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Caro Quintero: el prisionero callado; Chihuahua y la deuda externa

En el rancho El Búfalo en Chihuahua, Rafael Caro Quintero y sus socios instalaron un sistema de producción agrícola industrial de mariguana como hacen los grandes agricultores de Sinaloa, pero tenían un terreno que sólo se puede conseguir en la tradición megalómana de los terrateniente chihuahuenses. Era noviembre de 1984. La policía llegó al rancho e incautó alrededor de 8,000 toneladas de mariguana, pero los gringos que proporcionaron la información para el operativo policíaco no quedaron muy contentos.
Por lo menos diez horas antes, autoridades mexicanas avisaron a los traficantes sobre el operativo. Por eso no aprehendieron a ningún líder importante. El operativo casi se cancela, porque los camiones que abastecerían el combustible fueron enviados “por error” al lugar equivocado. Los gringos pusieron doce helicópteros, pero sólo uno estuvo listo. No llegó la gasolina.
Y el colmo: ya en El Bufalo encontraron a ocho agentes de la Dirección Federal de Seguridad trabajando para los traficantes.

Poco después, el 7 febrero de 1985, hombres armados secuestraron al agente de la DEA, Enrique Camarena Salazar mientras salía del consulado estadounidense en Guadalajara. A las dos horas también secuestraron al piloto mexicano, Alfredo Zavala Avelar en la carretera Guadalajara-Chapala.
El 12 de febrero, el embajador John Gavin y el titular de la DEA Francis Mullen dijeron que el operativo de El Búfalo se realizó gracias a su información. Guadalajara era el principal centro de operaciones del narcotráfico nacional e internacional. Introducía 38% de la heroína consumida en Estados Unidos. Ofrecieron una recompensa para encontrar a Camarena. Al poco tiempo, cerraron la frontera con la operación Intercepción II y luego la operación Leyenda.
La DEA estaba en guerra.
El 24 de febrero de 1985, Mullen declaró que la Dirección Federal de Seguridad protegía a Caro Quintero, y que la Policía Judicial Federal, al mando de Armando Pavón Reyes, había ayudado a su escape en el aeropuerto de Guadalajara.
En marzo, encontraron los cadáveres torturados de los secuestrados en el rancho El Mareño de Michoacán. La PGR recibió un anónimo desde Los Ángeles con la localización de los cuerpos. El gobernador de Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas se quejó de los judiciales: cien agentes al mando de Pavón llegaron a El Mareño y sin decir agua va mataron a cinco miembros de la familia Bravo.
Las denuncias de la DEA no pararon.
Habían localizado al traficante hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros en un departamento de la ciudad de México el 14 de febrero de 1985, pero el titular de la policía judicial, Manuel Ibarra Herrera, retrasó el operativo casi un día y huyó.
La PGR cesó a Pavón porque le “perdió la confianza”. Puso a Florentino Ventura en su lugar. El cambio fue exitoso. El 4 de abril de 1985, Caro Quintero fue aprehendido por la policía de Costa Rica, gracias a la información proporcionada por la DEA. Lo encontraron echadote en la cama con Sara Cossío, sobrina del presidente del PRI en el Distrito Federal. Ventura se los trajo a México. Mandó a Caro Quintero al Reclusorio Norte de la ciudad de México y regresó a Sarita a su casa paterna. Al poco tiempo, en Puerto Vallarta aprehendieron a Ernesto Fonseca, supuesto cómplice de Caro Quintero en el asesinato de Camarena.
Luego de la aprehensión de Rafael Caro Quintero en 1985 circularon de mano en mano algunas grabaciones en que supuestamente afirmaba que él pagaría la deuda externa si lo dejaban trabajar en paz. Muchas gente pensó que se trataba realmente de Caro Quintero, pero era una parodia de un comediante. El comentario tocó las fibras de los mexicanos en un momento en que “la deuda externa” se había convertido en la culpable de las dificultades económicas de la gente durante las crisis.
En la parodia de Caro Quintero se planteaba un trueque, en que pedía cambiar el discurso criminalizador de las drogas y su tráfico hacia Estados Unidos a cambio de una agenda social más efectiva y profunda que la ofrecida por los políticos —involucrados o no en el narcotráfico. Quizá sin quererlo estas grabaciones se convirtieron en un símbolo de orgullo popular ante la crisis y un sistema político tan inepto como insensible a las necesidades sociales durante los años 1980. Lo curioso es que Caro Quintero no buscó crear esta mitología. Fueron los policías quienes lo empujaron a hablar con periodistas, para publicitar la aprehensión. Un 18 de abril, según una nota de Rafael Medina y Tomás Cano en Excelsior, el director del Reclusorio Norte pidió que platicara con la prensa en su sala de juntas. Se ve la fascinación por el carismático campesino sinaloense que apenas había estudiado hasta primero de primaria en su pueblo natal La Noria. Fueron estas conversaciones las que apuntalaron a uno de los personajes más prominente de la narcocultura mexicana de finales del siglo XX.
-Queremos que nos platique de su niñez…
-Mi niñez fue muy triste y de eso
no quiero hablarles. No quiero acordarme de eso.
-¿No puede describir cómo es su familia?
-No. No quiero.
-¿De qué quiere hablar?
-Pues no sé de qué, porque la he pasado muy difícil aquí. Esa es la verdad. No tengo nada, ni comida, ni nada. El señor director quiso hablar conmigo ayer y dijo que ya estaba solucionado el problema, pero no veo nada claro. Sólo me encuentro a todos ustedes aquí queriendo hablar conmigo.
-Nosotros lo hemos visto muchas veces reír ¿Se considera un tipo simpático?
