Poco más de un año. Es el tiempo que le ha hecho a falta a Valeria Lukyanova para alcanzar la fama, erigirse como la Barbie humana más alienígena de la historia, acumular decenas de miles de seguidores en su canal de YouTube, conseguir que Vice le dedicase un bizarro documental y reivindicarse ante la plebe como la La Diosa Amatue, la nueva guía espiritual de las masas capaz de sentir experiencias extracorporales. Bienvenidos al inquietante y surrealista mundo de la Barbie espacial. Una gurú que llegó de Venus para convertirnos en semidioses.
1. En su pueblo (casi) todas son así. Un talk show de un canal ucraniano descubrió el pastel en 2012. Algó debe filtrarse en el puerto de Odessa (Ucrania) para acumular tanto afán por convertirse en clones andantes de los cánones de Mattel. En el programa, Anime (Anastasya Shpagina, una adolescente que se levanta cada día a las cinco de la mañana para conseguir unos ojos de dibujo japonés) compartía plató (y aficiones cosméticas) con nuestra Barbie Amatue, que defendía su físico para promocionar sus sesiones espirituales a 80 dólares por cabeza. Entre los invitados, Dominika, compañera de fatigas esótericas de Amatue y Olga Oleynik, otra muñeca viviente operada para conseguir una réplica de las medidas de Barbie.
2. Reniega de la cirugía estética y del Photoshop. «Mirad, ni una cicatriz, tengo todas mis costillas». Amatue se contonea frente a la cámara en tanga y presume de escote en su documental. Dice que sólo sus pechos han pasado por el bisturí y que su imagen responde a mucho ejercicio y 30 minutos de cardio diario. Tampoco se corta en retar a su ejército de amargados trolls para «que aprendan ser felices» y se olviden de ella. «Quizá en algún momento me convertí en un vampiro emocional, porque recibía la reacción negativa del público y la sentía en mis carnes». Pura sabiduría new age.
3. Viene de Venus y los alenígenas y los mayas son sus mejores amigos. La infancia de Amatue, cuando aún creía ser la simple mortal Valeria y no era consciente de su estado de deidad, fue un cúmulo de emociones. «Tenía 12 o 13 años cuando empecé a ver a espíritus de otras dimensiones, mi madre dibujaba círculos alrededor de mi cama para protegerme». Tras una visita al psicólogo, que resultó ser un experto en temática esotérica, comprendió su verdadero rol intraplanetario. «Durante mucho tiempo creí que era de Venus, no recuerdo que pasó antes, porque es muy difícil restaurar los recuerdos sobre encarnaciones pasadas en otras planetas». Resuelto el enigma de su verdadero origen, y tras pasar una cómoda estancia con los Mayas, Amatue presume de tener charlas animadas con los alienígenas. «Mi comunicación con ellos no es verbal, hablamos el lenguaje de la luz. Lo aprendí cuando estuve en contacto con ellos. Ahora sé que mi espíritu es antiguo, y que los humanos pertenecen la civilización menos sofisticada de la historia».
4. Está casada (puede que con un extraterrestre) y tendrá hijos, aunque noserán de este mundo. Amatue no ha desvelado si su marido es o no un alien, «no quiero dañar su reputación», dice. Lo que sí asegura es que «nunca» parirá un ser humano. «Una vez que pude viajar fuera de mi cuerpo, recordé que no era humana y que mi espíritu tampoco lo era, por lo que no debería tener hijos en este mundo».
5. Quizá por eso rechazó al Ken humano. Encuentro hubo, conexión no. Tras conocer a Justin Jedlica, el hombre con más operaciones de cirugía estética de la historia (aka el Ken humano) los reproches llegaron. Él le llamó Drag Queen y ella dijo que él era producto del bisturí. Poca química y mucha animadversión.
6. Tiene un libro sobre viajes astrales y más de 100 canciones en su repertorio. «No importa cuántas cosas malas se digan de mí, pronto seré una estrella pop y una famosa maestra sobre experiencias extracorporales». Tiembla, Lady Gaga.
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