¿Cuántos productos de higiene personal utilizas al día? La mayoría de ellos, contienen un antibacterial sintético llamado triclosán. Desodorantes, jabones, pastas de dientes, enjuagues bucales, cosméticos, etc. presentan este químico que, al filtrarse en los ríos, favorece el desarrollo de bacterias resistentes. Además de irrumpir en la vida acuática, estas bacterias pueden ser inmunes a importantes antibióticos.
El triclosán fue inventado para cirujanos en la década de los 60 como un poderoso agente antibacteriano y fungicida. Actualmente, se utiliza en una amplia gama de productos de limpieza y de cuidado personal. A través de las aguas residuales domésticas, alcanza los ríos y altera peligrosamente su ecosistema.
Investigadores de la Universidad de Loyola en Chicago y el Centro de Tecnología Sustentable de Illinois, han sido los primeros en documentar la resistencia al triclosán en un ambiente natural. Condujeron estudios en arroyos y ríos dentro de la región metropolitana de Chicago y encontraron una correlación entre la urbanización y un aumento, tanto de triclosán en los sedimentos, como de las bacterias resistentes a la sustancia.
Entre las consecuencias ambientales que detectaron los científicos, se encuentra un incremento de 6 veces en la cantidad de cianobacterias y un dramático declive de alga. Estas bacterias son menos nutritivas que las algas y pueden producir toxinas, por lo que afectan a las comunidades animales que habitan el río contaminado.
Mientras que las bacterias evolucionan a resistir los antibacteriales, varios antibióticos se vuelven inútiles. Este estudio ayuda a entender los efectos, tanto en el medio ambiente como en la salud humana, que pueden provocar los antimicrobiales sintéticos.
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