-No, no simpático, nada más que me siento seguro de mí mismo y muy contento. Ahora estoy aquí adentro, pero he de salir. No debo nada. El dicho dice: el que nada debe, nada teme. A mi me agarraron con nada. No sé cuál es la causa del trato que se me está dando. Me han dado un trato que no creo que a nadie se lo hayan dado: inclusive hasta este momento todavía no como. Un trato… el señor director parece que agarró conmigo un problema personal.
-¿Cree que con usted tratan de justificar una problemática más grande?
-Por lo que estoy viendo, creo que sí. Me tienen no sé cuántos días queriendo pasar ropa mis familiares. Fue hasta anoche cuando lo lograron; no sé a qué horas. Estoy enfermo desde que entré.
-¿De qué está enfermo?
-Pues de gripa, calentura y esas cosas.
El director del Reclusorio, obviamente, no se dio cuenta de que estaba creando a un héroe popular. Quería hacer publicidad a la aprehensión de los sinaloenses, pero le salió el tiro por la culata. Caro Quintero atrajo atención mediática por meses. Y la gente, mis vecinos de infancia en Mazatlán por ejemplo, se encargaron de grabar de una casete a otra la supuesta palabra del nuevo héroe.
-Como ciudadano mexicano ¿Qué piensa de la crisis que vive el país?
-Creo que va a salir adelante. Por ahora no se ve nada claro. Creo que se desvían los problemas y todo recae en mi situación. Todo lo que se dice de mi es la nota importante; se olvidan de los aumentos a los alimentos y a otros servicios.
-¿Cree que es un problema político?
-Yo creo que sí. A mi no me agarraron con nada y ya ven todo el escándalo. No tengo que ver con las acusaciones que se me están acumulando. Ahora veo la cosa un poco dura. ¿Me entiende? El trato que se me dado no es de gentes.
-Su fama de narcotraficante trascendió ya las fronteras del país ¿Qué opina de eso?
-Pues es una cosa muy mala que no debió haber sucedido, porque yo soy una persona igual que cualquier otra, que cualquier campesino.
-¿Qué nos puede decir de los otros campesinos que siguen trabajando como usted hacía?
-Pura gente noble. Como lo soy yo y mis compañeros. Como lo es el señor Ernesto (Fonseca) y toda su gente… mandé construir escuelas, edificar clínicas, introducir luz, agua potable y otros servicios en poblados marginado en Sinaloa, Chihuahua y Jalisco… lo que el gobierno no hace lo hacemos nosotros. Pero lo que hacemos no lo hacemos para que todo el mundo nos tome en cuenta; nada más porque nos sentimos bien con nosotros mismos.
-¿Con qué fondos hacía estas obras?
-Yo tengo engordas de ganado; tengo ranchos ganaderos en donde gano mucho dinero. Me quieren poner como que todo lo he ganado del narcotráfico y en realidad no es así.
-¿En realidad qué tan rico es?
-No, no. Yo no soy tan rico. No tengo todo lo que dicen. Vivo bien, como la gente, gracias a Dios, como cualquiera.
-¿Podría hacer un cálculo de su fortuna?
-No, eso no puedo.
-De lo que deja la ganadería y agricultura ¿usted vivía como lo hacía?
-Todo se lo quieren atribuir al narcotráfico. Nada meten de que he ganado en ganadería. Tampoco meten lo de mi línea de trailers, ni mis fábricas bloqueras. Hago como 100,000 bloques diarios; sin embargo, de eso no dicen nada. Todo se lo atribuyen al narcotráfico.
-¿Entonces no hay anda de narcotráfico?
-Pues no, así como lo dicen no.
-¿Qué quiere decir con eso?
-Quiero decir que de siete casa que tengo, dos podrían ser del narcotráfico, pero cinco no.
-¿Por qué se dedicó al narcotráfico?
-Porque me gustó.
-¿El narcotráfico le daba dinero fácil?
-No. Nada es fácil. Todo cuesta trabajo.
-Entonces ¿qué lo motivó?
-Realmente nada.
-¿Se siente arrepentido?
-Pues qué le dijera. Arrepentido, arrepentido, nunca estoy. Lo hecho, hecho está y ya. Ahora estoy aquí ¿Qué quiere que le diga?
-¿Por qué nunca lo agarraron?
-Porque no querían. Yo allí estaba y me podían agarrar.
Especialmente las periodistas hacían preguntas de su vida romántica. Caro Quintero era la reencarnación de su coterráneo, el actor sinaloense Pedro Infante. Un personaje cinematográfico redondo: campesino que migra a la ciudad, macho juguetón, simpático, rico pero sencillo, carismático y mujeriego.
-¿Está usted enamorado?
-Siempre vivo enamorado.
-¿Está enamorado de varias mujeres o de una sola?
-Las quiero a todas, porque nací de una mujer.
-Rafael, ¿se considera un ser malo?
-No, no… si algo tengo es corazón para todo el mundo.
-¿Y qué hay de su relación con Sarita?
-No tengo nada que explicar sobre eso. De eso nada, por favor.
-¿Cuántos hijo tiene?
-Ya ni me acuerdo… tengo 4 hijos, una niña y tres niños.
-¿Es cierto que se divorció?
-Eso no lo puedo decir, es mi vida privada.
-¿Qué recomienda a los jóvenes que son adictos a las drogas?
-Que no lo hagan. Es lo único que puedo decirles, porque son cosas que no llevan a ningún lado.
-¿Ya se va a retirar del negocio de las drogas?
-Sí, ya me voy a retirar. Quise entrar pero no pude.
-¿Qué le dio por ir a Costa Rica?
Me decía que era un país muy tranquilo, pero por la que veo…
-¿Cuántos años tienes?
-29… más el IVA.
-¿Y te vas a casar?
-A según como me traten las mujeres. Si no me quiere una, pues a lo mejor encuentro otra. Con la que me quiera me voy a quedar. Eso ya lo pensaré. Ahora por lo pronto, no me quiero ni yo solo.
-¿Te consideras broncudo?
-No nada de eso. Bronco sí soy porque nací en un rancho pero broncudo no.
Entonces una reportera de televisión hace una última pregunta.
-¿Qué podría decirle al público que ha seguido su caso?
Rafael miró fijamente al lente de la cámara y sonrientes dijo:
-Estoy con todo mundo y el día que salga quiero ser amigo de todos y muchas gracias por andarme acompañando hasta donde estoy.

