron violentas en la ciudad de Oakland, donde la Policía reportó daños en ventanas y mobiliario urbano, así como pequeños incendios en las calles.
Según las autoridades de la ciudad californiana unas 100 personas se sumaron a las manifestaciones, pero pese a los disturbios, no se produjo ningún arresto.
Algunos de los manifestantes atentaron contra uno de los carros de las fuerzas de seguridad, mientras que en las instalaciones del periódico local se reportaron algunas ventanas rotas.
Mientras tanto, entidades pro derechos civiles presionan al Departamento de Justicia para que presente cargos federales contra el exvigilante de origen hispano.
Es el caso de la Asociación Nacional para el Avance de la Gente de Color, la organización de derechos civiles más antigua de EE.UU., que tiene entre la espada y la pared al secretario de Justicia y fiscal General de ese país, Eric Holder, el primer afroamericano en ocupar este cargo, para que tome una decisión.
En el mismo sentido se manifestó el también líder de derechos civiles, el reverendo Jesse Jackson, quien exigió al Departamento de Justicia que “intervenga en el caso y lo lleve a otro nivel”.
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