En una decisión inédita la Federación concesionó por 30 años las carreteras de cuota al Gobierno de Chihuahua, lo cual permitirá colocar una nueva emisión de certificados bursátiles por 15 mil millones de pesos, dinero que iría a parar a obras públicas que se pagarán con los ingresos de peaje.
Estos 15 mil millones de pesos se suman a su presupuesto global, sin comprometer las participaciones que mensualmente entrega la Federación a Chihuahua ni ningún otro tipo de recurso.
Estos bonos no se consideran deuda, pues es dinero que se pide prestado pero que de alguna manera no compromete el presupuesto de Chihuahua, pues se paga solo con el peaje, aunque, digan lo que digan, sí es deuda.
Ya que hablamos de dinero, se avecinan fuertes inversiones en la frontera, en concreto en la industria aeroespacial, que permitirían armar un avión completo en un futuro cercano.
Otro fuerte nicho de inversión que ha procurado el Gobierno del Estado es el ramo automotriz, pero para esto deberán capacitar a cientos o quizá miles de potenciales empleados en Juárez.
Pasando a temas de educación, ¿quién regula a las escuelas privadas en Chihuahua?, nos preguntamos, ya que han proliferado planteles que ofrecen completar la preparatoria en cuatro meses, muchos de ellos dando clases solo los sábados.
El negocio en este tipo de escuelas es redondo: Ofrecen un certificado exprés, con colegiaturas elevadas y sin demasiada exigencia académica. Luego, la mayoría de los alumnos reprueba y debe pagar el examen extraordinario, y los profesores tienen prohibido reprobarlos en este. Una venta de diplomas, más que una escuela.
Cierto es que la educación se ha vuelto más accesible con las políticas del actual gobierno, pero se nota una merma en la calidad de dicha educación, pues ¿puede una persona aprender en cuatro meses, solo los sábados, lo que un estudiante aprende en tres años de esfuerzo constante y de tiempo completo?
Otro dato preocupante es que Chihuahua se ubica como el segundo lugar nacional con mayor robo de vehículos, apenas detrás de Baja California, según el Observatorio Ciudadano de Seguridad Pública, el cual informó que en los primeros cinco meses dle año se registraron 4350 robos de vehículos en la entidad, 2,133 en Chihuahua capital y 1,879 en Juárez.
¿Dónde metes 4,350 autos robados?, tan solo los de 2013. Es una pregunta que desafía a la lógica, y que solo se explica por la ineficiencia, la complicidad y la corrupción de algunas autoridades, de los tres niveles de gobierno.
Pero si el robo de vehículos es alarmante, los asesinatos que no paran en la zona sur y occidente de Chihuahua preocupan aún más, aunque no a todos, ya que el comandante de la zona 42, Ricardo Díaz Palacios, considera que la prensa exagera y que la violencia en Guadalupe y Calvo y la Sierra en general no es para tanto y que son apenas unos cuantos muertitos, secuestrados y extorsionados.
Lo cierto es que en el “triángulo dorado” no hay quien quiera entrarle, ni sienten motivos para enfrentarse a los grupos criminales que controlan la zona ¿para qué? Los muertos son ajenos, le roban a otros y, según afirma el gobierno de Estados Unidos, muchos policías y militares reciben fuertes sumas de dinero a cambio de protección en todo México, así que ni para qué moverle.
Esto lo dijo durante la incineración de 22 toneladas de droga, con valor de 500 millones de pesos en el mercado gringo. ¿Ahora entiende por qué Fox anda tan interesado en industrializarla y venderla? Podrán llamarlo loco, pero de tonto no tiene un pelo.
Fue durante esta ceremonia de incineración, en Cuauhtémoc, que reapareció el alcalde Israel Beltrán Montes, después de su derrota electoral que arrastró a Jorge Ramírez quien iba por la alcaldía.
A Beltrán no se le vio ni cerquita de Duarte, pues al primero lo mandaron a un rincón del presídium, en una muestra de que no están contentos con su trabajo, suponemos.
Con quien el gobernador Duarte tampoco anda contento es con algunos miembros de su gabinete. Dicen los ratones de Palacio, que advertimos ya se han equivocado, que ahora sí se van Sergio Piña Marshall, Octavio Legarreta y Carlos Manuel Salas.
Los primeros saldrían por falta de resultados y de coordinación con el equipo, ya que consideran que si bien su trabajo no ha sido del todo malo, podría mejorar inyectándole nueva vida con otros perfiles. Es normal, en todos los gabinetes unos funcionan mejor que otros y los ajustes son necesarios cuando llega la mitad del sexenio.
En el caso de Carlos Manuel Salas, la falta de resultados no ha sido el problema, al contrario: el funcionario ya se siente cansado y es comprensible, pues está en primera línea de la lucha contra el crimen organizado y desorganizado en una de las entidades más violentas del país.
Sin embargo, aunque suenen los rumores sobre Salas, no hay a la vista un mejor perfil para el puesto, ya que aunque la Sierra se le ha vuelto un batidero de muertos, Juárez se ha pacificado parcialmente y eso no es poco mérito. Habrá que esperar a ver si los augurios se confirman.
Y mientras unos se van otros llegan, pues parece que los diputados Alejandro Domínguez y Fernando Mendoza, dos de los favoritos del gobernador, podrían integrarse al gabinete apenas dejen sus curules, formando así parte de la “legislatura chapulín”.
El que también podría estar haciendo sus maletas es Leonel de la Rosa, quien entregó buenos resultados en las elecciones pese a las múltiples complicaciones que se topó en el camino, sin embargo, no hay ningún motivo para cambiarlo ahora mismo. Que se irá es un hecho, pero no se sabe cuándo.
El que ya se va también es Marco Adán Quezada, quien no afloja el paso y ayer se aventó un recorrido por los arroyos y canales de la capital, para asegurarse de que no hay riesgos inminentes de inundaciones que le enloden su despedida.
Durante la gestión de Quezada los arroyos han recibido limpieza y mantenimiento constante, eso se nota y se notará más si cae una fuerte lluvia, pues estos esfuerzos siempre se omiten bajo el pretexto de que en Chihuahua no llueve. Quezada no se confía, y hace bien.
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