Quizá parecemos disco rayado, pero no podemos dejar de destacar la extrema masacre que se vive en Guadalupe y Calvo, municipio que pese a su minúscula cantidad de habitantes, ya superó en muertos a Juárez y Chihuahua, capitales de la violencia en México hace unos años.
Y es que por mucho que se ha tratado de negar en los últimos días, la zona está que arde, pues se registró un enfrentamiento con casi 400 balazos contabilizados de armas de alto poder, e incluso se dieron tiempo para decapitar a una dos víctimas, incendiar casas y vehículos.
Los pretextos y evasivas ya se agotaron. No pueden decir que fue pleito entre familias, pues los asesinados portaban uniformes tácticos y toda la firma del crimen organizado, lo curioso es que ahora los políticos locales no salen rasgándose las vestiduras y culpando de todo a la federación, como en el sexenio pasado.
En el resto del estado la violencia se ha contenido, pues el reacomodo de las fuerzas criminales ya está “cuajando”, lo que no significa que hayan abandonado la aniquilación como táctica o que se haya hecho justicia, pero hasta los sicarios se cansan se matar y ser matados.
Aquí surge la pregunta: ¿en qué momento los chihuahuenses nos acostumbramos a usar un lenguaje medieval en las portadas de los medios y en las charlas cotidianas?, pues hace pocos años los términos como “decapitado”, “desmembrado” o “incinerado” eran parte de los libros de historia o de las películas.
Pero incluso el lenguaje de las hordas bárbaras es insuficiente para describir el horror que vive el país entero, y hemos tenido que crear términos como “pozoleado”, “guisado”, “encintado” y “levantado”, para tener una aproximación a la pesadilla en la que se ha convertido México en general y Chihuahua en particular.
Los chihuahuenses más bien nos hemos acostumbrado a vivir en la monotonía del miedo, que seguido se rompe con el inusual terror, que está a poco de convertirse en un elemento de la vida cotidiana. ¿La situación ha mejorado o nos hemos acostumbrado a convivir con cadáveres?
Mientras todo esto sucede, el estado mexicano sigue bailando al paso que le marca Estados Unidos, más centrado en gestionar a los cárteles con estímulos como “rápido y furioso” y castigos como la detención del ‘Z-40’, a quien dejaron operar y asesinar a su antojo hasta que dejó de serles útil.
Rompiendo el tema de la monotonía de la violencia, Chihuahua está sacudido por las lluvias y ayer se presentó la triste muerte de un niño de 12 años, quien perdió la vida por mera negligencia, ya que muchos han tenido la ocurrencia de meterse a chapotear a corrientes caudalosas, desconocidas para quienes vivimos en ciudades desérticas.
Los policías municipales dieron una de sus mejores caras, pues le han entrado con todo al rescate y nos han hecho ver que además de una institución sometida al crimen e infiltrada, cuenta con excelentes elementos que llevan con orgullo y entrega su uniforme y vocación. Nuestros buenos policías y bomberos se merecen sin duda un reconocimiento, que debería ponernos a pensar si nosotros como sociedad les hemos correspondido, pues varios compañeros policías se quejan, con razón, de que muchos ciudadanos prefieren ponerse del lado de los delincuentes. Ejemplos sobran.
El que parece estar todavía bajo el hechizo del amor es Álex Lebaron, titular de la Conagua en Chihuahua, quien no da pie con bola en los temas relacionados con su cargo, pues dentro de la dependencia corren cada vez más las habladurías de que le falta preparación elemental en estos temas.
Gente de la Conagua nos asegura que Lebaron llegó dispuesto a iniciar el aprendizaje dentro de la dependencia, pero le cayó la llovida y no le dio tiempo más que de reaccionar dando patadas de ahogado y chapoteos en cualquier charco. En resumidas cuentas, dicen que no da el ancho, al menos por ahora.
Esto se nota y bastante al ver el papel que ha jugado dentro de la contingencia, ya que tuvo que ser el gobernador y algunos de sus funcionarios quienes dieran toda la explicación de la situación y las acciones, mientras que el joven Álex apenas tomó la palabra, tratando de no regarla.
Sabemos que Álex es un joven astuto y decidido, pero parece claro que no está a la altura de las circunstancias, así que o aprende muy rápido su oficio de gestor del agua o mejor le deja el lugar a otro que sí le sepa al asunto. Otros le recomiendan dejarse asesorar y dedicarse a firmar documentos.
El gobernador Duarte y su equipo no pueden estar siempre atajándole las bolas. Suficientes problemas tienen con las carreteras, ya que el tramo de Sacramento a Villa Ahumada, el que más dinero deja, se parece bastante a Siria o Irak con tanto cráter y desierto por todos lados.
Estas carreteras son buenas para generar ingresos, debido a que o viajas por ellas o te arriesgas a las mortales “curvas del Perico”, a los camiones destartalados en vías de un carril y a los gavilleros que andan por ahí siempre alerta.
El problema es que el dinero que producen no retorna, pero las empresas calificadoras de los créditos vendrán a revisar dichas vías y por eso andan a marchas forzadas viendo como las repararán de inmediato, pero en serio, no con pura pintura y alquitrán. Si quieren pedir cuentas por los desperfectos, ahí están Javier Garfio y Eduardo Esperón.
Y para cerrar el tema de las lluvias, están los daños que sufrieron cientos de usuarios del aeropuerto de Chihuahua, los cuales ya están documentados en más de 100 expedientes, en manos de Filiberto Terrazas, titular estatal de la Profeco. Se dice que la cancelación de la concesión a OMA podría ir en serio, pero hay que recordar que es un grupo muy fuerte y no basta la decisión casi plenipotenciaria del mandatario.
Otra bronca que se avecina es la de las cuotas escolares, pues muchos niños ya se inscribieron sin pagarla, acogidos en la promesa del gobernador de cancelar estos pagos que muchas veces van a parar a los bolsillos de unos cuantos.
Pero la mera bronca es que algunos directores, autoridades escolares y “asociaciones de padres”, ya planean hacer presión boicoteando y mermando la calidad de los servicios y las instalaciones escolares, para que a niños y adultos les duela en el sanitario el no haber pagado las cuotas y así hacerlas volver.
Seguro que la falta de cuotas les pegará en las finanzas personales de los coludidos, pero estos personajes están dispuestos a dar la batalla para no irse solos y que a alumnos y padres de familia les pese hondo no haber hecho su “aportación voluntaria”.
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