El presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, propuso el lunes cambios históricos en el sector energético de su país, al abrir la puerta a los gigantes petroleros mundiales como Exxon Mobil y Shell para invertir en el monopolio petrolero estatal de México, Pemex, la octava compañía petrolera más grande del mundo y un símbolo de profundo orgullo nacionalista.
En un discurso altamente esperado, en las capitales petroleras, de Houston a Río de Janeiro, Peña Nieto se abstuvo de ofrecer a las empresas petroleras extranjeras lo que realmente quieren: el derecho a poseer y vender el petróleo que extraen en México.
En su lugar, propuso cambios constitucionales que permitirían asociaciones de riesgo y participación entre empresas extranjeras y Pemex, una medida destinada a atraer la inversión y tecnología necesarias para explotar los inmensos, pero difíciles de alcanzar, yacimientos de México en aguas profundas y de lutita bituminosa. Al mismo tiempo, Peña Nieto destacó que Pemex seguirá siendo el único propietario y administrador del petróleo mexicano.
“Pemex no se venderá ni será privatizado”, aseguró Peña Nieto en un discurso que no ofreció muchos detalles sobre cómo los inversionistas podrían asociarse con Pemex, que representa cerca de 30% del presupuesto nacional de México, incluso cuando la producción de crudo ha comenzado a decaer.
Queda por ver si la oferta de riesgo y participación de Peña Nieto será suficiente para atraer a empresas como Shell, BP, Exxon Mobil y la brasileña Petrobras, que tienen la experiencia necesaria para modernizar la industria petrolera mexicana.
Tampoco está claro cómo serán recibidas las reformas por un público mexicano que considera al petróleo de la nación como un tesoro nacional casi sagrado.
Encuestas recientes muestran que alrededor de 65% de los mexicanos se opone a los cambios constitucionales, como los que Peña Nieto ha propuesto, al considerarlos como el equivalente a vender el recurso más valioso de la nación.
La pregunta es ¿cómo perciben las empresas las reformas del Presidente mexicano?
“Para las empresas petroleras internacionales, la conclusión se puede expresar concretamente así: ‘¿Tenemos una oportunidad seria para hacer negocio o no?’”, indicó George Baker, un analista de la industria petrolera con sede en Houston.
En ciudad del Carmen, Campeche, para los mexicanos que acuden aquí para trabajar como soldadores, plomeros, buzos e incluso limpiadores de baños no sindicalizados, hay varias señas que hablan de un futuro sombrío, el que -temen- vendrá con los cambios propuestos por Peña Nieto.
Si bien los funcionarios prometen que nuevos puestos de trabajo surgirán de la apertura de Pemex a los inversionistas extranjeros, los trabajadores aquí aseguraron que ya experimentan una especie de privatización en la que Pemex ha estado enfrascada durante décadas: la adjudicación de contratos a empresas que reclutan a trabajadores con el menor salario posible para atender las plataformas.
“Todo es en beneficio de los grandes empresarios”, expuso Carlos, un soldador, que sólo dio su primer nombre por temor a ser despedido por hablar sobre las prácticas de contratación que cree que sólo continuarán con las propuestas de Peña Nieto. “Los ricos se hacen más ricos y los pobres serán más pobres”, concluyó.
Campos de detención: el terrible plan de Trump contra los migrantes
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a encender las alarmas en el ámbito migratorio al adelantar un plan que, de concretarse, marcaría un giro radical en la política de deportaciones de Estados Unidos. Sus recientes declaraciones apuntan a la creación de un sistema masivo de detención y expulsión, respaldado por el ejército, lo que ya ha generado controversia entre expertos, activistas y políticos de todas las esferas.
Una emergencia nacional para deportaciones masivas
Trump, quien regresará a la Casa Blanca en 2025, reafirmó en la plataforma Truth Socialque su administración estaría preparada para declarar un estado de emergencia nacionalcon el objetivo de enfrentar lo que ha llamado «una invasión permitida por Joe Biden».
Esta declaración se suma a los comentarios de Tom Fitton, director de la organización conservadora Judicial Watch, quien sugirió que se utilizarían recursos militares para implementar un programa de expulsiones masivas. El expresidente respondió tajantemente: «¡Es verdad!».
El alcance de este plan incluye el despliegue de la Guardia Nacional y, si es necesario, tropas federales. «La Guardia Nacional debería ser capaz de encargarse de las deportaciones; si no, usaría el ejército», afirmó Trump en una entrevista con Time en abril.
Durante su presidencia, Trump endureció significativamente las políticas migratorias, pero sus nuevas propuestas revelan un nivel de agresividad sin precedentes. A esto se suma, la idea de establecer «campos de detención» en Texas, en donde se albergaría a los migrantes antes de ser deportados.
Texas ofrece tierras para la construcción de campos de detención masiva
La comisionada de la Oficina General de Tierras de Texas, Dawn Buckingham, ha propuesto una medida que podría convertirse en el primer paso hacia la creación de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
En una carta dirigida al presidente electo Donald Trump, Buckingham ofreció al gobierno 567 hectáreas de tierra ubicadas en el condado de Starr, cerca de Rio Grande City, para la construcción de instalacionesdestinadas a procesar, detener y deportar a migrantes de manera masiva.
Este terreno, que actualmente se utiliza para cultivos agrícolas como cebollas, canola y maíz, sería destinado a albergar campos de detención, una propuesta que ha generado gran controversia en medio del debate migratorio.
Buckingham destacó que la Oficina General de Tierras de Texas está lista para colaborar con el Departamento de Seguridad Nacional y otras agencias federales para hacer realidad este proyecto, el cual se alinea con los planes de Trump para reforzar las políticas de deportación y control fronterizo.
Sheinbaum reacciona a deportaciones masivas y campos de detención
La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, expresó su desacuerdo con laspolíticas migratorias propuestas por Donald Trump, especialmente en relación con la posible deportación masiva de migrantes y la construcción de campos de detención en la frontera sur de Estados Unidos.
Durante su conferencia de prensa mañanera, Sheinbaum destacó que su gobierno no acepta que los migrantes sean tratados como criminales, subrayando que existen instituciones de justicia para abordar estos temas de manera adecuada.
«Primero, evidentemente no estamos de acuerdo en que se trate a los migrantes como criminales, para eso existen las instituciones de justicia en cualquier lugar del mundo», afirmó la mandataria, quien también enfatizó la relevancia de la contribución de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
En este sentido, Sheinbaum detalló que su administración tiene cuantificados los beneficios que estos migrantes aportan al país vecino, tanto a nivel laboral como en términos de impuestos.
Como parte de las preparaciones para un posible cambio de administración en Estados Unidos, Sheinbaum informó que su gobierno trabaja en un plan para enfrentar la eventualidad de deportaciones, asegurando que, en caso de que se den, México está listo para recibir a los connacionales deportados.
«En caso de que hubiera deportaciones nosotros vamos a recibir a las y los mexicanos, tenemos un plan para ello, pero vamos a trabajar previo a ello que no tienen por qué deportarse a nuestros connacionales, que al contrario, benefician incluso la economía de Estados Unidos», añadió.
Además, la mandataria anunció que, en los próximos días, se celebrará una reunión con su gabinete para definir los temas clave que se tratarán con el equipo de Trump una vez que este asuma la presidencia, entre los que se incluyen la seguridad, el Tratado Comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como cuestiones culturales y de amistad bilateral.
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