Estados Unidos, Francia y Reino Unido advirtieron el lunes al presidente Bashar al Assad que habría consecuencias si no se adhiere a los términos de un pacto bajo el cual Siria entregará sus armas químicas, mientras que expertos de Naciones Unidas confirmaron el uso de gas sarín en el ataque del 21 de agosto en Damasco.
Rusia, que negoció el acuerdo con Estados Unidos, llamó a no imponer castigos muy duros contra el mandatario sirio, un aliado de Moscú. En Siria, se reportaron enfrentamientos en varios frentes, y Turquía informó que sus aviones de guerra derribaron un helicóptero sirio que traspasó el espacio aéreo turco, aseguró Reuters.
Reino Unido, Francia y Estados Unidos, tres miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pactaron buscar una resolución fuerte que establezca lineamientos para la remoción de las armas químicas de Siria, dijo la oficina del presidente galo, François Hollande.
Un reporte de la Organización de Naciones Unidas respecto al ataque del 21 de agosto confirmó «de manera inequívoca y objetiva» que se utilizaron armas químicas, según el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
«Esto es un crimen de guerra», dijo Ban al Consejo de Seguridad. «La comunidad internacional tiene la responsabilidad de hacer que los perpetradores respondan y asegurar que las armas químicas no vuelvan a emerger como un instrumento de guerra», agregó.
El reporte no dijo quién llevó a cabo el ataque. Ban dijo el viernes que Al Assad «ha cometido muchos delitos de lesa humanidad», aunque evitó responsabilizarlo directamente por el incidente del 21 de agosto.
Funcionarios de Reino Unido, Francia y Estados Unidos dijeron el lunes que el informe de la ONU no dejaba dudas respecto a que Assad es el responsable por el ataque con armas químicas, aunque el enviado ruso sostuvo que no existían suficientes pruebas para demostrarlo.
Al Assad y Rusia han culpado a los rebeldes.
Defensa rusa
Durante el fin de semana, Estados Unidos llegó a un acuerdo con Rusia que podría evitar una ofensiva estadounidense contra Siria en castigo por el ataque del mes pasado.
El secretario de Estado estadounidense, John F. Kerry, dijo en una conferencia de prensa en París que las tres potencias acordaron con Moscú que Al Assad debe sufrir consecuencias si no cumple con las demandas de la ONU.
El acuerdo no ofrece ningún «salvavidas» al líder sirio, que «perdió toda legitimidad», agregó Kerry.
Luego de que Hollande se reuniera con Kerry, el secretario de Relaciones Exteriores británico, William Hague, y su par francés, Laurent Fabius, un colaborador del Gobierno de París dijo: «La idea es adherir a una línea firme».
«Acordaron buscar una resolución fuerte y robusta que establezca plazos precisos y vinculantes con un calendario», dijo el funcionario, que habló bajo condición de anonimato.
Rusia acusó a los europeos de intentar dar otras interpretaciones al acuerdo.
En Moscú, el ministro de Relaciones Exteriores Sergei Lavrov dijo que apresurarse a esbozar una resolución que amenace con castigos a Siria ante una eventual desobediencia dejaba en evidencia una «falta de entendimiento» del acuerdo alcanzado.
«Nuestros (socios) europeos quieren nuevamente revisar unilateralmente lo que hemos acordado con los estadounidenses. Esa no es la forma de hacer negocios, y estoy seguro que pese a estas declaraciones que han llegado desde capitales europeas, los estadounidenses, como negociadores correctos, se apegarán estrictamente a lo que se ha acordado», declaró Lavrov.
Conversaciones de paz
Lavrov también dijo que sería momento de evaluar medidas para obligar a los enemigos de Assad a asistir a una conferencia de paz internacional, en lugar de sólo pedirles que acudan. Hasta el momento los rebeldes han dicho que no asistirán a las conversaciones si el presidente sirio participa en ellas.
El acuerdo alcanzado en Ginebra entre Moscú y Washington ha suspendido la amenaza de un ataque inmediato de Estados Unidos, y Lavrov destacó que no incluía el uso automático de fuerza si es que Siria no cumplía.
El Gobierno de Damasco calificó durante el fin de semana como una «victoria» el acuerdo patrocinado por Rusia, mientras que los rebeldes que luchan desde el 2011 por derrocar a Assad señalan que el pacto benefició a su enemigo en la guerra civil.
Al Assad rápidamente dispersó sus fuerzas para protegerlas de los ataques con los que amenazó Estados Unidos como castigo por las agresiones con armas químicas ocurridas en suburbios de Damasco el 21 de agosto, que según Washington provocaron la muerte de más de 1.400 personas, muchos de ellos niños.
El reporte del investigador jefe de armas químicas de la ONU, Ake Sellstrom, que fue presentado al Consejo de Seguridad el lunes, afirmó que existe «una evidencia clara y convincente de que fueron usados cohetes desde tierra hacia tierra que contenían el agente nervioso sarín» en el ataque.
Voces de oposición dicen que el acuerdo de armas químicas le permite a Assad seguir con su guerra convencional, en la que más de 10.000 personas han muerto, según cifras de la ONU.
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