El día 9 de agosto fue designado por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, como el Día Internacional de los Pueblos Indígenas del Mundo. En esta fecha se expresa la importancia de la diversidad de culturas de los pueblos indígenas y la renovación de esfuerzos para mejorar su bienestar y asegurar sus derechos.
Esta celebración que se realiza cada año desde 1995, el mismo año en que se lanzó el Decenio Internacional de las Poblaciones Indígenas del Mundo, que tuvo como meta fortalecer la respuesta internacional a los problemas que enfrentan las poblaciones indígenas en áreas como los derechos humanos, la educación, la salud y el medio ambiente. El 9 de agosto marca el aniversario de la primera Reunión del Grupo de Trabajo sobre Poblaciones Indígenas de la Subcomisión de Prevención, de Discriminación y Protección a las Minorías de la Organización de las Naciones Unidas, grupo de trabajo que se reúne desde 1982.
Los pueblos indígenas representan más de 370 millones de personas que viven en cerca de 90 países. Son custodios de un gran acervo de lenguas, tradiciones y fuentes de conocimiento y creatividad. En los últimos años se ha trabajado en torno a la cooperación internacional para la solución de los problemas que enfrentan los pueblos indígenas, en áreas como derechos humanos, medio ambiente, desarrollo, educación, cultura y salud.
México se reconoce de manera oficial como culturalmente diverso desde 1992, con las modificaciones al artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ahora artículo 2º. Esta diversidad se basa en la coexistencia de múltiples pueblos indígenas, que se distinguen por sus diferentes formas de pensar, de actuar y de representar el mundo, para lo cual la lengua es el principal medio.
En México se hablan 364 variantes lingüísticas, agrupadas en 68 agrupaciones lingüísticas y 11 familias lingüísticas, de acuerdo con el Catálogo de las Lenguas Indígenas Nacionales publicado por el INALI en el año 2008, esto lo hace uno de los países con mayor diversidad lingüística del continente, un patrimonio cultural que todos debemos cuidar y fomentar.
Puede decirse que algunos de los factores históricos que han puesto en riesgo la reproducción de estas lenguas son la convivencia de manera desigual de los pueblos indígenas con la sociedad, las acciones que buscaban la homogeneidad, entre las cuales se encontraban la sustitución de la lengua materna por el español en los centros escolares, y la negación de los ancianos y padres ante los fenómenos sociales del racismo y la discriminación.
Otros factores son la dispersión y la tendencia a que el número de hablantes jóvenes se encuentra en disminución. El caso extremo es el del pueblo kiliwa, cuyos pocos hablantes son únicamente personas adultas; de manera general, se han abandonado los mecanismos de transmisión de la oralidad.
En este contexto, resulta primordial reflexionar en torno a las demandas históricas que los pueblos indígenas de México han formulado en numerosas ocasiones: la necesidad de que se respeten y reconozcan sus derechos fundamentales, la conformación pluricultural de la nación, la posibilidad de un desarrollo económico propio y autónomo, la representatividad indígena en los ámbitos político y social, así como el derecho a mantener y desarrollar sus lenguas y prácticas culturales.
Las lenguas son el referente inmediato de cualquier sociedad indígena de nuestro país. A través de las lenguas se desencadenan los procesos de expresión simbólica, a través de ellas se da pie a las múltiples formas de expresar la diversidad cultural. Los pueblos indígenas ocupan un lugar significativo, representativo de la diversidad cultural y con visiones diferenciadas del mundo, íntimamente vinculado a la naturaleza y a la tierra.
Diversidad e interculturalidad son nociones gemelas indisociables; si cada uno puede enseñarnos algo, nosotros podemos aportar algo a todo el mundo. Los pueblos indígenas coexisten con otros sectores sociales necesitados también de un cambio sustancial que les permita alcanzar mejores condiciones de vida.
La alianza entre ellos forma parte del nuevo pacto social para hacer realidad el Estado justo, intercultural, incluyente democrático y equitativo. Esta nueva tarea implica el reto de construir políticas públicas que en materia indígena no pueden seguir siendo responsabilidad de una sola institución, sino de todas las instituciones del Estado mexicano y de la sociedad nacional.
La ONU destaca este año la importancia de los tratados entre los Estados, sus ciudadanos, y los pueblos indígenas, que tienen como objetivo reconocer y defender sus derechos y sus tierras, y establecer un marco de convivencia y de relaciones económicas. Los acuerdos también definen una visión política de varios pueblos soberanos viviendo en un mismo territorio, de acuerdo con los principios de amistad, cooperación y paz.
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