Entrevista por:
Froylán Enciso

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Preside Maru Campos Desfile conmemorativo por el 214 Aniversario del Inicio del Movimiento de Independencia

La gobernadora Maru Campos presidió la celebración del Desfile Cívico-Militar, conmemorativo por el 214 Aniversario del inicio del Movimiento de Independencia en México, que se llevó a cabo en las principales calles y avenidas de la ciudad de Chihuahua.

En total marcharon más de 4 mil personas: 380 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional y Guardia Nacional, 1,330 de la Secretaría de Seguridad Pública Estatal (SSPE) y la Policía Municipal, y 2 mil 200 civiles de planteles educativos y asociaciones, entre otros. 
 
Durante el acto, la mandataria estatal estuvo acompañada por el General de Brigada, Diplomado de Estado Mayor, Rubén Zamudio Matías, comandante de la 5/a Zona Militar, así como por miembros del Gabinete del Gobierno del Estado.

La titular del Ejecutivo, además interactuó con algunas de las miles de familias que se dieron cita en las inmediaciones de la Plaza del Ángel, con las que se tomó la tradicional fotografía del recuerdo.

En el recorrido que inició en punto de las 10:00 horas, tomaron parte además elementos del Cuerpo de Bomberos, dos helicópteros de la SSPE, 162 vehículos, 6 cuatrimotos, 38 motocicletas, 33 bicicletas, 20 jinetes de la Policía Montada y 22 canes.

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