Después de 26 días de ocupación, la Policía Federal (PF), apoyada por granaderos del DF, recuperó el Zócalo de la Ciudad de México en un operativo con saldo de 11 policías heridos, un número indeterminado de manifestantes lesionados y 31 detenidos, ninguno de ellos identificado con la CNTE, de acuerdo con el comisionado nacional de Seguridad Pública, Manuel Mondragón y Kalb.
Desde las 11 horas, tres mil 600 uniformados, apoyados por al menos dos tanquetas de agua, se apostaron en calles aledañas al primer cuadro de la ciudad; al menos dos helicópteros Black Hawk sobrevolaron la zona.
A las 14 horas, el comisario general de la PF, Enrique Galindo Ceballos, y el secretario de Gobierno del GDF, Héctor Serrano, se trasladaron a la calle 20 de Noviembre para anunciarles a los casi mil maestros —de al menos 20 mil que había en días anteriores— que se usaría la fuerza a las 16 horas si aún continuaban en la plaza.
Cinco minutos antes de vencerse el ultimátum, una voz anunció: “¡Camaradas, es momento de salir!”. El secretario general de la Sección 22, Rubén Núñez, encabezó el éxodo de los disidentes.
Jóvenes embozados, con petardos, tubos, piedras y palos, se enfrentaron con policías federales en Izazaga, 5 de Mayo e Isabel la Católica y Eje Central y Juárez. Tras un operativo que duró al menos siete horas, la CNTE acampó en el Monumento a la Revolución.
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